ATLÉTICO- FEYENOORD

El '020', el equipo del pueblo, fue el primer club holandés en ganar la Copa de Europa y lanzar al mundo el fútbol total

El rival de los de Simeone, siempre a la sombra del gran Ajax, fue el último equipo de Cruyff y es el gran olvidado de la gran competición continental.

El Feyenoord celebra la Copa de Europa de 1970. /UEFA
El Feyenoord celebra la Copa de Europa de 1970. UEFA
Enrique Ortego

Enrique Ortego

La historia del fútbol no ha sido justa con este club holandés fundado en un pub, De Vereeniging, en 1908 y próximo rival del Atlético en la Champions. Para los aficionados del siempre ponderado y admirado Ajax es, simplemente, el '020', como el prefijo telefónico de la ciudad de Rotterdam. Un buen ajacied nunca pronuncia el nombre de su eterno rival. Del mismo modo que un miembro de 'Het legioen' (La Legión) tampoco pronuncia el otro y denominan a su enemigo histórico como el '010', el prefijo de Ámsterdam. Ojo por ojo. Diente por diente.

Traspasando esa gran rivalidad del Clásico holandés, De Klassieker, muchas veces vandálico por el comportamiento y los enfrentamientos entre dos aficiones que se odian encarnizadamente, el Feyenoord, que es el protagonista de este artículo, es uno de los grandes olvidados del fútbol mundial. Nunca se le han concedido los honores que se merece por ser el primer equipo holandés en ganar la Copa de Europa (1970), la Copa Intercontinental (1970) y la Copa de la UEFA (1974). Sí, todo ello antes que el Ajax de Marinus Michels en el banquillo y Johan Cruyff en el terreno de juego. Además, títulos aparte, tampoco a los rojiblancos de Rotterdam se les ha reconocido como debiera que fueran los primeros exponentes del fútbol total que, pocos años después, identificó por todo el universo a la selección holandesa y al propio Ajax. Como mínimo, el Feyenoord tendría que compartir privilegios con ellos.

Una cuestión no debería oscurecer la otra. Cierto es que los de Ámsterdam ya habían jugado la final de la Copa de Europa del año anterior (1969). La que perdieron en el Santiago Bernabéu ante un Milan (4-1) que se los llevó por delante y que luego ganaron tres consecutivas (1971, 1972 y 1973). Pero realmente fueron los de Rotterdam los primeros en levantar la Orejona después de eliminar en octavos al mismísimo campeón en ejercicio, el verdugo del Ajax del año anterior, y en la final a un Celtic que salía como favorito y que en esos tiempos, ya con una Copa de Europa en sus vitrinas, se presentaba como uno de los mejores equipos del momento.

Genes obreros y proletarios

Mucho antes de hacerse un hueco entre los campeones de la gran competición continental y llamar la atención por su juego atrevido, anárquico, siempre al ataque en el que el lateral jugaba de delantero centro y el extremo de centrocampista, el Feyenoord era reconocido en su país como el equipo del pueblo (De Klub van het Volk). Sus aficionados salían del gran puerto de la ciudad para acudir a su cita con De Kuip, el estadio oval, levantado en 1937 y cuya traducción al castellano responde al nombre de La bañera. 

De ahí, que sus jugadores, cuando celebran un título, se ponen todos un albornoz para integrarse en el escenario. Ese estadio, para ellos, es mucho más que un recinto deportivo. Durante la Segunda Guerra Mundial allí fueron enclaustrados los prisioneros disidentes de la resistencia antes de ser deportados a los campos de concentración. Se le considera como un símbolo antinazi. Sus aficionados siempre se han sentido orgullosos de su base proletaria y obrera, que siempre ha chocado y choca con la gente más acomodada, con tintes burgueses, de Ámsterdam y perfectamente representada por el Ajax.

Como comenta Iván Castello, periodista de Eurosport y reconocido aficionado a este club hasta el punto de que un día le enviaron desde allí una camiseta con su nombre, "el Feyenoord siempre ha defendido la ley del esfuerzo, del sacrificio, de la lucha. Fue uno de los creadores del fútbol total, del fútbol carrusel. Ha tenido buenos jugadores como Van Hanegem, como Israel, como Mouljin, que estuvo 17 años en el primer equipo, pero nunca las estrellas estelares del Ajax. De Kuip, históricamente, siempre se ha llenado más allá de cómo ha ido clasificado el equipo. Es una cuestión pasional. Es su club, es su equipo y tienen que estar cerca suyo. ¿Que por qué me hice del Feyenoord? Porque un día, siendo niño, en la Cala San Vicente de Ibiza vi a un señor con su camiseta y me llamó la atención. Era holandés. Hablé con él medio en francés y desde ese día me hice de ese equipo. Además vestía rojo y blanco, como el Atlético, que a mí también me tira... Por cierto que no sé con quién iré en estos dos partidos. Que se clasifiquen los dos...".

Happel, pionero del fútbol total

El Feyenoord entró en la élite de la mano de un entrenador austriaco entonces, en la mitad de los años 60, medio desconocido, pero que después hizo carrera de las buenas, Ernst Happel. Hasta el punto de que fue el primer técnico en ganar la Copa de Europa con dos clubes diferentes. En 1983 también lo hizo con el Hamburgo en Atenas contra la Juventus. Llegó en 1968 y a la temporada siguiente consiguió el doblete que volvió a abrir las puertas de la Copa de Europa, que el club ya había alcanzado con antelación en tres ocasiones. Una de ellas, en 1966, había perdido en el Bernabéu (5-0) con cuatro goles de Puskas. Para los aficionados más viscerales, realmente aquel doblete se consideró como un triplete. Sumaron a la Liga y la Copa la derrota del Ajax en la final de Madrid. Happel entrenó después en el fútbol español, al Sevilla (1973-75), y dirigiría a Holanda en el Mundial 1978, donde perdió la final contra Argentina.

Ese bloque armonioso, alegre, de cambios constantes de posición, confirmó plenamente que la tendencia futbolística estaba en desarrollo. Tiempos de cambio. Después de un claro dominio de los clubes latinos, Real Madrid (6 Copas de Europa), Benfica (2), Milan (2), Inter (2), los británicos Celtic (1967) y Manchester United (1968) habían abierto su hueco. Y entonces llegó la escuela holandesa. Happel resumía su filosofía futbolística en una frase: "Intento encontrar un equilibrio entre el futbol atlético y el juego inteligente".

En su trayectoria hacia aquella final que le ascendió a la gloria futbolística, solo tuvo al Milan como gran enemigo. Tuvo la suerte de que también cayeron por el camino el Benfica (por moneda) y el Real Madrid, a quien eliminó contra todo pronóstico el Standard de Lieja. La finalísima se disputó en San Siro y el Feyenoord llegaba como víctima. Partido dramático resuelto a tres minutos de finalizar la prórroga con un gol del sueco Kindvall. Sin tener un once de estrellas, aquel Feyenoord tenía una columna vertebral solida. Desde el portero Pieters-Graafland, 37 años, que disputó la final después de un año sin jugar; el defensa Israel; los centrocampistas Mouljin, Van Hanegen y Jansen y los delanteros Geels, lesionado para este encuentro y Kindvall.

Jugadores con gafas

El título europeo permitió a los holandeses afrontar la Copa Intercontinental ante el rey de la Copa Libertadores en aquellos tiempos, el Estudiantes de la Plata. El temido equipo de Bilardo, Verón padre, Pachamé, Malbenat, Echecopar... Empate en Buenos Aires (2-2) y triunfo por la mínima en Rotterdam con gol de Van Daele... el delantero que jugaba con gafas. Tal cual. Y no era el único, también el defensa Israel se las puso en algunos partidos para compensar su miopía, pero no tanto como su compañero, que jugaba siempre con ellas.

Para los incrédulos, en internet abundan las fotos del delantero autor del gol del triunfo con las lentes. En la final, los jugadores de Estudiantes protestaron al árbitro por tal detalle. Argumentaban que en Suramérica no se dejaba jugar con ellas, pero ante el fracaso de su protesta y tras el gol decidieron quitárselas. Dicen las crónicas que Malbernat las tiró al suelo y las pisoteó antes de pasárselas a algunos compañeros que las terminaron de hacer trizas.

Esa fue sin duda la gran época de este club desconocido y olvidado, pero que presenta un palmarés importante a lo largo de sus 115 años de historia. Además de los tres grandes títulos reseñados, almacena una segunda Copa de la UEFA (2001-02), 16 Ligas, 13 Copas, cuatro Supercopas de Holanda... y el inmenso placer, que vale tanto o más que un trofeo, de, en la temporada 1983-84, fichar al máximo exponente de su eterno enemigo: Johan Cruyff. Enfadado, sintiéndose traicionado por el Ajax, que era el club de toda su vida junto al Barcelona, y en señal de venganza, el flaco acabó su carrera vestido de rojo y blanco con De Kuyp rendido a sus encantos. Jugó 44 partidos con esa camiseta y marcó 13 goles. Ganó la Liga y la Copa.