Una noche de lágrimas y redes sociales cerradas iniciaron la leyenda de los Williams rumbo a la final: "Hemos luchado mucho..."
Los hermanos fueron determinantes para celebrar la clasificación a la final de la Copa del Rey.
![Nico Williams celebra su gol ante el Atlético en semifinales./EFE](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202403/01/media/cortadas/nico-williams-gol-atletico-semifinal-RooKdpk2f9P1IXemOKGh2UJ-1200x648@Relevo.jpg)
Los hermanos Williams tienen duende y una conexión irracional con su gente. Una atracción que les ha convertido en referentes e ídolos rojiblancos, tocando el techo con una nueva goleada ante el Atlético. Primero lo asumió Iñaki, como hermano mayor, con grandes noches y exhibiciones futbolísticas, incluido un gol en una final de Copa del Rey en 2015 y un golazo en una final de la Supercopa de España en 2021. Y después llegó Nico, con sus regates y también sus apariciones estelares en grandes citas, como la semifinal de la Supercopa 2022 ante el Atlético de Madrid o en los cuartos de final ante el Barça de esta edición copera. No hay duda de que son dos iconos.
Pero ambos necesitaban un noche aún más histórica, de la mano, convertidos en ídolos y leyendas de este club centenario. Y qué mejor forma de hacerlo juntos, regalándose asistencias y goles. En la época moderna, Toquero (2009), Fernando Llorente (2012), Muniain (2012), Aduriz (2015), Yuri (2020) o Berenguer (2021) se convirtieron en los héroes de las semifinales ganadas.
Este jueves, ante un San Mamés abarrotado, los Williams tomaron el testigo para pasar a la historia abriendo las puertas de La Cartuja en la sexta final en 15 años que jugará la entidad rojiblanca. Números solo superados por el Barça (10). Si nos ceñimos a este siglo, las mismas que el Real Madrid (6). Para conseguirlo, además, tuvieron que superar una de sus noches más tristes. La vivida el curso pasado precisamente en esta instancia ante Osasuna, cuando no consiguieron sentenciar el choque pese a la superioridad mostrada para acabar llorando una durísima eliminación. "Nico y yo hemos luchado mucho por cosas como las de hoy. La pasada semifinal fue un mazazo, muy difícil. Pero hoy el fútbol nos dio la revancha", comentó orgulloso Iñaki tras el triunfo.
Nico, con dos ocasiones muy claras, fue el foco de las críticas. Se marchó de San Mamés ovacionado pero horas más tarde acabó cerrándose las redes sociales por la presión de las críticas. "No te olvides nunca de que estamos viviendo lo que un día soñamos", escribió Iñaki en su perfil público en apoyo a su hermano menor, además de aprovechar cada intervención posterior para darle ánimos y hacerle entender que ese mal momento solo era una fase de su proceso de aprendizaje. Ahora, Nico es otro y celebra pletórico: "Hay que celebrarlo por todo lo alto, con unas birras en el vestuario. Luego a casita a celebrarlo con los papás. El míster ha dado con la tecla, ojalá entremos en Europa y ojalá vea salir la gabarra. Tengo ganas de verla".
Aquel episodio, de alguna manera, fue fruto de lo vivido ayer en San Mamés. No solo personificado en Nico, también en un plantel que ha pasado de ser un equipo sin gol a un conjunto vertiginoso, atrevido, divertido y goleador. Muy goleador. San Mamés es hoy un fortín inexpugnable en el que solo consiguió ganar el Real Madrid en el mes de agosto y en el que han caído, entre otros, Girona, Barça, Atlético (dos veces), Betis y Real Sociedad. Los hermanos, mientras, siguen conectados, en todos los sentidos. Hasta hablan su propio idioma. "¿Se te ha caído la uña pochera?", le comentó el mayor al pequeño en el camino al vestuario al descanso.
En los dieciséis partidos disputados en la presente campaña como locales, los de Valverde han celebrado 43 tantos, el doble que en todo el curso pasado. Una media de 2,7 goles por encuentro, lo que hace casi imposible puntuar a sus rivales. Todo lo contrario a lo que se respiraba hace hoy un año, cuando Osasuna hizo historia en el feudo rojiblanco. De aquella semifinal aprendió Nico, pero sobre todo Valverde.
La receta del Txingurri
Después de un año duro, en el que el Athletic volvió a morir en la orilla en todos los frentes, el análisis interno de Ernesto Valverde fue claro. Había que mejorar dos puntos claves, ambos relacionados. El primero, el rendimiento en San Mamés y, el segundo, el acierto goleador que fue sido la principal razón de que se escapasen demasiados puntos. En pretemporada insistió una y otra vez a sus jugadores de la importancia de ambas circunstancias, incidiendo en la parcela goleadora y personificando en Nico Williams y Gorka Guruzeta la necesidad de mostrar más 'colmillo' en los metros finales.
Y los dos le han respondido a la perfección. 'Guru' es el máximo goleador del equipo, volvió a marcar en un día clave como el de ayer ante el Atlético, y suma ya doce dianas convertido en el delantero de referencia. Suena a palabras mayores, pero ni Llorente ni Aduriz, últimos grandes delanteros rojiblancos, ofrecieron un rendimiento goleador de este nivel en sus primeras campañas en el club.
La aparición de delantero guipuzcoano permitió 'mandar' a los hermanos a las bandas y encontrar para ellos un hábitat ideal. Sobre todo para el menor, que en izquierda ha explotado todas su virtudes. Un regate eléctrico que le personifica en jugadas como las del primer gol de la semifinal, haciéndose hueco para sacar su disparo o una asistencia para su hermano. Ernesto, además, le pidió que tomara responsabilidad y se liberase de la banda por momentos, precisamente como en el segundo tanto de la noche.
Una receta trabajada y que tuvo su punto más álgido en el mejor momento, precisamente un año después de la noche más dura para los Williams. Pero esta temporada 2023-24 es otra historia. Y ya es muy difícil no ilusionarse en Bilbao con que sea histórica y recordada como la que rompió una sequía de 40 años. El 6 de abril, ante el Mallorca en Sevilla, será la gran cita a la que los Williams y todos los chicos del Txingurri llegan en su mejor momento.