Un gesto al cielo dio comienzo al milagro de Pol Arnau en la Copa del Rey: "Estaba hablando con mi padre"
El hijo de Francesc Arnau se vio obligado a ponerse bajo palos siendo lateral. Paró un penalti para dar el pase al Logroñés ante el Girona.

Pol Arnau Camacho (2004) era un desconocido hasta este miércoles. Jamás imaginó que le cambiaría la vida y menos por ese motivo. Sin embargo, se convirtió en el héroe más inesperado y, nos atrevemos a decir, una de las historias más bonitas de la historia del fútbol español. Al otro lado del teléfono, habla un chico normal, que no le da casi ninguna importancia a lo logrado. O, más bien, a su actuación, porque sí se deshace en elogios con el rendimiento del equipo. Y ojo, no es para menos: el Logroñés se cargó al Girona desde Segunda Federación. Una auténtica hazaña.
Si has permanecido ajeno a todo lo ocurrido en las últimas horas, te conviene saber que Pol Arnau paró a Abel Ruiz el penalti que a posteriori le dio la clasificación a los suyos para los dieciseisavos de final. La gracia es que Pol Arnau no es portero, sino lateral, y tuvo que improvisar bajo los palos después de que Kike Royo, el guardameta habitual, fuera sustituido por conmoción. El Logroñés no tenía cambios y lo arregló como pudo. Parecía inviable que ganaran: ¿cómo van a resistir quince minutos ante un Primera con uno menos, sin portero, y aun aguantando luego ganando en una tanda de penaltis?
Ocurrió. Ocurrió porque tenía que ocurrir. Porque al otro lado de las pantallas, todos en cierta medida deseamos que así fuera, con todo el respeto al Girona. Y ocurrió porque un ángel, desde el cielo, le dio toda la fuerza que necesitaba. En 2021, el mítico portero Francesc Arnau, que hizo carrera en Málaga o Barcelona, falleció. Efectivamente, es el padre de Pol. Y Pol nunca fue portero, jamás. Hasta este jueves.
Cuando su compañero cayó, no dudó un solo segundo en que tenía que ser él el que aguantara el chaparrón. Su entrenador no quería, no lo veía claro. Le dio igual. Insistió hasta que le convenció. Hubo momentos de nervios, el sufrimiento de ver al rival atacar. Esos balones fáciles de blocar que conllevaban veinte segundos en el suelo. Resistir y resistir. Porque Pol no le tenía ningún miedo a la tanda de penaltis. Quería que llegara y confiaba en que alguno pararía. Lo tenía que hacer por su padre.
Su parada se convirtió en billete. Y tiene un mérito impresionante, diga lo que diga. Él insiste en que no se le llame "héroe", que fue una cosa de todos. Aunque pocas actuaciones responden tanto al concepto como la suya. Tras ganar fueron todo abrazos y júbilo. Pero antes, Pol Arnau vivió el momento que siempre recordará. Miró al cielo y alzó los brazos, antes de la tormenta de penaltis. Una escena que ahora explica en Relevo: "Estaba hablando con mi padre. Para que me diera esa fuerza interior para que me pudiera parar los penaltis".
¿Cuántas entrevistas llevas?
La verdad es que ha sido un día un poco ajetreado. Van unas cuantas. No sé si podría contártelas. No, no. Es que no sé si llego con los dedos de la mano a contarlas.
¿Un poco harto?, ¿cuál ha sido la más sorprendente, algún medio extranjero?
Es normal. Es una noche histórica en la que pasa algo surrealista. No me ha sorprendido ninguna. No ha habido ningún extranjero.
Eso es que aún no se han enterado...
Claro (ríe). Pero bueno, vamos a esperar. Si tiene que ser...
Viajemos al momento de la conmoción. No hay cambios y alguien tiene que asumir la portería. ¿Qué dice el entrenador?
Tiene pensado poner a Madraza. Estaba dudando porque justo lo había sacado y estaba fresco. Yo estaba un poco cansado y me ofrecí. Pero aparte me vi con esa confianza y esa energía para ocupar esa posición.
Así que eres tú el que lo ofrece. ¿Le gustó la idea?
Me dijo que mejor no. Pero le insistí tanto... Luego dijo en rueda de prensa que le insistí tanto que me tuvo que dejar.
¿Pero sabía de tus dotes, en los entrenamientos te pones?
Yo creo que nadie lo sabe. Alguna vez me he puesto cuando compañeros se han puesto a hacer voleas, pero poco más. Casi nunca me he puesto.
Cuando te pones los guantes, ¿tienes miedo o estás confiado?
Se me hizo muy, pero que muy largo el partido. Tenía todo el rato la sensación de desea que no entraran al área. Al final el Girona nos estaba sometiendo, nos quedamos con diez, con un lateral de portero... Tenía la sensación de que nos iban a llegar mucho, mucho. El tiempo pasa tan tan tan lento que sufres.
Al final no fue para tanto... Aguantaste bien en el suelo
Bueno tuve algunas acciones, pero pude llevarlo. La primera que paré no me tiré al suelo y ya vinieron los compañeros a decirme que sí me tirara. Al final ya tuve que ser más pillo.
¿Cuántas veces se te pasó por la cabeza que era imposible ganar? Quince minutos y luego una tanda de penaltis... Sin portero, con 10 y ante el Girona...
No. No se me pasó ni una vez. Yo tenía claro que si aguantábamos esos 15 minutos la tanda de penaltis iba a ser preciosa. No sé por qué, pero estaba pensando en esa tanda de penaltis. En llegar, parármelo y ya está. Solo me paro uno, pero sí que estaba con confianza. Aun no siendo una posición habitual, una posición que nunca he hecho. Ni habitual ni nada.
Antes de empezar la tanda, hay un momento en el que te enfoca la cámara. Estás mirando al cielo, con los brazos en alto. Imagino que se lo estabas dedicando a tu padre.
Estaba hablando con él. Para que me diera esa fuerza interior para que me pudiera parar los penaltis.
¿Qué le dijiste a tu padre en ese momento?
Eso prefiero guardármelo para mí. Fue una conversación entre mi padre y yo.
¿Cómo es ese momento en el que tira Abel Ruiz?
Es que pasa todo tan rápido... Tú te tiras, aciertas y no te da tiempo a pensar nada. De repente veo que me la paro. Me pongo a celebrarlo con la grada. Y a por el siguiente.
Después de conseguir lo más difícil, fallasteis el siguiente lanzamiento. Te daría muchísima rabia.
¡Qué va! Al final es normal fallar en esto. Esto es una tanda de penaltis. Y Pau López es un gran portero y también acierta en su decisión. Era confiar en el equipo, en los lanzadores y yo poder hacer el trabajo que pudiera dentro de mi alcance. Al final un fallo de Stuani y meter los demás lanzamientos es lo que hace que nos clasifiquemos.
¿Te lanzaste al azar, intentaste adivinar...?
Lo tenía un poco preparado lo de Abel Ruiz porque justo había tirado dos penaltis ahí. Y los demás fue pura intuición.
Hiciste los típicos gestos de señalar a un lado, de poner nervioso al lanzador. ¿De dónde te salieron?
No recuerdo los gestos que hice. De hecho no me he visto la tanda de penaltis. Solo he visto el que paré. Así que nada, no sé, me salía solo lo que hacía. Cuando estás motivado y tan concentrado te sale solo y sin pensar.
¿Cómo?, ¿no has visto la tanda?
Bueno, alguno más he visto. Pero no la he visto no, ni tampoco me he fijado en los gestos que hacía (ríe). Dentro de mis posibilidades hice lo que pude... Salió todo bien.
Tu hermano es portero, ¿qué te ha dicho?
Nada, estaba muy contento conmigo y justo me ha dicho que transmití seguridad con esos blocajes antes de los penaltis. Que parecía hasta que hubiese jugado de portero antes. En la tanda de penaltis actué porque me fijo mucho en lo que él hace. Como intimida. Al final el portero siempre trata de hacer la portería pequeña al delantero. Y que estaba muy orgulloso del trabajo del equipo y de que hayamos conseguido clasificarnos.
¿Cuántos WhatsApp te han llegado?, ¿algún ilustre?
Unos cuantos, unos cuantos. He contestado ya a casi todos. No me ha llegado ninguno de futbolistas ni nada. Al final siempre tienes a tu círculo cercano y esos son los mensajes que más te emocionan. Eso es lo que te llevas, la gente que está día a día contigo y que está contigo en las buenas y en las malas.
Tu padre era portero y tu hermano también. ¿Cómo es que tú no?
Mi madre también era jugadora, en el Barça y en el Málaga. A mí siempre me ha gustado más. Al principio era lateral, extremo y al final ya me he quedado como lateral. No iba conmigo lo de la portería. Ha sido una casualidad de la vida. Yo estoy contento con el trabajo que hago de lateral, ese es mi oficio.
¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado tu padre?
Pf... Muchos. Siempre ha sido el que más ha confiado en mí durante el día a día. Cuando el físico no me acompañaba y yo me quedé más pequeño que los demás, él siempre me apoyó. Siempre decía mi padre: "Este niño puede hacer cosas". Yo intento hacerle lo más feliz posible ahí arriba y que esté orgulloso de mí.
Aguantaste muy bien la emoción y el entusiasmo. Fueron todos tus compañeros como locos y te mantuviste muy sereno.
Yo no estaba tranquilo, pero se me subió el gemelo y no podía reaccionar. Se me abalanzaron todos y no sabía cómo salir de ahí (ríe).
¿En qué momento te das cuenta de la que has liado y de lo grande que es esta historia?
Creo que no te das cuenta. Contra el Eibar lo ves algo normal, algo que ha pasado simplemente, no algo que pueda llegar a pasar. Lo vives con naturalidad. Pero pensando ya en el partido del sábado, que también es muy importante.
¿Fue ayer tu día más importante como futbolista?
Bueno, creo que los dos días más importantes en el fútbol han sido el del Eibar y el del Girona. Han sido dos noches inolvidables, sobre todo porque conseguimos clasificarnos para la siguiente ronda. Además en uno meto un gol y en el otro paro un penalti.
Y ahora probablemente se venga un Real Madrid o un Barcelona.
Toque el que toque lo viviremos al máximo. Es una experiencia que poco se repite y trataré de disfrutarla mucho.
¿Qué tenías que hacer hoy? (el jueves)
Ir a entrenar, comer con la familia y ahora (la entrevista se realiza en torno a las seis de la tarde) en casa tranquilo, en el sofá, veré la tele.
¿Has dormido?
Media hora exactamente. Media hora anoche. Pasaron muchas cosas, se me juntó todo. cuando juegas este tipo de partidos cuesta mucho dormir.
¿Fue la familia ayer a verte?
Vino mi madre con mi representante. Muy contento de que pudiera presenciar lo que vivimos por la noche en el estadio. Lo primero que hizo mi madre fue darme la enhorabuena. Ver a tu hijo feliz... Yo no tengo aún, pero debe ser una sensación inexplicable.
¿Cómo fue seguir en el fútbol tras el fallecimiento de tu padre?, ¿pensaste en dejarlo?
Son momentos complicados. Estábamos en Oviedo viviendo y nos fuimos a Málaga en verano. Mi hermano se fue al Badalona a jugar y yo a la Damn. Fue difícil. Jugué en esa media temporada solo 20 minutos. Fueron momentos en los que dudas un poco de ti. Pero bueno, siempre hay que estar trabajando al máximo en el día a día para estar preparado cuando te llega esa oportunidad.
Pudiste resurgir y ahora el héroe de la Copa.
Bueno, no sé si el héroe... Yo estoy contento con la clasificación del equipo. Vaya, más que contento.
¿Por qué rehúyes lo del héroe? Si es la definición perfecta.
Yo creo que es un trabajo de equipo espectacular el que hicimos. No pienso que sea ninguna individualidad. Aguantarle a un Girona de tú a tú y llegar al 0-0, a los penaltis, estando con uno menos en la mayor parte de la prórroga... Eso es signo de un trabajo en equipo.
Has vivido la imagen más viral de tu carrera, pero ¿cuál es tu sueño en el fútbol?
Hombre, está claro que mi sueño no es ser portero (ríe). Mi sueño es llegar al fútbol profesional y para eso hay que ir trabajando día a día y progresar para que las oportunidades lleguen y lo pueda cumplir.
De momento, fútbol profesional no, pero lo de este Logroñés...
Al final cualquier miércoles estás ahí entrenando, como cualquier día de la vida, rutinario. Tener estos días de Copa te altera la rutina y vives una sensación... Juegas contra un equipo de categoría superior. Es muy bonito vivir algo así.