FINAL DE COPA | REAL MADRID 2- OSASUNA 1

Cuando huele a primavera

Rodrygo Goes celebrando un gol. /Reuters
Rodrygo Goes celebrando un gol. Reuters

Hay algo ambiental en la historia del Real Madrid. Cuando se acerca abril y ya se entra el mes de mayo, los blancos muestran casi siempre la misma cara, como si no hubiese otra opción que la de despertar ante la primavera. Como una alergia, preparados para inocular a quienes se atrevan a toserles. Y de entre todos los nombres, Rodrygo Goes destaca por encima del resto. Por su puntualidad.

En Rodrygo Goes la puntualidad es parte capital de su valor. El brasileño ha estado mucho tiempo en la sombra, esperando sus momentos, aunque llegasen en cuentagotas. Su juego era frío, muchos decían que demasiado para lo que supone el calor del Santiago Bernabéu. Pero solo era cuestión de tiempo. Un tema ambiental. Tardó poco en empezar a demostrar que su juego ártico es tropical cuando la primavera acecha; que no falla nunca cuando la soga aprieta. Y no hay mayor cualidad que poder confiar en alguien cuando todos dudan. Rodrygo es de esos.

El que se apunta siempre es Vinicius, un jugador de polos opuestos al que es imposible analizar con grises, porque en su figura hay colores contrarios que se miran a los ojos. Capaz de destrozar una final a los dos minutos, elevándose por encima del rival con una suficiencia absurda, y de perderse muchos minutos en disputas ajenas, frustrándose tanto como frustra al rival. Vinicius es quizás el jugador que más desespera al contrario por su fútbol y sus gestos, un cóctel que le hace ganador la mayoría de las veces, porque lo primero siempre superará lo segundo.

Si hablamos de primavera tenemos que hablar de Dani Carvajal. De entre todos los verbos que conjuga el de Leganés, el único que se sabe al dedillo es competir. Lo hace siempre cuando ya no queda otra, porque cuando los partidos permiten cierta desconexión, Carvajal es capaz de caer en un pozo sin fondo, sumando errores y dejando partidos para el olvido. Hace no tanto la gente lo señalaba en la derrota liguera en el Camp Nou. En la final de Copa fue el héroe con el permiso de los brasileños. El que permitió que el glamour triunfase. Nadie huele la primavera como Daniel Carvajal. En sus ojos siempre hay rastro de alergia.

Rodrygo y Vinicius son el ejemplo palpable de la importancia de la paciencia en el fútbol. Y en la vida. Transformado en meme uno y rezagado al olvido en muchos tramos el otro, dos jóvenes al que el peso del escudo les forzó a crecer de forma prematura, asumiendo un peso que no les pertenecía. A mayo de 2023, no hay dos atacantes sub23 en un mismo equipo con tal poder de destrucción. La primavera siempre generó reacciones viscerales. El Real Madrid se guarda siempre la última palabra. Aguarda el City.