El cambio reglamentario que solicitó LaLiga en 2018 y que habría salvado al Granada en la Copa
La patronal intentó, sin éxito, que el torneo del K.O. fuese considerado profesional.

Cuando Relevo informó de la posible irregularidad del Granada CF en la primera eliminatoria de la Copa del Rey ante el Arosa (disputado el 2 de noviembre de 2023) con el portero Adri López, la pregunta circulaba por el ambiente: ¿cómo que la Copa no es profesional? La manera en la que está catalogado el torneo del K.O. es lo que, precisamente, confirmó la alineación indebida del portero del conjunto nazarí y, por lo tanto, su expulsión de la competición.
No, la Copa del Rey no es profesional. Así consta en las Bases de Competición y, más importante, en el Reglamento General de la RFEF. El hecho de no ser profesional limita la participación de los porteros inscritos en equipos dependientes o clubes filiales e impide que estos puedan jugar si no tienen condición de Sub-23. Adri López, de 24 años, ya no lo era, por lo que el Granada incumplió la reglamentación vigente.
Una conducta negligente por parte de la entidad nazarí, que vio cómo sus argumentos eran tumbados por el Juez de Competición y, posteriormente, por el Comité de Apelación. Incluso el Tribunal Administrativo del Deporte le denegó la cautelar. Sus alegaciones tenían el único fin de probar que la Copa del Rey era profesional, a pesar de que en la reglamentación federativa no constaba así. Para ello, se amparó en los artículos 83 y 84 de la Ley del Deporte, interpretando que la misma debería otorgar la calificación de profesional al torneo del K.O., algo que, no obstante, la misma Ley del Deporte niega, puesto que, como figura en el propio artículo 83, "las competiciones profesionales son organizadas, en todo caso, por una liga profesional constituida al efecto".
Casi cuatro años antes de eso, LaLiga intentó que la Copa del Rey fuera una competición profesional. Lo solicitó de manera formal en diciembre de 2018 al Consejo Superior de Deportes (CSD), el órgano que tenía y tiene la potestad de calificar como profesionales las competiciones. El asunto se trató en la reunión de la Comisión Directiva del CSD celebrada el 29 de marzo de 2019, según la documentación a la que ha tenido acceso Relevo tras una solicitud de acceso a la información pública.

La anterior Ley del Deporte establecía como criterios para esa calificación, entre otros, "la existencia de vínculos laborales entre clubes y deportistas y la importancia y la dimensión económica de la competición". LaLiga argumentó que eso se cumplía en la Copa del Rey y en la Supercopa, para la que también pidió que fuera calificada como profesional.
En opinión de LaLiga, los vínculos laborales no solo existían en las dos categorías profesionales (Primera y Segunda División), sino también en Segunda B (donde había un convenio colectivo) y en Tercera División. Que la Asociación de Futbolistas Españoles(AFE) tuviera afiliados de esas dos categorías también era un indicador de esa relación laboral.
Como sucedía en todos los asuntos que LaLiga llevaba al CSD, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se opuso. "La casi unanimidad de los clubes adscritos a la Segunda División B y Tercera División de fútbol no cuentan entre sus filas con jugadores amparados bajo contratos de trabajo en los términos de lo regulado por el Real Decreto 1006/1985, de 26 de junio", argumentó la federación, según recoge el acta de la reunión del 29 de marzo de 2019. Ese real decreto sigue siendo el que regula la relación laboral de los deportistas profesionales.
La Subdirección General de Deporte Profesional y Control Financiero del CSD apoyó la postura de la RFEF, también en lo referente a la dimensión económica de la competición. "Las primeras eliminatorias donde no participan equipos de Primera División tienen (...) una relevancia deportiva relativa, lo que hace resentirse tanto la recaudación por taquilla y abonos, como a los derechos de televisión y la trascendencia económica en las ciudades donde se celebran los encuentros", argumentó.
El principal obstáculo, sin embargo, fue que la ley vigente en aquel momento exigía la transformación en sociedades anónimas deportivas de todos los clubes participantes en una competición profesional, algo que no exige la ley actual. Para superar ese obstáculo, LaLiga propuso que la Copa del Rey pasara a estar integrada por los clubes de Primera y Segunda División como miembros natos y que el resto se consideraran invitados en cada edición, pero su propuesta rechazada.
La solicitud de LaLiga no prosperó. La Comisión Directiva del CSD votó en contra (solo hubo dos abstenciones) y la Copa del Rey siguió siendo una competición oficial no profesional, algo que tiene implicaciones para sus equipos participantes. Que se lo pregunten al Granada CF.