Locura antes de la final: Bilbao toma Sevilla y el Mallorca recibe una emotiva sorpresa al llegar

Ha llegado la marea rojiblanca a Sevilla. La ciudad hispalense vive días de fútbol. En medio de sus dos fiestas grandes, de la Semana Santa a la Feria, se ha enclavado esta Copa del Rey con Athletic y Mallorca como actores. Y con sus aficiones como protagonistas de estas horas de previa. La mayoría rojiblanca gana por las calles. De Triana al centro histórico pasando también por Nervión y otros barrios periféricos. En cualquier terraza se veía a hinchas del Athletic, bien identificados con su zamarra.

La ciudad ya está invadida por esa amplia mayoría de bilbaínos que han adelantado el viaje para disfrutar de una previa larga, intensa, calurosa y divertida. Muy divertida. Y como siempre en estos desplazamientos rojiblancos, hay un punto donde hacerse fuertes y asentar la base para disfrutar en 'familia'. En algunos literalmente, ya que los primeros aficionados que comenzaron a verse por la ciudad eran núcleos familiares. "¡Aúpa, Athletic!", se le escuchaba a más de un viandante que se cruzaba con ellos, seguramente de filiación bética, que la clasificación europea de los verdiblancos también está en juego…

Pero de los equipos, el primero en pisar suelo hispalense fue el Mallorca. Al filo de la una de la tarde, la expedición llegó al hotel de concentración, ese NH Collection tan futbolero y que acoge al equipo bermellón. Unos 50 aficionados esperaban al equipo para darle ese primer ánimo. Con un tiempo primaveral, que hasta la lluvia ha desaparecido tras la Semana Santa, Javier Aguirre y los suyos recibieron esos mensajes de apoyo. También la sorpresa para Gio González, el lateral uruguayo, al que espera su madre recién llegada por sorpresa desde su país. Emocionado y casi entre lágrimas, el charrúa se fundió en un abrazo con sus familiares. Otro subidón anímico para el Mallorca.

El Athletic llegó pasadas las 17:00 horas, con menos expectación de lo esperado ya que el club no publicó su lugar de concentración hasta las últimas horas. Sin embargo, allí se concentraron más de un centenar de aficionados en busca de una firma y una foto. Iñaki Williams, Guruzeta o Yuri se acercaron a corresponderles después de una larga espera bajo el sol sevillano.

Si los primeros en llegar fueron grupos familiares, este viernes fue la llegada de muchas cuadrillas vascas. Y aquí están para darle un impulso a la fiesta y que los cánticos más famosos de San Mamés estén presentes. Y el lugar elegido para disfrutar por encima de todos ha sido la calle Mateos Gago, en las cercanías de La Giralda. En pleno corazón de Sevilla, todo lo que se veía era rojiblanco. Tiene todo lo que se le puede pedir: bares, poco tráfico y árboles para abrigarse de un sol que hizo honor a su ciudad. Quizá por ello, el alcohol estuvo tan presente desde las primeras horas del día y se alargó durante la tarde.

Algún aficionado suelto balear bromeaba, recibía el cariño de sus 'rivales' y seguía en busca de un grupo de aficionados mallorquinistas, que en su mayoría arribarán a la capital andaluza este sábado directamente para la final. Los athletikzales, sin embargo, se echaron a la carretera durante la semana para cumplir los 900 kilómetros que separan Bilbao de Sevilla, como lo demuestran que fuese habitual encontrarse vehículos con banderines, bufandas por las ventanas e incluso una réplica de la copa sobre el techo. Muchos otros llegaron este viernes en avión en los diferentes vuelos directos que se fletaron para la ocasión y muchos miles seguirán llegando en las próximas horas.

Las estimaciones de las instituciones hablan de 70.000 aficionados rojiblancos y unos 25.000 baleares, aunque las previsiones están siendo superadas en estas horas previas. Este sábado será un gran día de fiesta, con la Fan Zone del Mallorca y el Athletic Hiria como epicentro en el lado bilbaíno, con capacidad para 40.000 personas, aunque son muchos los que apostarán por vivirlo en la calle. Imitando lo vivido en Barcelona en 2015 y, por supuesto, convirtiendo calles históricas sevillanas en las nuevas Licenciado Poza.

Las txapelas, pese a los más de 30 grados que azotaban la ciudad, también fueron protagonistas, junto a muchos bailes y canciones tradicionales vascas. Un txistulari se paseó por la ciudad tocando el himno rojiblanco y otros ritmos tradicionales, convirtiendo a media tarde la calle San Jacinto de Triana en un escenario improvisando donde los aficionados iban pasando bailando diferentes aurreskus en el centro de un corro de decenas de hinchas, cerveza en mano.

Con la caída de la tarde y la despedida del sol hasta este sábado, cita histórica para ambas aficiones, aún se congregó más gente en los alrededores de La Giralda para hacerse notar. Y hubo hermanamiento y muy buena sintonía entre ambas hinchadas, que compartieron espacio y cánticos.

El xalala famoso bilbaíno resonó en las estrechas calles de esta zona de la ciudad andaluza, que disfruta de ver a dos aficiones hermanadas y que están disfrutando de la previa en un ambiente de compañerismo. Da gusto cuando el fútbol mueve pasiones como las de bermellones y rojiblancos.