La vida del Shakhtar y de la selección de Ucrania, una odisea entre sirenas y lejos de casa
Los de Donetsk recibe al Barça en Hamburgo con el reto de sobrevivir en la Champions, como la selección lo hará ante Italia en dos semanas por la Eurocopa.
Por momentos lejos de las llamas y del sonido de sirenas, en la calma del Mediterráneo, Sergei Rebrov prepara desde su casa de Marbella el último partido de la selección ucraniana de la fase de grupos de la Eurocopa. Un encuentro trascendental ante Italia (20 noviembre, a las 20:45) que se jugará en el estadio del Bayer Leverkusen. De no ganar, a los ucranianos les quedará una rocambolesca repesca. En Rebrov confían.
El exilio de uno de los mejores jugadores de la historia de su país es obligado, aunque ganas de colaborar con la defensa militar no le faltan. "Sabe que él no puede ir allí, pero intenta ayudar a su país desde su figura de deportista, en las redes, con mensajes... Cuando acabamos un partido, nuestros jugadores lo primero que hacen es dedicarle la victoria a los militares y poner mensajes en sus redes", explica Albert Bosch, su mano derecha desde hace años, tanto en el Dinamo de Kiev como en el Ferencvaros o el Al Ain. La primera reacción del propio Rebrov, que se encontraba en Arabia Saudí cuando estalló el conflicto, fue la de volar a su país y empuñar un arma. Tuvo que contenerse las ganas por una invasión que tildó de "racista".
El grueso del cuerpo técnico de Ucrania está en España. Rebrov es el único que viaja porque tiene permiso, aunque necesita realizar todos los trámites pertinentes para entrar y salir del país, al igual que los jugadores: una odisea que repiten a menudo, especialmente los del Shakhtar Donetsk, acostumbrados ya a jugar fuera de su ciudad, epicentro de un conflicto que dura años.
🔝 Define al MVP del Barça - Shakhtar.
— Relevo (@relevo) October 25, 2023
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"Hay mucho desgaste psicológico, pero muchos tienen la familia fuera"
"Juegan sus partidos en Lviv, pero tiene una odisea para salir de Ucrania. Un tren hasta la frontera, otro hasta el aeropuerto y luego les toca volar hasta el lugar donde nos toque jugar. Son unas 11 o 12 horas. El problema lo tenemos con el permiso de los jugadores para salir del país", relata Bosch, quien explica que "hay mucho desgaste psicológico por todo lo que viven, aunque la mayoría de ellos han conseguido llevar a la familia fuera de Ucrania. Entrenar y jugar, incluso estar con la selección, les sirve de vía de escape".
Desde su casa de Sitges, el asistente junto a Vicente Gómez, de Bilbao, analizan los partidos de los jugadores ucranianos por televisión, en partidos con estadios vacíos y con sonidos de sirenas. Ponen también un ojo en el resto de Europa, donde la mitad de los futbolistas compiten en otras ligas como la inglesa, la italiana o la española, con la dupla del Girona formada por Viktor Tsygankov y Artem Dovbyk como estandartes: "Son dos grandes oportunidades de mercado que ha aprovechado perfectamente Quique Cárcel. Tsygankov entiende el juego, tiene calidad, se ha adaptado perfectamente. Dovbyk ya fue el máximo goleador el curso pasado", apunta.
"Los ucranianos del Girona son dos grandes oportunidades de mercado"
Asistente de la selección de UcraniaEl Shakhtar, rival del Barça esta tarde (18:45), también es un bastión del equipo nacional. Sin duda, por su localización, es el equipo que más sufre. Bosch destaca a Sudakov, un futbolista diferencial de solo 21 años que está ya preparado para dar el salto a un grande de Europa. No estará solo en Hamburgo. Tendrá afición en las gradas, porque ahora mismo la población ucraniana está repartida por Europa. La selección ha disfrutado de ello en sus últimos encuentros.
"Jugamos en Eslovaquia ante Malta y logramos que el estadio estuviera lleno, con unas 19.000 personas. Ante Inglaterra en Breslavia, Polonia, también se llenó con 44.000 espectadores. Hay mucho migrante en el país vecino. Y ante Italia esperamos otra entrada exitosa, con un 70 u 80% de ucranianos. Están repartidos por toda Europa", explica Bosch. Así afronta el Shakhtar y Ucrania dos semanas determinantes. Primero, el Barça; y luego Italia, esquivando el fuego.