REAL MADRID

El enamoramiento de Florentino Pérez con Ancelotti: "Lo de Di María y James no le pasa más"

La relación entre presidente y entrenador, más estrecha que nunca.

Florentino y Ancelotti, tras ganar la Decimotercera /REUTERS
Florentino y Ancelotti, tras ganar la Decimotercera REUTERS
Hugo Cerezo

Hugo Cerezo

Los que conocen a Florentino Pérez saben que para nada regala elogios en su esfera privada, que es la que prevalece de verdad, sobre todo si se trata de un entrenador. La hemeroteca y el chau chau están repletos de comentarios, unos literales, otros verosímiles e incluso muchos más simplemente ficción, sobre aquellos que han ocupado el banquillo del Real Madrid, inquilinos todos ellos que rara vez han contado con una adhesión total del presidente, más allá de Mourinho, precisamente el tipo de librillo que no gana Champions con el Real.

Ancelotti también sufrió el veredicto del palco. Su marcha en 2015 tras una temporada en blanco dejó una estela de adjetivos peyorativos que el italiano, relativista donde los haya, dejó pasar sin más. Cuando Ancelotti y José Ángel Sánchez hablaron por teléfono en lo que fue la primera piedra de su regreso, no quedaba ni el recuerdo del epílogo de aquella primera etapa.

Transcurridos los meses, las remontadas, los títulos y los premios, el veredicto de Florentino ha girado 90º, los que van del pulgar señalando la condena a apuntar al cielo. Carletto ha conquistado al presidente, no sólo por los resultados, incontestables, sino por la gestión y la planificación deportiva. Porque Carletto ha ganado, sí, pero lo ha logrado potenciando las apuestas del club. Vinicius, Rodrygo, Valverde, Militao... Jugadores que con Zidane no lucían el estatus actual.

Ancelotti y Florentino, en su presentación en 2013  AFP
Ancelotti y Florentino, en su presentación en 2013 AFP

El cambio

En el club todavía hay quien recuerda lo que sucedió al inicio de la segunda temporada de Ancelotti en el Madrid. Se jugaba la Supercopa de España contra el Atlético en el Bernabéu, con un Real que venía de ganar la Décima, James recién fichado y Di María en la rampa de salida, tanto que el colombiano marcó en la segunda parte (1-1) y El Fideo dejó el club siete días después. Sin embargo, el italiano apostó por el argentino en el once, para disgusto del presidente, y no sólo por los cientos de colombianos que acudieron al Bernabéu. "Eso ya no le pasa más, porque ha entendido que el Madrid es distinto a todo".

El trato entre presidente y entrenador es mucho más estrecho que hace ocho años. Más mensajes y más encuentros, un cariño que públicamente se reconocen, dándose valor mutuo. En abril, Carletto apuntó. "En esta segunda etapa la relación con Florentino es más tranquila y equilibrada". Ahora es un punto más, hasta definirse de muy cercana. Pérez, hace días en Tuttosport: "Sin duda es el mejor entrenador para el Real Madrid, porque nos conoce desde hace muchos años. Conoce nuestros valores y sabe transmitirlos a los jugadores. Esto lo convierte en el entrenador perfecto. Es difícil encontrar uno mejor que Ancelotti".

Su "mano floja" (aunque a veces no lo sea tanto) gestiona los recursos que el club pone a su disposición. Supo ganar un doblete en unas circunstancias extraordinarias. Era el año I sin Ramos (ni Varane). El hueco dejado por Zidane era un socavón. No llegó Mbappé. Y supo levantar un doblete con los dos jugadores mejor pagados prácticamente de espectadores, Bale y Hazard. Este verano, más de lo mismo. Año I sin Casemiro. No llega Mbappé. El mejor pagado continúa sin jugar. Y los resultados siguen brillando, incluso con un Benzema disminuido.

Carlo hasta levanta la voz, no solo la ceja, contra los arbitrajes, como demostró tras la mano de Asensio frente al Girona. Por inhabitual cobra más fuerza la queja, porque Ancelotti no es de lamentos. Su retórica seduce y enseña. Es la calma del hijo de campesinos de Reggiolo, un padre y un tutor y profesor para su hijo Davide.

Davide besa a su padre Carlo Ancelotti Getty Images
Davide besa a su padre Carlo Ancelotti Getty Images

Prepara el testigo

Porque ya se está preparando el relevo de Carlo a su segundo. Ancelotti ha declarado que, con contrato hasta 2024, no habrá más fútbol después del Madrid. En ese momento está previsto que Davide inicie su carrera en solitario en el mundo de los banquillos. Es otra figura que ha crecido exponencialmente desde la primera a la segunda etapa. A sus 33 años ha pasado por cuerpos técnicos como el del Madrid, el Bayern, el Nápoles y el Everton. Y no como becario, sino como pieza importante dentro del staff. "Su nivel es otro, muchísimo más alto que en la primera etapa", conceden desde Valdebebas, ya que anteriormente estaba en una segunda fila detrás de Giovanni Mauri.

Los resultados mandan y este enamoramiento puede deteriorarse a la que los blancos no estén en lo más alto. Nadie olvida que en 2015 Carlo no siguió tras no ganar ningún título, misma situación, con causas distintas, de lo vivido por Mourinho o Zidane en 2021. Pero los que conviven con ambos apuestan a que la relación entre Ancelotti y Florentino perdurará más allá de la estancia del italiano en el banquillo.