El Barça no sujeta la euforia pese al freno de Joan Laporta: "Desde Wembley 2011 no tenía la clara sensación de que ganaremos"
El presidente azulgrana, partícipe de la fiesta, no entra al trapo arbitral ni quiere hablar de favoritismos, pero Víctor Font lo tiene claro.

"¿Dónde están los del Madrid? Ahora en serio, ¿hay gente del Madrid?", pronunciaba Víctor Font, candidato a la presidencia del FC Barcelona, que atendió al compañero del Diario Sport David Bernabéu por las calles de Sevilla. Camisetas azulgrana, cervezas, cánticos y mucha euforia, desmedida incluso, por todos los motivos que le ha dado el equipo de Hansi Flick esta temporada a sus aficionados. No hay, sobre el papel, muchas dudas de quién es el favorito para la final de esta noche (22:00), aunque hacer pronósticos de un Clásico es, como se ha demostrado, lanzar un dardo sin ser Luke Littler.
Esta temporada el Real Madrid se ha medido en dos ocasiones al Barcelona y se ha ido apaleado. En el Santiago Bernabéu, en noviembre en LaLiga, los azulgrana golearon por 0-4 en una excelsa segunda mitad. Y, en la Supercopa de España celebrada en Arabia Saudí, el resultado fue más doloroso aún: un 2-5 que valió un título. Los azulgrana van líderes por cuatro puntos y en la Champions los blancos mostraron su impotencia ante el Arsenal (5-1) y el Barça todo su poder ante el Borussia Dortmund (5-3). Ya está en semifinales. Por lo tanto, es difícil detener esa euforia por mucho que Laporta se esfuerce.
"Todo esto es gracias a lo que están haciendo Flick y los jugadores. Nos están ilusionando. Tenemos ganas de esta final. Confiamos en su talento, esfuerzo y tendremos opciones de ganarla", dijo, intentando ir con pies de plomo a las preguntas de Jijantes para no caer en ninguna trampa, ni tampoco en la del sainete arbitral del viernes que incluso llegó a que el Real Madrid se replanteara incluso jugar la final. "Nosotros creemos que esta final es la esencia del futbol por excelencia. Hay pasión, rivalidad máxima, calidad futbolística, espectáculo… Y eso es lo que queremos", apuntó. Era un Laporta medido ante los medios, desmedido lejos de un micrófono, contento y disfrutando, haciéndose selfies, besando a aficionados y saltando y bailando cuando se lo requerían.
El guante de Laporta no lo recogió Víctor Font, obviamente sin la presión de ser el presidente del club y sin la trascendencia del mismo. "Es fútbol, y si hay un deporte en el que lo imposible pasa, es el fútbol. Pero antes lo recordaba: me puedo equivocar, pero desde Wembley 2011, cuando Rooney nos marcó al final de la primera parte y estuve muy tranquilo, no tenía una sensación tan clara de que vamos a ganar", aseguró.
Siete años sin una final con todas las de la ley: las ganas del hincha
El Barcelona no vivía una final con letras mayúsculas desde la temporada 2018-19 cuando perdió por 2-1 ante el Valencia después de caer ante el Liverpool en las semifinales de la Champions. Desde entonces, jugó ante el Athletic en la 2020-21, marcada por la pandemia, en la que los aficionados no pudieron viajar. Y todas las de la Supercopa, celebradas ya en Arabia Saudí, apenas implican viajes de hinchas.
Por eso mismo, 26.031 aficionados viajaron a Sevilla -y otros centenares sin entrada- y desde primera hora el Barça se mostró ruidoso por las calles de la ciudad. En Catalunya, los medios de comunicación se volcaron con directos y especiales, como en Rac-1 o en Catalunya Ràdio, donde fueron pasando personajes y protagonistas. O en TV3, donde desde la tarde ya se emitieron documentales de Barça One sobre la temporada de los de Hansi Flick. En el Barça había ganas de final. Y la euforia está tan desmedida que no la frena de Joan Laporta.