Nueve años después acabó la espera: "Esta afición es alucinante"

Sevilla -La capital andaluza amaneció tranquila, con las calles del centro semivacías, síntoma de que la noche fue larga a la espera de la gran final de la Copa del Rey entre el Athletic y el Mallorca. Familias con hijos pequeños eran los únicos que caminaban a orillas del Guadalquivir, aprovechando que el calor daba tregua y madrugando para exprimir las horas y los minutos de un día que en el entorno del Athletic se está viviendo con una ilusión única, mezclada también con esos nervios incontrolables a los que todos intentan esquivar. Al otro lado del río y cada vez más cerca de la inmensa Athletic Hiria (Fan Zone) que ha montado el club comenzaba a verse aficionados, vehículos convertidos en camas y caravanas aparcadas a un lado de la carretera. Se sentía que el corazón de la fiesta estaba cerca.

Nueve años han tenido que pasar para que esta afición disfrutase de nuevo de un día así. El dolor de perder las dos finales de 2020 y 2021, jugadas sin público, tras un duro confinamiento y en pleno estado de alarma, llenaba aún más el depósito de la ilusión y las ganas por festejar. Por supuesto que todos piensan en ganar y volver a ser campeones de Copa 40 años después, pero se siente esa ilusión por compartir y celebrar el hecho de pertenecer, de alguna forma, a esta familia convertida en marea.

Eran las 11:00, faltaba aún media hora para la apertura de puertas, y ya comenzaban a agolparse los aficionados más fieles a este tipo de forma de vivir la previa. Otros miles están en el centro y en Triana, otros despertando y muchos otros llegando desde Bilbao. Pero impresionaba ver cómo miles de aficionados cantaban y animaban a su equipo a la espera de que les abriesen las puertas. Cuando llegó el momento, entonaron los cánticos más famosos de Pozas y San Mamés para inaugurar este espacio situado en junto a Torre Sevilla.

La mayoría se dirigió a la interminable barra de más 100 metros para brindar por primera vez. Una hora después de la apertura de puertas se inauguró oficialmente con la izada de bandera en las manos más importantes de la historia del club. José Ángel Iribar, incombustible como siempre, levantó la bandera junto al presidente Jon Uriarte mientras miles de aficionados y el propio portero rojiblanco entonaban el himno. Un bonito momento, acompañado de un breve aurresku a los pies de una representación política, con el Lehendakari en funciones Iñigo Urkullu y el alcalde Juan María Aburto encabezándola.

"Es impresionante, el ambiente es alucinante. Esta mañana hemos salido algunos de la expedición a correr por la ciudad y a las 9:30 ya se veían hordas de personas del Athletic, muchísimos autobuses llegando al punto de encuentro. Es una pasada lo que moviliza nuestro equipo. No solo aquí en Sevilla, sino también en todo Euskadi", destacó el presidente, que lamentó no poderlo disfrutar como aficionado y destacó también que se vaya a llenar también San Mamés, además de bromear con las peticiones de entradas que está teniendo en estas últimas semanas.

"He dormido de maravilla, unas nueve horillas hasta que me ha despertado un pájaro, aunque eso no es lo importante, lo importante son los jugadores y he hablado con alguno de ellos y la verdad que me han dicho que han dormido muy bien y veo calma dentro del equipo, lo cual es buena señal", respondió también el máximo mandatario rojiblanco para cerrar este comienzo de una fiesta que se alargará durante toda la jornada y que 70.000 rojiblancos esperan continuar más allá de las 22:00, cuando dé comienzo el verdadero motivo de este viaje: Una final de Copa inolvidable.