HISTORIAS DEL MUNDIAL

España ganó un Mundial (militar) a Marruecos y en el siguiente acabaron a palos

La Selección ganó en 1965 ante los magrebís y una temporada después tuvieron una pelea tumultuaria y hasta el árbitro huyó.

Una imagen de archivo de la Selección española que compitió en el Mundial militar./CUADERNOS DE FÚTBOL
Una imagen de archivo de la Selección española que compitió en el Mundial militar. CUADERNOS DE FÚTBOL
Enrique Ortego

Enrique Ortego

La rivalidad futbolística entre España y Marruecos va mucho más allá de sus tres enfrentamientos oficiales a nivel de selecciones absolutas: los dos de la fase de clasificación para el Mundial de Chile 62, sendas victorias hispanas, y su duelo directo en el Mundial 2018 (2-2). Allá por los 60 la hostilidad llegó a límites insospechados en una competición que ahora mismo está casi descatalogada -continúa celebrándose bajo la nomenclatura de Juegos Militares-, pero que en su época tuvo su repercusión mediática, sobre todo porque España fue campeón del mundo en fútbol.

El Consejo Internacional del deporte militar (CISM) organizaba desde 1946 periódicamente cada año una serie de competiciones denominadas Campeonatos del mundo militares de los deportes más populares y en los que podrían participar militares de profesión y también los ciudadanos que estuvieran cumpliendo el servicio militar. El fútbol español no entró en escena hasta finales de 1964, que realmente ya era la competición del año siguiente, de la que se proclamó campeón.

En aquel momento, la selección militar se convirtió en un vivero de la absoluta, hasta el punto de que un total de 32 futbolistas pasaron por ella antes de debutar en el primer equipo. Por la edad de los jugadores participantes venía a ser como una selección Sub 20/21, que dependía del Ministerio en cuestión. Vestía los mismos colores, camiseta roja y pantalón azul, y su escudo tenía representación de los tres ejércitos: tierra, mar y aire.

Una imagen de archivo de la Selección española que ganó el Mundial militar. CUADERNOS DE FÚTBOL
Una imagen de archivo de la Selección española que ganó el Mundial militar. CUADERNOS DE FÚTBOL

Los jugadores seleccionados tenían que acudir a las convocatorias con sus respectivos trajes castrenses y viajaban en aviones del Ejército. La selección de fútbol participó en tres ediciones: 1965, 1966 y 1968 y despareció del escenario después de algunos incidentes y de que los clubes comenzaron a mirar con desgana la convocatoria de sus jugadores y estos mismos tampoco estuvieran ya por la labor.

Valga esta introducción para poner en escena la rivalidad España-Marruecos, que surgió ya la primera vez que se enfrentaron. La trayectoria hispana comenzó con una eliminatoria contra Francia, campeona del año anterior. El responsable máximo del equipo era el general Matías Sagardoy y se nombró seleccionador al teniente coronel de Aviación Luis Alfonso Villalaín que era entrenador titulado y había dirigido al Murcia en Segunda y al Racing de Santander en Primera. El primer partido oficial del combinado recién formado fue en el Sánchez-Pizjuán sevillano (16-12-1964) y acabó con empate a uno. En la vuelta, España ganó (0-1) por lo que se clasificó para la siguiente ronda.

La Selección, entrenando antes de participar en uno de los Mundiales militares. CUADERNOS DE FÚTBOL
La Selección, entrenando antes de participar en uno de los Mundiales militares. CUADERNOS DE FÚTBOL

Final televisada y lleno absoluto

Allí eliminó a la Portugal de Eusebio, que había ganado el Balón de oro, ese año, (1-1 y 1-0) y dio el salto a la fase final que se disputaría en Oviedo y Gijón a modo de liguilla. España perdió el primer partido ante Turquía (1-2), en un duelo plagado de malos modos y goleó a Bélgica (5-1), con lo que el enfrentamiento contra Marruecos se convertía en una finalísima. Lleno absoluto en El Molinón, 30.000 espectadores, y partido retransmitido en directo por TVE con Matías Prats, padre, como narrador de lujo. El marcador (3-0), con tantos de Ufarte, Gallego y Fusté, fue fruto de la superioridad española, pero la segunda parte, según cuentan las crónicas, estuvo cargada de interrupciones por la dureza con la que los marroquís afrontaron la situación de verse por debajo en el marcador. Ya en la primera parte se tuvo que retirar lesionado Oliveros tras una fuerte entrada que le afectó a la clavícula.

El éxito, campeona del mundo militar, fue celebrado como se merecía. Al entrenador se le concedió la medalla de plata al Mérito deportivo y a los jugadores la de bronce, además de un diploma y un reloj de oro. El once que pasó a la posteridad estaba formado por: Rodri (Pontevedra); Echarri (Real Madrid), Gallego (Sevilla), De Felipe (Real Madrid), Rebellón (Sevilla); Martínez Jayo (Atlético), Oliveros (Sevilla), Fusté (Barcelona); Ufarte (Atlético), Grosso (Real Madrid) y José María (Oviedo). Poli entró por Oliveros (lesionado 16').

Imagen de archivo de unas de las selecciones nacionales que compitió en el Mundial militar. CUADERNOS DE FÚTBOL
Imagen de archivo de unas de las selecciones nacionales que compitió en el Mundial militar. CUADERNOS DE FÚTBOL

Muchas cuentas pendientes debieron quedar entre ambas selecciones porque cuando en la edición siguiente volvieron a enfrentarse la eliminatoria no pudo finalizarse. Fue en las semifinales. España había eliminado a Estados Unidos (5-0 y 0-5) y, otra vez, a Portugal (1-0 y 0-1). Del bloque del año anterior se mantenían nueve jugadores, pero debutaron 15 a lo largo del torneo. La Romareda de Zaragoza acogió el partido de ida contra los magrebís (25-5-66). Himnos nacionales, banderas de los dos equipos. Las crónicas hablan de media entrada, posiblemente porque a la misma hora se televisaba un partido de la Copa de Ferias entre el Barcelona y el Chelsea (5-0).

Expulsiones y suspensión

España salió con Comas (Barcelona); Zugazaga (Athletic), De Felipe (Real Madrid), Tonono (Las Palmas), Canós (Elche); Lico (Elche), Vidal (Barcelona), Velázquez (Real Madrid); Ufarte (Atlético), Grosso (Real Madrid) y Vavá (Elche). Marruecos aguantó el acoso ofensivo español hasta el minuto 75, que Vidal marcó el primer tanto. A los dos minutos marcó también el segundo y a partir de ese momento llegó la batalla campal.

El árbitro era el portugués Campos y los jueces de línea, uno español y otro marroquí. Éste fue, precisamente, quien levantó la bandera para anular el segundo tanto, que al final terminó subiendo al marcador a pesar de las protestas de sus compatriotas. Pelea a campo abierto. Fueron expulsados Vavá y Lamari y cuando se iba a reanudar el juego, según las informaciones periodísticas, Ufarte fue agredido por la espalda sin estar el balón en juego. El extremo del Atlético, que había jugado la final del año anterior, salió corriendo detrás de su agresor y cuando se quiso dar cuenta se vio rodeado por media docena de jugadores contrarios. Su reacción fue coger un palo que había para sujetar el larguero y defenderse mientras llegaban sus compañeros.

Visto lo visto, al árbitro no se le ocurrió mejor idea que marcharse a los vestuarios, dejando a los dos equipos sobre el terreno de juego y, ya a buen recaudo, suspendió el partido a falta de ocho minutos para el final. Terminada la batalla física, comenzó la legal. La vuelta se tenía que jugar el 1 de junio en Casablanca. La Selección quedó concentrada en Madrid a la espera de viajar. Los responsables españoles no recibieron respuesta alguna a su comunicación de los planes del desplazamiento. La estrategia de Marruecos era otra y jugó sus cartas en los despachos. Propuso tres soluciones: anular el partido de ida porque no se había terminado; repetirlo desde el principio; o decidir la eliminatoria a partido único en campo neutral a mediados de junio, sabiendo bien que algunos jugadores españoles iban a disputar el Mundial de Inglaterra con la selección absoluta.

El CISM, después de varios días de consultas con ambas partes, decidió anular el primero encuentro y que la eliminatoria se decidiera a partido único en Casablanca. Los responsables españoles no aceptaron esta decisión, declinaron viajar y abandonaron la competición, lo que les costó la sanción de un año sin participar, aunque nunca se supo bien si esa ausencia fue voluntaria u obligada.

Último entrenamiento de la Roja antes de su duelo con Marruecos en Doha

Los militares con la absoluta

Volvió la Selección en 1968 con un equipo casi totalmente renovado. Eliminó a Francia (0-3 y 5-1) y el destino volvió a poner otra vez a Marruecos en el camino. Empate (0-0) en Casablanca y victoria en Huelva (3-0) con dos goles de Marcial y uno de Claramunt. No se reseñan incidentes en las respectivas crónicas y los españoles se clasificaron para la fase final de Bagdag (Irak). Ajeno ya a la rivalidad con Marruecos, ese viaje es recordado por un incidente diplomático que obligó al avión del Ejército del Aire que desplazaba al equipo a realizar un aterrizaje forzoso por sobrevolar el espacio aéreo sirio.

Conocidas parte de sus aventuras y desventuras no está de más recordar los nombres de los internacionales militares que jugaron después con la selección absoluta. Son 32. Con el curioso caso de Fusté, que fue campeón de la Eurocopa con la 'A' en 1964 y después jugó con la militar que ganó el Mundial en 1965. Los protagonistas son: Pirri (41 partidos con la absoluta), Gallego (36), Claramunt (23), Tonono (22), Glaría (20), Rojo I (18), Ufarte (16), Marcial y Rexach (15); Grosso (14), Velázquez (10), Uriarte y Antón (9); Fusté (8), Arieta II (7), José María (6), Miguel Reina y Germán (5), Canós y Martín II (4); Sáez y Guedes (3); Castellano, Gaztelu, Osorio y Vavá (2); De Felipe, Lico, Poli, Pujol, Rodilla y Barrachina (1).