La magia de la Copa y los Segunda Federación llevan al límite a Girona y Cádiz

Ya lo avisamos. Lo del martes fue un simple calentamiento de lo que estaba por venir. Las sorpresas iban a llegar, es un hecho irrefutable por la ciencia. La mañana de este festivo 1 de noviembre estuvo cargada de emoción y tuvo absolutamente de todo. Entre la gloria a mitos como Falcao, Nyom o Ángel, hasta goles surrealistas, pasando por jugadores de Primera jugando con recogepelotas y el Girona y el Cádiz contra las cuerdas.

Quién le iba a decir al colíder de LaLiga que necesitaría de una jugada maradoniana de Savinho en el último segundo para salir indemne del campo del San Roque de Lepe. O al Cádiz que necesitaría de los penaltis para tumbar al Badalona Futur con diez. Es lo inexplicable de este torneo, su magia, la ilusión de los modestos que puede contra todo y contra todos. Al menos, para competir, que ya es un premio mayúsculo cuando muchos de ellos ni siquiera soñaron con ello.

Otra telaraña de Halloween para un Primera. Los equipos de Copa Federación son el segundo bombo "más débil" o, al menos, el segundo en salir. Engañoso. Sus equipos tienen bases sólidas y no están tan lejos del fútbol profesional. El Cádiz era consciente. De hecho, Sergio avisó en la previa que tenían que hacerlo mejor que la pasada temporada, a modo de broma, tras caer eliminados en primera ronda la pasada campaña. Otra cosa, claro, es lo que pasa en el campo. Los cero tiros a puerta del grande a la media hora dejaban entrever sufrimiento e igualdad. La consigna no era errónea. Sergio Cortés falló una ocasión clarísima ante David Gil, el héroe. Luego los gaditanos pidieron dos penaltis, sobre Zaldúa y Negredo, sin la costumbre del VAR, que no trabajará en el torneo hasta octavos de final.

El empuje gaditano era contrarrestado a la par por su rival, que defendió su categoría con orgullo. Hasta con la expulsión de Segura en la prórroga, que parecía resultar fatal. Ni así pudo un Cádiz que necesitó de los penaltis. En la tanda, la experiencia es un grado. Cuatro lanzamientos a la red y David Gil mandando un mensaje a Ledesma. En el banquillo también hay portero.

Tenía que ser Savinho. Ese jugador diferente, atrevido, por el que se pagan entradas. Y tuvo que recurrir Míchel a él y otros tantos titulares habituales ante un gigantesco Roque de Lepe, que mereció cuanto menos la prórroga. El partido comenzó embarrado, la mejor forma de que al grande le entren las dudas. El Girona se enredó y los locales creyeron. Si hasta estuvieron al borde del gol. Lo salvó Fuidías con una parada magistral y la ayuda del palo tras remate de Becken. Y en el siguiente córner, Miguel Gutiérrez bajo palos. Probleeeeemas... Valery parecía solventar toda duda con su gol nada más arrancar la segunda mitad. Un duro golpe, el psicológico para el San Roque de Lepe.

¡Ni en broma! Mizzian empató dos minutos después y el colíder de LaLiga no pudo convertir ni en una clarísima de Stuani, ni en otra de Savio. Con todo listo para la prórroga, el talentoso extremo del Girona no quería media hora más para sus 'desgastadas' piernas. No lo parecían cuando se echó un carrerón de cincuenta metros y transformó uno de los goles en lo que va de Copa. Sobre la bocina y para tumbar la valiente rebelión del San Roque de Lepe. Bravo también por ellos.

El Rayo Vallecano asalta la casa de Montse Tomé. La seleccionadora vería desde la distancia a su tierra y el equipo de sus sobrinos con detalle, pero la ilusión iba de la mano del casi imposible. Un equipo de Regional contra uno de Primera. La distancia no solo se mide en la calidad, también en el oficio. Deco cometió un penalti tonto sobre De Frutos y lo transformó Falcao. El colombiano ha vivido en su amplia carrera decenas de eliminatorias de élite, con títulos en juego, y ahora debe bajarse al barro de la primera ronda y chocar contra los modestos. Le da igual. Un Tigre anda suelto por la Copa: recibió por la izquierda, encaró y a la escuadra ante el júbilo de los desplazados rayistas portando el lema "locos por la Copa".

Camello, aspirante a arrebatar la titularidad a Raúl de Tomás, hizo méritos con un fantástico gol a la media vuelta de los válidos para la gente a la que le gusta el fútbol. Los asturianos, con el partido adverso, jugaron a tumba abierta, en busca de un gol para la historia de su club. No lo lograron, aunque este día no lo olvidarán jamás. Menos De Diego, que paró un penalti a Nteka. Y probablemente tampoco Bebé un fallo a puerta vacía mientras el estadio asumía el 0-4. Después, lo arregló con un chutazo de falta a la red y otro más para su cuenta particular. Un clásico.

La clásica trampa de la Copa del Rey. El Cartagena, en situación crítica en Segunda División, viajaba hasta un Municipal de Azuaga repleto de ilusión. Allí la gente acompañaba a su pueblo, desde Tercera Federación al mundo. Era fácil enredarse en el caos. Con los menos habituales y la cabeza puesta en otra cosa, los de Calero no intimidaron en exceso, regalando a su rival el derecho a creer. Chepe, de hecho, perdonó un mano a mano ante Lizoain. Señal de alerta. Los favoritos, por lógica, terminaron apretando al rival en su área. Diez remates, once córners... Pero lo importante: ningún gol. Y en los penaltis la diferencia de categoría se reduce a simples detalles... Más cuando hay tanto que perder, como en el caso del Cartagena. La tanda incluso resultó un despropósito: quedó 2-2 tras cinco lanzamientos y Lizoain, que detuvo tres, se puso la capa de superhéroe. Gonzalo Verdú transformó el definitivo en una mañana de infarto en el Municipal...

Sin señal televisiva, las redes sociales, la estadística y la sensación de los allí presentes eran noticias a cuentagotas de lo ocurrido. Y realmente no es por la circunstancia, sino la realidad: apenas sucedió nada. Hasta el filo del descanso, cuando De Mesa remachó un centro de Soule, dando pie a una de las sorpresas de la mañana. Subió al marcador old school, de las imágenes del fútbol que nos gusta. Tras la reanudación, la Ponfe asumió el balón, que no el peligro. El público enchufado veía más cerca la posibilidad de que su equipo diera la machada. Tenía motivos para creer: la lograron. Mientras, Primera Federación sigue replanteándose la Copa: un año más, eliminaciones sorpresa a la primera de cambio.

La mañana copera enseñó a clásicos de esto luchando contra los más modestos del fútbol español. Uno de ellos fue Ángel, autor del primer gol a los diez minutos de encuentro. Prácticamente como Falcao, pero su travesía no iba a resultar ni similar. El Compostela lo intentó con ímpetu y mereció más. Primero Pau estuvo a punto de marcar a centro de Pep Caballé. Y ya en la segunda mitad, Nacho salvó un gol cantado, primero repeliendo con una posible mano que pareció pecho y después salvando bajo palos. Incluso los locales reclamaron que el balón había entrado. Si no hay VAR… menos tecnología de gol que ni siquiera llega en Primera. Invitación a la calma: la repetición mostró que no había traspasado la línea y el equipo de Segunda avanzó a segunda ronda.

No traten de explicarlo. Es Allan Romeo Nyom. Otro clasicazo del fútbol español, que también ha tenido que bajarse al barro. En su caso, es su zona de confort, donde mejor se siente. Lo que nadie esperaba era que marcaría un gol de película. Una especie de escorpión de espaldas, difícil de definir, como él. Para colmó, se resbaló en la celebración, dejando otra imagen cómica y la impresión de que cualquiera le querría en su equipo. Cómo no va a sentirse seguro así Borja Jiménez, que disfruta de cómo el líder de Segunda también da una sólida imagen en el torneo del KO. Paradones de Lolo, una clara ocasión de Darío Poveda… Y la sentencia de Gonzalo Aguilar. El Llerenense solo pudo quedarse con la ilusión. Este Lega va muy en serio. A por todo.

El Alcorcón tampoco cayó en la trampa en el Mariano González. Con una situación difícil en Liga y con un rival ambicioso, era uno de los puntos señalados en la geografía española para que pudiera llegar la campanada. Pero el calor de los chavales también es un aliciente para volar. Eric Callís se marcó un jugadón por la derecha y chutó al larguero. El rechace lo convirtió Javi Lara, otro mítico del fútbol español, aunque si se dice que las asistencias son medio gol… Este por lo menos debería dar algún punto Relevo. El Navalcarnero no le perdió la cara al partido y lo siguió intentando hasta el final. Luis Aguado y Luis Enrique pusieron los 'uy' en la grada en la fría mañana madrileña. Se quedaron en eso.

Una cuesta terrorífica y un estadio incrustado en mitad del bosque. El Melilla era consciente de que la mística que le esperaba en La Salera invitaba a dar el callo desde el primer segundo para evitar un mal mayor. Tan consciente que José González marcó en el primer minuto, dejando todavía más frío el ambiente en mitad de la nada. No quedó ahí el empuje del equipo de Primera Federación. El colegiado anuló un gol a Caro por fuera de juego a los 20 minutos, y Dani García se encargó de arreglarlo con el segundo de la mañana. En una fantástica actuación colectiva, pudo sentenciar Vinicius Tanque y erró desde los once metros. La Copa no te invita a perdonar. El Melilla sufrió con el tanto de Lora en el descuento, aunque fue merecedor del pase.

Todos contentos en la isla. La Peña Deportiva había asumido el reto con ilusión, pero chocó de lleno contra el poderío de un Valladolid necesitado. Pezzolano encontró en Meseguer a su mejor aliado. Primero marcó a centro de Anuar. Después, se llevó el balón a casa, con dos instantes de inspiración. El segundo, en el 69', con una extrañísima acción del portero que salió mal, se quedó quieto, reclamó un fuera de juego que no existía y erró con contundencia; el tercero, en el 71'. Entre medias De la Hoz aprovechó un error de Seral en el despeje para poner el 0-2. El clásico partido en el que no se puede fallar. Quintana alcanzó la manita en un fin cruel para los locales. Había tiempo de arreglarlo y, al menos, convertir la mañana en una pequeña fiesta para los dos. Tovar encontró el de la honra, que significa poco en marcador, pero mucho en espíritu.

El UCAM Murcia buscó la sorpresa hasta el final sin éxito. No fue por no intentarlo. Dos grandes ocasiones iniciales avisaron al Linares de que no tendría una mañana sencilla en La Condomina, un estadio en el que también intentará dar la campanada el Deportivo Murcia. Varela chutó al palo en el 39', mientras el equipo de Primera Federación jadeaba por el empuje del adversario. Y a los penaltis tuvo que recurrir en la tanda más emocionante de la mañana: ¡6-7! Fue el último en acabar y un buen resumen de lo que sucedió: emoción, igualdad y modestos quedándose a las puertas de escribir a lo grande su propia historia.