El secreto de la evolución de Vinícius se explica desde el pase
El brasileño es un gran pasador y sus cifra siguen en aumento.

Si uno se vuelve a conectar al fútbol en pleno 2025 después de más de un lustro sin ver partidos probablemente no se crea que Vinícius Jr sea el jugador que es, alejado ya de la frustración a la que parte de la prensa le sometió en sus inicios, un futbolista que año a año ha ido añadiendo recursos a su juego, expandiendo sus poderes y viendo cómo su influencia va mucho más allá de la que en 2020 apuntaba. Ya no solo desborda, si no que marca y sus pases, algo que en sus inicios era un solar, son ahora un arma que el Real Madrid está sabiendo aprovechar.
Existirán pocos casos tan mediáticos como el suyo, donde el tiempo y los partidos han configurado una base técnica y táctica muy superior a la que se imaginó. No es que Vinícius no pudiese dar esos pases, sino que uno no imaginaba que los pudiese dar, por lo que el resultado final es más sorprendente. Tras la marcha de Karim Benzema en 2023, Ancelotti decidió darle todavía más poder a Vini, ya no como ese extremo que era el contrapeso al talento inmenso de Karim entre líneas, sino como parte de la zona central, siendo, en muchos partidos, el punta del equipo. Y el brasileño lo tradujo como si en realidad estuviese predestinado a ello.
En la temporada 19/20, Vinícius promediaba 0,14 asistencias esperadas por cada 90 minutos, para pasar a 0,11 la temporada siguiente, cifras bajas para un jugador que encaraba por fuera y que, por aquel entonces, tenía poco gol. Vini todavía trataba de buscar su rol en un Real Madrid corto de talento, envejecido y con unas jerarquías por cambiar. Esta temporada, con Mbappé, Bellingham y Rodrygo ya asentados en el once titular, Vinícius lidera la tabla del Real Madrid en cuanto a asistencias esperadas, con 0,24 por cada 90 minutos. Nunca había producido tanto.
Un atacante más completo
Donde se ve la evolución ya no es en lo numérico, si no en el tipo de pase que emplea Vinícius. Ha ido perfeccionando su envío para aprovechar al máximo las virtudes de sus compañeros, todos capacitados para trazar desmarques largos que destrocen la defensa rival. Ese balón, escorado, es conocido como throughball, o lo que es lo mismo: un pase que deja a un compañero tras la defensa después de batir esa última línea. En este apartado, reservado a los mejores pasadores (en Liga lo lideran Pedri, Baena, Raphinha y Lamine Yamal con 13 envíos cada uno), ha ido mejorando para pasar de los 0,12 de la 20/21 a los 0,31 de este curso.


Este pase, que antes no daba, es la respuesta a sus compañeros, distintos al Benzema de 2019-2023, y a su forma de añadir recursos a su repertorio. Cuando recibe fuera, con Mbappé por dentro, esa jugada se convierte en muy difícil de defender, porque aún previniendo el acierto, una posible recepción aniquila cualquier plan previo. Desde hace tiempo que el exterior de Vinícius ha ido mejorando, y con la llegada de Mbappé convierte la última línea del rival en algo mucho más fácil de explotar, aunque no siempre sea así.


A su repertorio por fuera se le suma la presencia en zonas interiores, algo que Ancelotti ha ido mimando para que el brasileño explote con Mbappé, Rodrygo y Bellingham. Su velocidad de ejecución es muy alta y permite que el resto aproveche ese toque. Esta temporada, Vinícius ha dado 37 pases clave sin contar balón parado, más que cualquier otro futbolista del Real Madrid en Liga.
Simeone ante el poder del Real Madrid
El Atlético de Madrid ya mostró en Liga cómo quiere defender al Real Madrid. Priorizará un bloque bajo con muchas ayudas por fuera y saturación de piernas por dentro. El plan es que sus centrales, más lentos y con mucha menos cintura que los atacantes blancos, salgan de zona, algo que pondría en serio riesgo el estado anímico de los de Simeone, y para evitarlo el Cholo contará con físico en las alas (Llorente, Giuliano, Gallagher, Lino) para facilitar recorridos y castigar el miedo del Real Madrid a la pérdida.
En el último choque, Vinícius no pudo sacar a relucir su pase porque el Atleti se lo negó, tapando espacios dentro y buscando que todo fuese por fuera, confiando en su defensa del área y el poder de las ayudas. Funcionó a medias, porque si bien es verdad que el resultado les acompañó (1-1), no lo hicieron la sensaciones en la segunda mitad, con un Atlético que no controlaba las segundas jugadas y con poca capacidad para salir. Pase lo que pase, Vinícius seguirá teniendo muchas de las posibles respuestas al partido, unas que distan de las que podía ofrecer hace un tiempo y que le hacen, sin duda alguna, un jugador de muchísimo más poder ofensivo.