TELEVISIÓN

La verdad tras la escena polémica de los pitos al himno de España en la nueva serie Amazon Prime: ¿qué pasó realmente en el control de TVE?

Una serie ficciona los pitos de la final de Copa del Rey de 2009 que propiciaron grandes problemas internos en Televisión Española.

El fotograma en el que un funcionario del Estado controla la realización de una final de Copa. /
El fotograma en el que un funcionario del Estado controla la realización de una final de Copa.
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

La ficción audiovisual agarra la realidad, la retuerce, la modifica y la embellece o entristece según toque. Todo está al servicio de la obra, pero la inspiración existe. Su majestad es una serie española de Amazon Prime que arranca con una historia que, para todo aquel que estaba vivo en 2009, no suena a nueva. Anna Castillo es la princesa y tiene que hacer de tripas corazón para escuchar el himno de España en la final de Copa del Rey. Mientras tanto, la trama vigila la sala de realización del partido, porque el intríngulis es la Marcha Real.

En la ficción todo ocurre en un Girona-Barcelona, así que espera que la música se escuche poco y quede sepultada por los pitos de las dos aficiones. Y así, efectivamente, sucede. Mientras, en la unidad móvil de televisión, un funcionario, se entiende que de la Casa Real, exige bajar el volumen de esos pitos. Se nota el nerviosismo en la sala, el plano de la heredera en las pantallas del estadio obliga al funcionario a salir corriendo a otro control. Ahí arranca una historia de ficción pero, en un momento similar, empezó también una real, con sus aristas y sus problemas.

Empecemos por el final, para entender la magnitud del tema. Aquella pitada al himno, en una final entre el Barcelona y el Athletic, se llevó por delante el cargo del jefe de deportes, Julián Reyes, y provocó una fuerte marejada política que monopolizó la conversación durante unos días. Hubo acusaciones de que se había silenciado el himno de manera voluntaria, una notable pelea que tuvo consecuencias importantes para los protagonistas.

La historia, de la que han pasado más de 15 años, ha sido contada en Relevo por dos de sus protagonistas, el director de deportes, Julián Reyes, y la persona encargada de editar el encuentro, Paco Grande. Las versiones son antitéticas, una confrontación importante de un momento muy tenso. Y es normal, ambos sufrieron consecuencias significativas. El primero fue destituido como director, y tuvo una sanción de 15 días de empleo y sueldo, y el segundo sufrió un proceso de evaluación en el que tuvo que defender su labor profesional.

Paco Grande describe lo que ocurrió con el himno en la FInal. Relevo

Reyes recordaba que él estaba en el palco [Grande añade que para entrevistar al rey] y que por eso mismo no se enteró de que TVE no había emitido los himnos: "El director de televisión era Javier Pons. Me llamó y, claro, yo me sorprendí, ¿por qué no se ha emitido?". Reyes debería haber sido el supervisor de todo el operativo, pero optó por estar en el palco haciendo él mismo la entrevista.

Grande explica lo que pasó en la sala de máquinas, pero antes de eso cuenta cuál era su papel teórico aquella noche y por qué, como tantas veces en el cine, su presencia en aquella sala tenía algo de accidental.

"Julián Reyes mandó un guion a Ricardo Castellano y Ricardo Castellano me lo pasó a mí el mismo día. '¿Esto lo ha enviado Julián?'. 'Pues sí, ¿por qué?'. 'No, para que lo edites tú'. Yo le dije que él era el editor, era el director adjunto. 'No, no, no, pero edítalo tú, edítalo tú'. Primer error mío, no tuve que aceptarlo", relataba en su muy reciente entrevista.

Es decir, según Grande había un guion hecho por el jefe y a él le cayó la responsabilidad, algunos dirían que el marrón, de ejecutarlo. Cuando se pone a calcular los tiempos, el veterano periodista detecta que esa pauta les puede suponer un problema: hay muchas cosas imprescindibles y muy poco tiempo para que entren todas.

"Yo paso todo eso al INews [un programa que calcula los tiempos] y me da que si respetamos todo eso no llegamos a los himnos y yo se lo digo a Ricardo Castellano y se lo digo primero, por suerte, a Lourdes García Campos: 'Oye, he pasado esto en el Inews y como hagamos esto no llegamos ni locos, nos comemos los himnos'".

En la secuencia de la serie de Amazon hay una persona externa que aparece en el control de realización y obliga a los presentes a que la cosa salga modificada. El error de TVE, que nadie duda que existió, no tuvo nada que ver con ningún misterioso miembro del servicio secreto o de la Casa Real. Había mucha gente, pero no externos a la casa.

En la serie ese funcionario está en la unidad móvil, que hoy en día es lo habitual para estos casos. La ficción ahí fue casi más precisa que la realidad, pues en este caso el control central se hizo desde Madrid, no desde Mestalla. Allí realizadores, ayudantes, el editor e incluso una redactora se perdieron el himno mientras seguían la pauta. Ninguno lo vio y el mal ya estaba hecho.

"Cuando levanté la cabeza, dije, 'nos hemos comido los himnos'. Había mucha gente en el estudio, pero parece que nadie seguía los monitores. Yo estaba centrado en la publicidad. Cuando levanto, yo ya sabía que... fatal", explicaba Grande a Relevo.

La escaleta no había servido, nadie se dio cuenta de que tocaban los himnos, no hubo la atención suficiente y, a ojos de los televidentes, Televisión Española había omitido los pitos a la Marcha Real. Gran problema.

Reyes remarca que nunca hubo ninguna intención de disfrazar o esconder aquellos pitos: "De hecho... ¿cómo va a haber una orden de silenciar algo que no sabes que se pueda llegar a producir? Es que es absurdo. Luego eso condujo a la repetición en el descanso, que esa decisión no es mía. No la veía tampoco para nada acertada".

Grande se aferra a la pauta, y asegura que lo advirtió, pero Reyes replica que en la tele se exige cintura, el papel es un plan y la vida te lleva por otros lados.

"En la escaleta tú decides que antes del partido te vas al vestuario, te vas al palco, te vas allí, te vas allá... Como en cualquier evento deportivo. Y hay quien sugirió que, como yo había dicho que antes del inicio del partido había que estar en una posición de directo, pues que claro, que la responsabilidad era mía. Es decir, otra manera muy infantil de querer quitarse responsabilidades", remarcaba Reyes.

Todo esto tuvo una vida posterior, que evidentemente no tuvo nada que ver ni con los reyes, ni con la infanta ni con Anna Castillo, sino que fue un proceso interno y doloroso para los allí presentes. Grande se enfrentó a un tribunal interno para evaluar daños, porque ese tipo de historia es de lo que hablamos, y barato no le salió.

"No se lo deseo a nadie. Sobre todo cuando te abren expediente, está la fase de información, en la que testificas, tuve que pasar ante un tribunal. Allí había compañeros que me preguntaban y tal, pero además con su fiscal, con mi abogado que yo pagué 800 euros para que me defendiera. Y el teórico fiscal, otro realizador 'ya pero tú, ¿por qué tomaste esta decisión?'. Yo dije en todo momento lo mismo que te digo ahora. Si me hubieran empurado a mí, tenían que haber empurado a todos, porque allí había, te repito, un realizador, ayudante, mezclador, director de producción, director de deportes", rememora el editor por accidente de aquel programa.

El tribunal le exoneró, eso sí, aunque es algo sobre lo que Reyes nunca estará de acuerdo, porque entiende que el editor no reaccionó. "Que alguien diga 'no, es que el fallo de Julián Reyes, porque en el guion estaba, que había que ir a...' pues menos mal que un cohete de Elon Musk no aterrizó en Mestalla, o que no hubo un atentado. O que no pasó por allí, yo qué sé, Barack Obama, imagina, Barack Obama saludando a todo el estadio. 'No vamos a dar imágenes de Barack Obama porque no estaba en la escaleta'. Bueno, eso es ridículo, básicamente", explicaba.

Grande ya ha contado su sufrimiento posterior, que se acompañó después de las miradas poco amables de todos aquellos que eran de la cuerda de Reyes. En el caso del director de deportes la historia terminó con su destitución, aunque aquella ya no fue una batalla que se solventó en el área sino algo mucho más potente, de más arriba. Ahí es donde entra la política en esta historia. Donde, si se permite la analogía, sí que aparece esa figura en la sombra que representa a los poderes del Estado, como sucede en la serie de Anna Castillo.

"Cuando pasó fue algo obviamente desagradable, duro, que afectó a mi familia de forma muy, muy, muy notable, que fue lo más delicado. Yo creo que hay quien temió por su silla y prefirió entregar otra. Hay otras opciones para manejarlo, pero tienen que ver con un liderazgo muy potente, muy inspirado, y quizá no se dio", contaba Reyes. Es decir, los jefes de verdad, al ver el incendio, decidieron apagarlo sacrificándole a él.

Los dos protagonistas reales de aquella historia reciben la secuencia y ríen. Ha pasado mucho tiempo, pero aquel Athletic-Barça marcó un antes y un después, es muy poco probable que nadie se vuelva a comer el himno de España en una final de Copa, porque ahora saben a lo que se atienen.