El verdadero Leipzig no es de Red Bull: 128 años de historia, tres Bundesligas y una caída a los infiernos por la crisis
Mientras que el RB Leipzig sólo tiene 14 años de vida, su vecino en la ciudad, el Lokomotive, es de los más antiguos de Alemania.

En el fútbol de Leipzig también cabe el espacio a la tradición. No todo recae sobre el equipo del toro rojo, una entidad con sólo 14 años de vida. Al contrario. Existe un club con 128 años y una historia de triunfos pero que hoy en día vive de recuerdos, peleando en la cuarta división del fútbol alemán por recuperar la gloria. Se trata del 1. FC Lokomotive Leipzig, el primer campeón nacional de Alemania.
Nació en 1896 bajo el nombre VfB Leipzig. Junto a otros 85 clubes del país fundó la DFB (Federación Alemana de Fútbol) en 1900 y en 1903 se proclamó campeón de la Bundesliga, título que revalidó en 1906 y 1913. No volvieron a levantar uno hasta 1936 (Copa de Alemania). El nombre Lokomotive, tradicional en equipos del este de Europa y relacionado con la industria ferroviaria, empezó a usarlo en 1966. Lo bautizó así el Gobierno de la República Democrática Alemana (RDA) después de pasar por una disolución con el final de la Segunda Guerra Mundial y tras una nueva unificación entre dos clubes de la zona, el SC Rotation y el SC Leipzig.
Consiguió una Intertoto en 1966 y cuatro copas de la RDA (1976, 1981, 1986 y 1987). Pero en 2004 comenzó una caída a los infiernos. El club se declaró en bancarrota y los problemas económicos le llevaron a perder categorías de forma estrepitosa. Antes de aquello intentaron recuperar el nombre de VfB Leipzig hasta que en 2003 un grupo de aficionados lo rescataron para devolverle el Lokomotive. Allí empezó una escalada que aún continúa.
Mantienen su estadio de toda la vida, el Bruno-Plache, aunque luce muy distinto a antaño. Se inauguró en 1922 con una capacidad para 40.000 espectadores, pero problemas de seguridad durante los noventa obligaron a retirar gradas reduciendo drásticamente el aforo hasta los 10.900, aunque se espera aumentar en 5.000 esa cifra tras una reforma que se está llevando a cabo.
Como el resto de equipos de su categoría, sufre ahora las penurias del fútbol modesto. El último encuentro contra el FC Carl Zeiss Jena no se pudo jugar porque la lluvia destrozó el terreno de juego. Un club que fue gigante y que ahora vive la peor cara del fútbol. A pesar de los males, los aficionados siguen acudiendo religiosamente cada dos fines de semana a ver a su equipo. Su media de asistencia supera el 90% y sus hinchas viajan los fines de semana para seguirlo por la región.
Mantiene a rajatabla lo que llaman Código de Honor, siete preceptos que deben cumplir jugadores y, sobre todo, los fans del Lok. El mismo entró en vigor en febrero de 2014:
Código de Honor del Lokomotive Leipzig
- El azul y el amarillo son nuestros colores.
- Trato respetuoso unos con otros.
- El racismo no es un canto de nuestros aficionados.
- No violencias dentro o fuera del estadio.
- Tolerar las emociones.
- Estadio Bruno-Planche: nuestra casa.
- Cohesión y comunidad.
Un eterno rival que no es el RB Leipzig
¿Existe rivalidad con RB Leipzig? Lo cierto es que poca. La primera vez que se enfrentaron fue en 2009. El nuevo millonario de la ciudad, impulsado económicamente por una marca de bebidas energéticas, irrumpió en las ligas locales con el objetivo de, en el menor tiempo posible, alcanzar la Bundesliga. Sólo tardaron siete años (2016).

Pero lo cierto es que mientras los focos apuntan al Red Bull Arena, la gran rivalidad de la ciudad de la provincia de Sajonia la protagonizan el Lokomotive y el BSG Chemie, otro histórico asolado por los problemas financieros y que desde 1997 trata de reinventarse. Comparten liga (Regionalliga Nordost), ocupan la zona baja y se han enfrentado en una ocasión esta temporada (1-1). Volverán a hacerlo el próximo 5 de mayo, fecha marcada en rojo para los fans de ambos clubes.
Como curiosidad, Marco Rose, actual técnico del RB Leipzig y originario de la ciudad, comenzó su carrera profesional a los mandos del Lokomotive. Pasó una temporada, la 2012-2013, y jugó dos partidos contra el actual gigante de la ciudad, cosechando una derrota y un empate. Aún así, sus ideas convencieron a los dirigentes del grupo Red Bull, que decidieron ofrecerle incorporarse al proyecto, más concretamente al RB Salzburgo.
Ahora, muchos años después de sus mejores tiempos, viven otra realidad. La de un equipo obligado a pasar por penurias y apoyarse más que nunca en sus aficionados para volver a lo más alto. El camino está lejos, pero la convicción de que lo conseguirán se mantiene. Pero sobre todo, con una idea muy diferente a la de su vecino en la ciudad.