El futbolista milagro de la Copa del Rey trabaja ahora en el servicio de movilidad del Ayuntamiento de Burgos: "Por entonces apenas me comía un yogur"
A Pablo Infante le siguen recordando como el pichichi de la competición copera del 2011/12. Aquel año su Mirandés se plantó en semifinales. Infante recuerda el secreto del 'milagro de Anduva'.
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Si hablamos del poco romanticismo que sobrevive en el fútbol, tenemos que pensar en la Copa del Rey. Y, si lo hacemos, hay una figura que representó como pocos la esencia copera: Pablo Infante (Burgos, 1980). Con su equipo de Segunda B, el Mirandés, se convirtieron en el 'matagigantes' de la Copa de la temporada 2011/2013 y él fue el 'pichihi' con siete tantos. La gesta terminó en semifinales contra el Athletic. Infante recuerda en Relevo cómo eran aquellas eliminatorias, la mística de Anduva y cómo se fraguó el casi milagro.
¿Cómo es la vida de Pablo Infante catorce años después de hacerse famoso? ¿Te siguen reconociendo?
La vida me ha cambiado mucho, ahora trabajo en el Ayuntamiento de Burgos, en el servicio de movilidad y transportes, y ya no vivo 24 horas por el fútbol. La gente futbolera se sigue acordando de mí, tuvo mucha repercusión mediática lo de la Copa del Rey. Cuando voy en bici me saludan y me siguen recordando como el 'pichichi' de la Copa. No se había vivido algo así por un jugador como yo, de la noche a la mañana mis abuelos empezaron a verme por televisión. Decían "es mi nieto el que sale en el telediario".
¿Llegaste a hacer alguna apuesta con tus goles?
Sí, recuerdo una conversación con mi compañero Mongui, en la primera eliminatoria nos enfrentábamos con un equipo de Segunda y me dijo 'Este año vamos a jugar la final de la Copa del Rey'. Empezó como un cachondeo, pero nos plantamos en semifinales contra el Athletic. En el club nos dieron algo de prima, y por Miranda de Ebro nos invitaban a tomar algo, lo que pasa es que yo casi me pesaba la comida o no me comía un yogur. En esa época pocas veces me tomaba una cerveza.
¿Qué pasaba en Miranda?
Algo tenía el antiguo estadio Anduva. Antes la gente estaba muy encima, se vivía el fútbol de antaño. Notabas encima el aliento de la gente, ahí fue cuando realmente me sentí futbolista.
¿Jugaba a vuestro favor que os infravaloraran los rivales?
No creo que lo hicieran, cuando vas a jugar unos cuartos no te infravaloran, porque si hemos llegado, es que algo bueno hemos hecho. Veníamos de eliminar al Villarreal que estaba en Champions. Ese año teníamos muy buen equipo y ascendimos a Segunda división.
¿Entonces cuál era el secreto?
Es que íbamos enchufadísimos, nos enfrentábamos a jugadores que veíamos por televisión en el Racing, Espanyol… Cuando se enfrentan a equipos de Segunda B la motivación no es la misma, no es fácil porque igual no saben ni dónde está Miranda de Ebro. Para ellos era un partido más y para nosotros era el partido de nuestras vidas.
Casi todo pasa por la motivación...
Es que es así, nosotros íbamos a jugar en toda nuestra vida tres o cuatro partidos así. Sin embargo, el Villarreal jugaba Champions y no creo que se motiven lo mismo si vienen de jugar contra la Juventus o el Milan. La actitud es distinta a la nuestra.
Cuando llegaba el sorteo, ¿preferíais a un Primera?
¿Sabes qué sucedía? Que todo pasaba muy rápido, jugábamos domingo y miércoles y no nos daba tiempo de pensar. Fue una vorágine que al final nos pesó, porque no teníamos una plantilla como el Barça, Madrid o Atleti para afrontar tantos partidos. Hacíamos los viajes en autobús y con desplazamientos largos. En el Athletic andaban como motos. Físicamente llegamos muy mermados, y noté mucha diferencia física en Anduva y luego en San Mamés. Acabamos la Copa del Rey muy cansados. Si físicamente bajábamos el nivel, las opciones ya se reducían mucho más.
¿Recuerdos algo que te sorprendiera especialmente de aquellos partidos, estadios...?
Me acuerdo de un detalle que no se me olvidará nunca. Cuando llegamos al vestuario local del Villarreal, todos tenían su sitio, con la foto de cada uno. Yo venía de haber jugado en Preferente, Tercer, donde se duchaban cinco y había que esperar para que se pudieran duchar los otros cinco. Cuando empezaba el partido con 30.000, yo a veces había jugado delante de 100 personas.
¿Te temblaban las piernas ante los poderosos?
Me ponía mucho, me gustaba jugar con mucha gente, me encantaba, me exigía más a mí mismo. Cuando estás acostumbrado a jugar en estadios desangelados y llegas ahí, es muy motivante.
¿Te impresionó de manera especial alguno de los futbolistas con los que te enfrentaste?
Veía por televisión a jugadores como Fernando Llorente o Javi Martínez, que eran campeones del mundo… Veía a Javi por la tele como un jugador normalito, pero en San Mamés le encaro, le regateo una vez y al segundo lo tengo otra vez delante, ¿pero cómo lo ha hecho? La fuerza que tenía en las piernas era brutal. Ya había recuperado la posición. Es que me enfrenté a Muniain, Joan Verdú, Munitis, en el Villarreal tenían jugadores muy buenos. Cambié camisetas con algunos de ellos.
Lo de provocar a los futbolistas rivales, ¿lo teníais como herramienta?
Esto siempre ha pasado en el fútbol, se intenta provocar a los mejores futbolistas para intentar sacarles del partido. Le escuchaba a Valdano decir que le pasaba a Di Stefano, Hugo Sánchez… Pero tiene que saberlo y no permitirte salirse del partido. A estos niveles hay muchos niños además viendo esos partidos, no son edificantes, tratan de emular a sus ídolos y creo que hay que erradicarlo.
¿Qué les dices a los detractores de este formato de Copa del Rey?
Que es muy bonito tener la posibilidad de enfrentarse, lo bueno es que se democratiza, si eres mejor, lo puedes demostrar. Estamos teniendo esta conversación por ello, porque a la gente le gusta lo de David contra Goliat. Tiene su dosis romántica en el fútbol. O estás bien, preparas el partido y estás enchufado … En Segunda división hay muchísimo nivel, el futbol cada vez se iguala más, se estudia más a los rivales… el que sea superior, que lo demuestre.
Es una forma de recuperar los valores del fútbol.
Son los más auténticos. Es el fútbol en sí. El fútbol no es Primera división, hay más licencias fuera de Primera. Es muy bonito ver al Barça o Madrid, pero hay otro fútbol, alejado de los focos y no lo vemos porque no nos los enseñan todos los días, pero este formato es lo mejor para el fútbol.
¿Es cada vez más difícil ver sorpresas en la Copa?
A priori en el deporte colectivo suelen estar arriba los mejores equipos. Siguiendo la lógica es así, pero en otros años hemos visto de Primera RFEF o Segunda jugando semis. Volverá a pasar, lo nuestro no fue común, pero seguirá habiendo sorpresas.
De los equipos más modestos que quedan, ¿cuál crees que podría darla?
Para ganar la Copa, no veo a ninguno. Cuando llegas a octavos ya plantean los partidos de una forma más seria, más mentalizados, y en cuartos dar la sorpresa ya lo veo más complicado. De cien partidos, el Madrid nos hubiera ganado 99. El entrenador nos decía "disfrutad", y creo que esa fue una de las claves del Mirandés.