Cristian Benavente y la anécdota de Ronaldo en el Castilla: "Salid, disfrutad, pero con una condición, ganad un Balón de Oro"
El futbolista hispano-peruano, ahora sin equipo, repasa en Relevo su etapa en La Fábrica. "Muchos amigos se quedaron en el camino", reconoce.
"He aparcado en el Mercadona, que así luego aprovecho y compro algunas cosas". Cristian Benavente (Alcalá de Henares, 1994) acude puntual a su cita con Relevo. No es una mañana cualquiera en Madrid. Llueve y el frío acecha. "He dado un par de vueltas, eh", reconoce. Aparcar no ha sido tarea sencilla. Y llegar hasta donde está tampoco. Formó parte de una de las mejores generaciones que se recuerdan, compartió vestuario con Jesé, Mariano y RDT y aprendió a las órdenes de Ramis ("es el entrenador que más me ha marcado", señala), Toril, Zidane, Mourinho y Ancelotti. Pocos pueden presumir de un currículum así. Aterrizó en Valdebebas con 8 años y, a punto de cumplir 30, se encuentra sin equipo.
¿A qué edad y por qué empiezas a jugar al fútbol?
Te diría que al fútbol empiezo a jugar desde que tengo uso de razón. Mis primeros recuerdos son siempre con una pelota. Me gustó desde muy, muy pequeño y en mi familia son deportistas. Mi padre era portero de fútbol sala, fíjate (risas). Y la que, digamos, fue un poco más deportista profesional fue mi madre, que sí que jugó al voleibol profesional en Perú. Fue campeona de Sudamérica Sub-17, creo. Mis padres siempre han tenido devoción por el deporte en general.
Con 8 años llegas al Madrid y te cambia la vida.
Recuerdo que jugaba en el Santa Eugenia y, nada, te llaman para hacer unas pruebas junto a un montón más de niños. A esa edad lo único que haces es jugar, hacer lo que te gusta. Tampoco piensas o tienes una presión excesiva. Lo que quieres es jugar, disfrutar. Recuerdo simplemente ir a jugar con compañeros. Éramos muy pequeños y me dijeron 'oye, ¿te gustaría quedarte en el Madrid?'. Y, claro, yo dije que por supuesto. ¿A quién no le va a gustar jugar en el mejor equipo del mundo? En el Real Madrid empiezas desde muy pequeño, pero estás hasta que eres ya más mayor, que entiendo que la exigencia también cambia.

¿Cómo es un día en Valdebebas? Muchos dicen que hay egos y que es una burbuja.
Puede ser, porque es un club muy profesional desde que eres muy joven. Qué sé yo. Hay preparadores físicos específicos para cada equipo, fisios, un gimnasio profesional, como si fuera de un primer equipo. Todo muy profesionalizado. Entonces, al igual que ellos a ti te dan facilidades, la exigencia está al mismo nivel o más. Sí es cierto que se vive de una manera diferente, y eso que estamos hablando de categorías inferiores. Va en consonancia con lo que te ofrecen, y creo que es justo, porque si en un club como el Real Madrid no exigen el máximo, no sería el club que es ni sacaría los jugadores que saca.
Sin que puedas pensarlo mucho, ¿quién ha sido la persona que más te ha marcado durante tu formación?
Pues me ha venido justamente un entrenador: Ramis. Lo tuve en juvenil de primer año. Después él es quien me sube al Juvenil A y a partir de ahí tengo los mejores recuerdos en la cantera, porque el siguiente año yo ya entrenaba con el Castilla, pero seguía jugando con el Juvenil A, y teníamos un equipazo. Ganamos la Copa del Rey (ante el Athletic de Iñaki Williams), que hacía muchos años que el juvenil no la ganaba, y al final tienes muchos recuerdos y vivencias.
¿Qué jugador te impactó más?
Jesé. Yo me quedo con Jesé. No me puedo quedar con otro de la cantera. Era un jugador que hacía cosas que no se veían en ningún otro sitio. Tenía un talento natural para regatear y marcar goles que yo no había visto en la cantera antes. Así que el primer jugador que se me viene a la mente, también por lo vistoso que es, es Jesé.
Te entrenó Toril, ahora en el Madrid Femenino y bastante discutido. ¿Cómo es en las distancias cortas?
Muy buen entrenador, sí. Una persona muy tranquila que tiene las ideas muy claras. En esa época, siendo él entrenador del Castilla, creo que se hizo la mejor temporada o de las mejores temporadas. No puedo decir otras cosas que no sean buenas, porque tenía muy buen feeling con él. Tuvo un par de experiencias en la liga profesional y sé que está en el equipo femenino del Real Madrid. Para mí es un grandísimo entrenador.
¿Y Zidane, Mourinho y Ancelotti?
A Zidane lo recuerdo como un grandísimo entrenador por los resultados que tuvo, que yo creo que no se van a volver a conseguir. En las distancias cortas es una persona muy tranquila. Por todo lo vivido, por quién es y por lo que ha conseguido, yo creo que transmite las cosas de una manera diferente a sus jugadores. Su método no se puede discutir porque los números hablan por sí solos.
Mourinho es un entrenador que tiene una personalidad predominante dentro del vestuario, que impone mucho. Tiene mucha personalidad, también por lo que ha ganado, y creo que es uno de los mejores del mundo. Ancelotti es un punto medio entre los dos. Su personalidad, carácter, lo que impone también y por lo que ganó como jugador y entrenador. Los tres son personalidades muy válidas.
¿Cuál es la historia detrás de esta foto?

Pues Zidane y Ronaldo son muy amigos y ese día llegó primero uno y después el otro a ver el entrenamiento, como algo muy normal, pero, claro, para nosotros no es normal ver a Ronaldo, el Fenómeno, en un entrenamiento. Estábamos todos como locos pidiéndole fotos, y justo esa la tengo yo también guardada de recuerdo. Estuvo como 20 minutos tomándose fotos con todos los jugadores, pero es que es normal porque no le ves todos los días en tu entrenamiento.
Decían que eras el álter ego de Özil. ¿Cómo se gestionan ese tipo de comparaciones?
Bueno, cuando estás en la cantera hay muchas comparaciones de ese estilo. Están los dos ojos en el primer equipo, pero siempre hay uno que se desvía a la cantera, porque al final es el Real Madrid y tienes mucha presión, siempre se sacan grandes futbolistas. En el mundo hay pocas canteras que se puedan comparar a la del Real Madrid y, bueno, yo por la personalidad que tengo la verdad es que vivo esas comparaciones muy tranquilo. No me afectan. Es algo normal cuando estás en un club de estas dimensiones. Es algo que puede pasar y no hay problema.
Zidane dijo de ti que tenías talento para jugar en cualquier equipo de Primera. ¿Qué falló?
Bueno, en el Real Madrid, al final, están, han estado y estarán los mejores jugadores en su puesto de todo el mundo. Es muy complicado. Incluso llegar hasta donde yo llegué es difícil, porque tengo muchísimos amigos y muchísimos compañeros que se quedaron en el camino al Castilla. ¿Qué falló? Pues no te puedo decir a ciencia cierta qué falló, pero sí sé que competía en el primer equipo con jugadores de clase mundial, campeones del mundo y de Europa, y también de trofeos individuales. Al final hacen que subir al primer equipo sea un paso bastante alto, sobre todo en esa época. Teníamos por delante al Real Madrid de Mourinho, que venía de hacer grandísimos fichajes. Entonces el paso era muy grande.
¿Cómo de real fue el interés de España en que fueses convocado con la Sub-19? Dicen que Hierro te quería.
Si te digo la verdad, no te sé decir mucho porque yo en ese momento ya había debutado con la Sub-17 de Perú, había jugado un Sudamericano en Ecuador, si no recuerdo mal, y quería debutar lo antes posible con la absoluta de Perú. De hecho, debuto con 18 años, así que no tenía muy en mente lo que pudiera hacer con las categorías inferiores de España.
¿Era muy diferente el Cristian que se fue de La Fábrica respecto al que llegó?
Sí (risas). El Cristian que se fue era un jugador ya muy maduro por las circunstancias que vives, por todos los partidos y experiencias. Y, bueno, la verdad es que me fui con lo positivo que te da siempre vivir tantos años en una ciudad como Madrid y en un club como el Real Madrid. Tenía también muchas ganas de vivir una experiencia nueva, de salir de mi zona de confort. Soy una persona a la que le gusta tener mi espacio y me apetecía irme lejos y cambiar un poco la dinámica.
¿Hay falta de oportunidades a los canteranos?
No creo que haya falta de oportunidades, pero sí creo que la exigencia en el primer equipo es máxima siempre. No hay tiempo para adaptarse. El resultado tiene que ser inmediato, porque es el primer equipo del Real Madrid y ganar es una obligación. Normalmente los jugadores que están preparados para jugar ya y ganar son los que juegan. Y entiendo que esas condiciones las reúnen más los que están en el primer equipo.
Después del Madrid fichaste por el MK Dons de la Segunda División inglesa. ¿Por qué no funcionó?
Me enseñó mucho irme para allá. Podía haberme quedado en Segunda aquí en España, pero me apetecía conocer otro país, salir. El fútbol inglés llena mucho los ojos. Tiene unos estadios de primer nivel, siempre con muchísima gente y me apetecía irme a otra ciudad. Milton Keynes está muy cerca de Londres y me llenó un poco los ojos el hecho de poder empezar a vivir solo, empezar una vida de deportista profesional en todos los aspectos. Llegué allí y recuerdo que tenían un estadio precioso. Era la primera vez que veía que un hotel estaba dentro del estadio. Un anillo del estadio era solamente el hotel, que tenía vistas al campo. La ciudad deportiva en la que entrenaban también estaba muy bien, todo muy verde. Muy inglés, que digamos.

Y el entrenador (Karl Robinson) era un antiguo alumno de Rafa Benítez. Tenía una filosofía de fútbol que encajaba con cómo se practicaba en España, porque en ese entonces en el Liverpool había muchos españoles (Luis García, Riera, Xabi Alonso...). Claro, nosotros en los primeros partidos teníamos una idea de fútbol muy española, pero los resultados no llegan. Y vuelve la idea del fútbol inglés, que es más físico, más balones en largo y ahí yo con 20 años no llegué a encajar. Para mí era muy difícil. La segunda división es un fútbol complicado y pensé 'si no estoy jugando aquí, tengo que jugar, tengo que buscar otro sitio'.
¿Qué hizo clic en Bélgica para que recuperases sensaciones y fueses titular en un equipo de Primera División?
No había estado contento en Inglaterra y el siguiente paso tenía que ser intermedio. Algo que se acercase mucho a lo profesional en el sentido de las cinco grandes ligas. Al final me fui a Bélgica, que es una liga de la cual salen muchísimos talentos. También a nivel físico, porque eso es el fútbol a día de hoy. Un deporte muy físico. En Bélgica hay muchos jugadores africanos con un físico imponente, rápidos... En ese momento pensé que era el punto intermedio, porque era un equipo de primera división y eso siempre motiva al futbolista.
Me encajó. Había tenido la posibilidad de ir antes, porque el mismo equipo (RSC Charleroi) se interesó en mí cuando yo salí del Madrid, y valoré mucho que seis meses después estuviesen dispuestos a que fuera. Esa etapa fue la que hizo clic en mi carrera, jugando partidos de primer nivel y manteniéndome.
¿Y por qué después de tres buenos años en Bélgica te vas al Pyramids de Egipto?
Fue una muy buena oportunidad. Una oferta que me llega en un momento en el que estaba a muy buen nivel. Entonces hay un momento en el que te planteas decir 'vale, este equipo me quiere, me quiere mucho', porque me hicieron una muy buena oferta y también detrás del club había un gran inversor como es Turki Al-Sheikh, ahora dueño del Almería. Lo que se planteaba con Pyramids era algo muy grande, teníamos un entrenador de primer nivel (Ramón Díaz), unos compañeros muy buenos, teníamos jugadores de Brasil, goleadores de Ecuador y un cuerpo médico entero brasileño.
Y eso, sumado a la gran oferta que me hicieron, dije 'pues mira, en el fútbol es que no se sabe lo que va a pasar. A lo mejor me quedo, me lesiono y no vuelvo a tener una oferta así o a lo mejor me quedo, hago seis meses buenísimos, porque yo me fui en enero, en el mercado de invierno, y no me puedo ir a un club top de Europa...', pero eso no lo sabes. Entonces en ese momento, con 24 años, preferí quedarme con lo que tenía en mano, que era una muy buena oferta de un club que quería ser el mejor de África. Pensé 'voy a por una experiencia más, vamos a cambiar un poco'. Bueno, un poco no, sino radicalmente. Todo. Vi el interés, que era tan grande, y decidí irme. No me lo pensé mucho. El fútbol es corto y no me arrepiento. Conocí gente maravillosa y también se trata de eso, de tener experiencias que, al final, te quedan.
Supongo que no esperabas salir cedido hasta tres veces.
Bueno (risas). Yo soy una persona que no tiene problemas a la hora de moverse de club, Me gusta. De hecho, es lo que he dicho de que estando en España podía haberme quedado allí y al final me fui a Inglaterra. Me gusta ir a diferentes países y equipos. Creo que es algo que pone un poco de especias a tu carrera. Es como conocer más sitios, más lugares, más personas. La primera cesión fue a Nantes, un equipo de la primera división francesa. Dije 'joder, ¿por qué no? Obviamente me voy'. Es una liga top, con buenos estadios y jugando contra equipos como el PSG. Pero, claro, viene una época complicada con la pandemia. La francesa fue la única liga de Europa que no terminó y fueron unos meses largos de espera. Estaba todo en stand-by.
La temporada en Egipto estaba jugándose, se alargó más de la cuenta y a mí no me podían inscribir en ese momento para sólo dos meses. Entonces se presenta la oportunidad de irme a Bélgica, al Antwerp, que es un club que ha crecido muchísimo. Un proyecto muy bueno. Me llamó Iván Leko, el entrenador en ese momento, y me dijo 'Cristian, jugamos Europa League, tienes que venir'. Le dije que claro, que me iba ya. Con Iván ya había coincidido estando yo en Charleroi, porque él era el entrenador del Brujas, y alguna vez ya me soltó que a ver si jugaba para él. En enero, él se va a China por una superoferta y llega un entrenador totalmente opuesto. No me conocía y empecé a no jugar. Eso fue en enero. Durante dos o tres semanas ya vi que no estaba contando para él y supe que me tenía que ir antes de que el mercado cerrase, porque iba a estar seis meses sin jugar si me quedaba. Y, además, venía la Copa América con Perú. Necesitaba continuidad.
De repente me llama el Charleroi de nuevo y me dice que puedo jugar esos seis meses allí con ellos, porque a mí todavía me quedaba un año de contrato con Pyramids. El fútbol es así, no es lineal, unas veces subes y otras bajas. No es plano. Terminé la temporada en Charleroi, donde había estado tres años o dos y medio antes.
¿Jugar en Perú era una cuenta pendiente?
Me fui a Alianza Lima porque en algún momento quería jugar en Perú, vivir allí y experimentar allí la afición sudamericana, que para mí también tiene un toque distinto al europeo. Era algo que quería hacer. Entonces, otra vez sin pensarlo mucho, me voy. He dado los pasos que mi cuerpo me pedía, porque hay que dejarse llevar un poco. Me lo he pasado muy bien en Lima.
¿Y por qué siempre el número 24?
Bueno (risas). Me gusta el 14. Es el número que siempre que está disponible elijo. Pero también pasa que mi ídolo deportivo es Kobe Bryant, entonces él llevaba el número 24. Si el 14 no está libre, mi número fetiche es ese. Es un mínimo homenaje que yo le puedo hacer después de la tragedia que pasó.
También estás involucrado en causas sociales (UNICEF) y tienes por ahí algún que otro proyecto, ¿no?
Sí. Yo creo que es muy importante aprovechar la poca, media o mucha visibilidad que las personas públicas tenemos para intentar ayudar a los demás. Es algo que está al alcance de todos y hay muchas personas que, lamentablemente, necesitan ayuda. En Sudamérica hay mucha gente que necesita un empujón, que necesitan cosas que no pueden conseguir ellos solos. Intento aprovechar la visibilidad en redes sociales para intentar que, cuantos más seamos, mejor.
Y también tengo un proyecto con mi hermana que se llama Eleven Host. Nos dedicamos a la compra-venta de todo lo que es inmobiliario aquí en Madrid. Vamos a intentar expandirnos a Perú, porque creo que es algo interesante. Hay que pensar en el futuro y hay que invertir en cosas productivas el día de mañana.
Momento más duro y más feliz.
El más duro, sin duda, la lesión de ligamento cruzado de la que me estoy recuperando ahora. Me operé a principios de año y el dolor que se siente no se puede ni explicar. Hay dolores que se soportan, pero ese no.
Mi club (Alianza Lima, aunque no seguirá) me ha permitido recuperarme en Madrid, con mi familia, y el proceso ha sido mucho más llevadero. El más feliz, no lo sé. Hay muchos: amistades que haces, haber ganado la liga en Perú, el debut con la selección nacional, jugar la Libertadores o la Europa League. El fin de semana pasado estuve en Bélgica viendo un partido del Charleroi y la gente me reconocía, me pedía fotos y me preguntaba dónde estaba jugando.
Cuéntame una anécdota que resuma tu carrera.
Justamente el día que estábamos entrenando en el Castilla con Zidane y vino Ronaldo, después entró al vestuario y Zizou le dijo 'diles unas palabras a los chicos, diles algo, algún consejo'. Entonces Ronaldo, como es él, muy alegre y siempre haciendo bromas, dice 'mira, yo os recomiendo que disfrutéis muchísimo del fútbol, que salgáis, que vayáis para acá, para allá... pero con una condición, que es que ganéis el Balón de Oro primero, porque yo lo gané con 21 años y a partir de ahí he disfrutado de la vida y del fútbol plenamente'. Y eso fue lo que nos dijo.