SEVILLA FC - VILLARREAL

Qué hubo detrás de la pesadilla de Marcelino en el Sevilla: una caída libre, división por Kanouté y un carácter "muy calentón"

Una plantilla sin su sello, leyendas que no aceptaron su nuevo rol y los malos resultados, acabaron con la etapa del asturiano en Nervión.

Marcelino con José Castro, por aquel entonces, vicepresidente del Sevilla./ABC
Marcelino con José Castro, por aquel entonces, vicepresidente del Sevilla. ABC
Alonso Rivero

Alonso Rivero

La etapa de Marcelino García Toral en el Sevilla no será recordada con añoranza por el asturiano. Tampoco por una grada con la que no consiguió conectar a pesar de las expectativas que había depositado en su figura. Tras entrenar al Sporting, Recreativo, Racing de Santander y Zaragoza, en el verano del 2011 le llegaba su gran oportunidad de entrenar a un Sevilla que venía de ganar dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa en cinco años. Todo un reto en un proyecto que ya estaba tocando su fin en Nervión y que le tocó mantenerlo en la élite a un entrenador que nunca pudo con el mismo.

"Yo creo que le costó pasar de clubes como el Racing y el Zaragoza, a un club como el Sevilla. Como quizás un poco lo que le ha podido pasar a Mendilibar. Al final el cambio de un equipo a otro no es fácil. El Sevilla quizás no era lo que ha sido hasta hoy, una entidad capaz de permitirse jugadores de otro nivel, pero en esos momentos era un equipo que ya había ganado cosas muy importantes. Él tenía un carácter particular. Era muy buen entrenador, pero a nivel de su carácter le afectó un poco. Sevilla no es una ciudad fácil. Era un equipo que necesitaba una transición de jugadores y por ahí las formas no son las mismas que en los clubes anteriores. Cuando en un equipo tienes un determinado poder para confeccionar una plantilla, en el Sevilla tenía que adaptarse más a lo que tenía. Para mí eso fue lo que más le afectó", cuenta para Relevo desde Roma el argentino Diego Perotti, quien estuvo bajo las órdenes de Marcelino en Nervión.

El entrenador asturiano no era la primera opción. Por aquel entonces, el director deportivo, Monchi, tenía en mente un cambio de estilo en la búsqueda de una vuelta más de tuerca que uniera la conquista de títulos con un estilo de juego más atractivo para la exigente grada del Ramón Sánchez-Pizjuán. Marcelo Bielsa era su hombre. Tras varias semanas de negociaciones y a punto de cerrarse el acuerdo, con ciertas reticencias en la cúpula directiva del Sevilla por las peticiones en todos los sentidos del 'Loco', una llamada del Athletic al técnico argentino dio al traste con su fichaje y se abría una vía libre para la llegada de Marcelino.

"Junto con Unai Emery, creo que es el mejor entrenador que he tenido. Marce no tuvo la suerte que se hubiera merecido. Ya lo dijo públicamente Monchi, no tuvo la plantilla que se merecía. En cuanto a conceptos, hacernos sentirnos importantes, entrenamientos… Era un entrenador muy protagonista. Nos convencía lo que nos proponía. Era el entrenador con el que más claras he tenido las cosas. Defensivamente eso de pararnos en la línea lo hacíamos bien. Intentó ser muy justo con el vestuario", explica Javi Varas, quien desplazó a Andrés Palop en la portería, uno de los emblemas de aquel Sevilla de los títulos.

Un vestuario sin completar la transición

La etapa gloriosa de aquella plantilla del 2006 llegaba a su fin. Tras renovar el contrato a Antonio Álvarez tras la conquista de la Copa del Rey, el club decide destituirlo a los dos meses de arrancar la temporada y cierra la llegada de Gregorio Manzano, que consigue meter a los andaluces en competición europea. A pesar de los numerosos cambios en la plantilla, leyendas del club como Frederic Kanouté y Andrés Palop se mantienen en la plantilla. "Si a mí me supuso un cambio pasar del Rayo Vallecano al Sevilla, a él, pasar a tener jugadores que ya eran reconocidos a nivel mundial no sería fácil. No es la misma gestión. Lo mismo algunas de las leyendas del club ya estaban en sus últimos momentos de sus carreras y eso no es fácil de gestionar", relata Coke Andujar.

La primera piedra que se puso en su trayectoria como entrenador sevillista fue la eliminación ante el Hannover en la fase de grupos de la Europa League. Eso le impidió gestionar una plantilla con recursos en la que esos pesos pesados mencionados anteriormente iban a tener menos minutos de los proyectados inicialmente. Impartió las justicia en el vestuario y eso al final lo acabó condenando. Era tal el deseo y la felicidad por recalar en Nervión que aquel entrenador disciplinado hasta la saciedad con los horarios, los entrenamientos y el peso, concedió demasiado aquella temporada en la que fue el menos Marcelino de todos los que llevaba entrenando hasta entonces.

Kanoute, que tuvo algún enfrentamiento con Marcelino, junto a él en un entrenamiento. ABC
Kanoute, que tuvo algún enfrentamiento con Marcelino, junto a él en un entrenamiento. ABC

"En cuanto a nivel técnico, táctico y de gestión, es uno de los mejores entrenadores nacionales. La eliminación en Europa pudo influir. Se le acabó la gestión con una plantilla de mucho nivel. Quedarte con una sola competición impidió gestionar los minutos de muchos compañeros. La liguilla al menos te aseguraba seis partidos. No entraba en los planes de nadie caer ante el Hannover", confiesa Javi Varas.

Su justicia a la hora de dar minutos no fue bien llevada por ejemplo por Frederic Kanoute, por aquel entonces, acostumbrado a entrenar sólo en las últimas sesiones antes de los partidos, un privilegio que Marcelino no quiso mantener. Eso generó cierta división en la plantilla, aquellos jóvenes que irrumpen en el equipo y los veteranos que se mantuvieron. Fueron públicos algunos aspavientos del malí en varios entrenamientos y también algunos encontronazos con otra institución como Andrés Palop, que había perdido su sitio en la portería por Javi Varas.

Una caída de difícil explicación

A pesar de la eliminación europea, el inicio de LaLiga con el técnico asturiano fue bueno. Por aquel entonces, la famosa media inglesa se cumplía a rajatabla. Cuatro victorias en el Ramón Sánchez-Pizjuán y cuatro empates lejos de él en las ocho primeras jornadas. Todo se vino abajo tras dos partidos consecutivos en Nervión en el que el Sevilla cosechó un empate ante el Racing y una derrota ante el Granada. Siete partidos seguidos sin ganar, con dos empates ante el Betis, en el Benito Villamarín, y el Espanyol en casa, y cinco derrotas ante Levante, Real Madrid, Rayo Vallecano, Málaga y Villarreal, fueron los condicionantes para que la cúpula del Sevilla -que por aquel momento presidía José María del Nido- decidiera prescindir del entrenador de Careñes. Además, el conjunto sevillista quedó apeado de la Copa del Rey, tras haber pasado una sola eliminatoria, ante el San Roque de Lepe, de la Segunda División B, y sucumbir ante el Valencia.

Marcelino da instrucciones en el Ramón Sánchez-Pizjuán. EFE
Marcelino da instrucciones en el Ramón Sánchez-Pizjuán. EFE

"Para mí fue la transición de un equipo chico a uno grande, en el que se juntaba el último tiempo de la carrera de jugadores muy importantes y los resultados negativos. Los resultados negativos te liquidan y más en una plaza exigente como Sevilla. Si encima tienes un carácter como el suyo, ganador, que no agachas la cabeza para evitar problemas", explica Perotti, quien da con la clave de cómo afrontaba Marcelino el día a día, tratando a todos por igual: "Era muy calentón, muy de decirte las cosas, no tenía problemas. Le daba igual estar en el Sevilla, no iba a cambiar. Yo lo viví con Gasperini. Fue el mejor entrenador que tuve pero cuando se fue al Inter, por su manera de ser, no le fue bien. Yo sé que a Giovanni Dos Santos lo puedo sacar 30 minutos. A Kanouté fue más difícil".

Hay quien dice que la etapa de Marcelino en el Sevilla no está cerrada. El pasado mes de octubre, tras la destitución de José Luis Mendilibar, el club intentó por segunda vez desde su marcha volver a contar con él. Como en la primera ocasión, el asturiano no vio a la entidad preparada para sus exigencias, las que no piensa alterar mientras siga ejerciendo su profesión. Sevilla le marcó. Unas exigencias que mantiene firmes, precisamente, desde aquella dolorosa experiencia en el banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán.