COPA | BARÇA - R. MADRID

El Clásico es un vaso a punto de rebosar en el Real Madrid

La última derrota (0-5) ante el Barça dolió especialmente. La afición pidió la dimisión de Toril y la impaciencia cala en Valdebebas.

Alberto Toril, entrenador del Real Madrid, saluda a Aitana Bonmatí, jugadora del Barcelona, tras el Clásico en Copa de la Reina. /GETTY
Alberto Toril, entrenador del Real Madrid, saluda a Aitana Bonmatí, jugadora del Barcelona, tras el Clásico en Copa de la Reina. GETTY
Mayca Jiménez

Mayca Jiménez

Diecisiete gotas colmaron el vaso de la paciencia del Real Madrid en su llegada al fútbol femenino. Cinco años y diecisiete Clásicos -que casi que podrían llamarse 'gotones'- dejan el agua a punto de rebosar. Con una calma tensa en Valdebebas. Porque ha sido difícil digerir última derrota ante el Barça (0-5) en la ida de las semifinales de la Copa de la Reina -la vuelta será este miércoles (19:00h, LA 2)-.

Si hasta ahora los argumentos del tiempo, del presupuesto o de la experiencia han valido para secar las lágrimas tras cada enfrentamiento ante las azulgranas, el último palo ante el equipo catalán ha invitado a una reflexión más allá de estas 'excusas'. Porque, aunque no se exigen resultados inmediatos, se palpa cierta impaciencia por la mala imagen que ha dejado el equipo en los últimos Clásicos. Tal y como ha podido saber Relevo, en Valdebebas están preocupados y consideran que la plantilla tiene nivel suficiente para competirle al Barça. O, al menos, para no encajar resultados tan duros como los que se han dado en los últimos Clásicos.

En datos, el Real Madrid lleva más de dos años sin marcar un gol al Barça y, en los últimos partidos, el balance deja un sonrojante 31-0 desde aquel último tanto blanco en un Clásico: en la Supercopa de 2023, con un 3-1 en el luminoso. Esto se traduce en un malestar general en el madridismo, al que poco gustaron las palabras de Alberto Toril tras caer ante las catalanas en el Alfredo Di Stéfano.

"En el juego hemos estado muy parejos e incluso hemos tenido más disparos que ellas", dijo el entrenador blanco, que recibió pitos y cánticos de "dimisión" durante el Clásico. Una situación delicada en la que, de nuevo, ganar -incluso empatar o perder por poco- Barça aparece como única vía para calmar los ánimos.

Pese al 'imposible' de la eliminatoria -el Real Madrid tendría que pasar de perder diecisiete Clásicos a ganar por 0-6 al Barça-, el partido de este miércoles en la Ciudad Condal es un salvavidas emocional para el madridismo. Los cincos años de espera y la desgana progresiva -según avanzan los resultados sin victoria- en los Clásicos retratan una situación que está a punto de explotar.

Hasta las jugadoras del Barça 'desean' que el resultado cambie

Las derrotas en los Clásicos son como esa historia de miedo que no deja de repetirse en el Real Madrid, desde donde buscan respuestas y miran con agobio a los dos próximos enfrentamientos ante el Barça: queda la vuelta de las semifinales de Copa de la Reina este miércoles y un partido de Liga F, también en la Ciudad Condal. Con la sensación de que al escudo le pesa, y no poco, cada resultado en contra frente a las azulgranas. También para ellas, las rivales, quienes esperan con ganas la llegada de esa emoción, ahora deslucida, en un partido de este nivel.

"Es algo que no sé, es relativo, pero parece que... no sé. Como digo, es un Clásico y queremos ganar siempre. Pero ojalá algún día pues no sea este resultado", destacó Cata Coll en zona mixta tras el duelo en el Di Stéfano. Unas palabras que llaman especialmente la atención porque no deja de ser la portera del Barça, que se confesó recientemente como "antimadridista", 'deseando' que el duelo contra las blancas se presente más ajustado. Más igualado.

Ni siquiera en el Barça se le encuentra el sentido a esta espera. "Siempre lo digo, creo que cuando compiten en Champions, compiten mucho mejor que contra nosotras", apuntó Cata Coll, casi que sorprendida por la distancia tan abultada que, desde el Real Madrid, no logran recortar. Con una presión que crece y una paciencia que está a punto de agotarse en el madridismo, al que ya no le basta con 'agachar' la cabeza ante su gran rival.