La familia de Nico e Iñaki Williams dando saltos, imprudentes en los tejados, percebes...: lo que no se vio de la Gabarra desde la ría
Miles de personas se agolparon en las orillas de la ría del Nervión para ver el paso de los jugadores del Athletic.
40 años. Cuatro décadas. Toda una generación. Todo ese tiempo ha tenido que pasar para que Bizkaia viviese una jornada única que empezó a saborearse en La Cartuja y fructificó en este 11 de abril de 2024, día laboral que no lo fue para casi nadie. Porque el Athletic está por encima de todo en Bilbao, en Bizkaia, en muchas partes de Euskadi y de España. Por eso, por toda esa espera, la afición se lanzó a orillas del Nervión para no perderse ningún detalle desde el amanecer.
El puerto deportivo de Getxo, a escasos metros del Marítimo donde comieron los jugadores y el cuerpo técnico las horas previas, era un hervidero. Como en el Puente Colgante o en el Ayuntamiento, las camisetas rojiblancas y los ojos vidriosos eran mayoría. Cómo no, si esto era lo que había soñado la gente que idolatra a su club y que ha insistido durante estas décadas hasta conseguirlo.
Los barcos turísticos, plagados de banderas y bufandas, los privados a ritmo de "Goazen Athletic" y los patrocinadores, como la enorme embarcación de San Miguel, se lanzaron al Abra pasadas las 15.30, entre vítores y cánticos. Esperando a la comitiva oficial, que comía y disfrutaba en las entrañas del Marítimo saboreando la historia. Cuántas veces escucharon las anécdotas del 84, hoy protagonizadas por Muniain, De Marcos, Lekue, los Williams o Sancet.
La espera a la comitiva fue un despiporre. Chalupas con vino y percebes, grandes barcos, choques entre embarcaciones, cánticos y más cánticos. El ruido era atronador. La mezcla del jolgorio y la música se mezclaba con el himno puesto a todo volumen en el Marítimo, mientras los futbolistas se subían a la Gabarra. Parece mentira, pero había llegado el momento.
Y si la espera fue apoteósica, la realidad lo superó. Los balcones desbordaban, a pie de ría, los más madrugadores defendían su plaza con los pies colgando en las aceras. Los más tardíos, aprovecharon cada resquicio arquitectónico. Gente en los tejados de las casas, en las empresas con sus cristaleras, en las farolas, en las campas. En cualquier lugar que pudiese haber una persona, la había.
Getxo, Portugalete, Santurce, Lamiako, Lutxana, Erandio, Sestao... Cualquier municipio era gente y más gente de rojiblanco. Las caras de la gente estaban desencajadas. La felicidad en su expresión máxima. Por fin, Athletic, por fin.
Y había gente, incluso, en los lugares más inaccesibles... a priori. Como en la cubierta de San Mamés, donde llegaron varios aficionados del Athletic para ver el paso de la Gabarra por la ría, ya cerca del final del recorrido. Lo dicho, donde se puedan imaginar, ahí había una persona para presenciar el histórico paso de la Gabarra.
En la ría, mientras, Patxi Salinas, Zubizarreta o Urtubi (campeones en 1984) brindaban a escasos metros de la Gabarra, donde los jugadores ondeaban banderas y alucinaban con lo que estaba sucediendo a orillas del Nervión. Familiares de los hermanos Williams, en el barco de los allegados que escoltaba a la comitiva oficial, se emocionaban y saltaban. No era para menos, Bizkaia entera vivió este día como el más grande que se recuerda. El Athletic es esto. Su gente, su ría y su pasión.