EUROCOPA 2024

La otra guía de la Eurocopa: 15 pubs escondidos donde se bebe la mejor cerveza de Alemania

Relevo propone un trayecto para recorrer las ciudades que son sede de la Eurocopa a través del fútbol, sus bares y la cultura cervecera germana.

Aficionado escocés con tres jarras de cerveza Hacker-Pschorr. /@Football_Scot
Aficionado escocés con tres jarras de cerveza Hacker-Pschorr. @Football_Scot
Marc Mosull

Marc Mosull

La Bundesliga es la liga con mayor porcentaje de público en sus estadios -supera el 90%- y Alemania es el país europeo que más cerveza produce y uno de los que más consume, lo cual indica que el germano es un territorio con gran tradición futbolística y cervecera. Pocos sitios mejores, pues, para disputar una competición como la Eurocopa que arrancó este viernes en la ciudad de Múnich.

Desde Relevo proponemos una guía alternativa —una anti-guía, mejor dicho— para recorrer las ciudades que son sede de la Eurocopa a través de sus equipos de fútbol y su historia, sus bares y su rica y abundante cultura cervecera.

No en vano, la familia de las Lager, las cervezas que dominan el mundo -por mucho que les pese a belgas y británicos, productores de ales-, tienen su origen en Baviera y sus regiones aledañas.

Colonia: cerveza con denominación de origen

El carnaval, la catedral y su equipo de fútbol; seguramente, estos sean tres de los cuatro elementos más identificativos de la ciudad de Colonia; el cuarto es su cerveza local, la Kölsch. Y tiene denominación de origen: solo los cerveceros de la región de Colonia pueden usar esta palabra para etiquetar sus birras, según lo determinado por la convención de Kölsch de 1986.

La Kölsch es una bebida clara y cristalina, muy refrescante, ideal para los días de verano, extremadamente popular en la ciudad. Y muy democrática, pues Karl Marx comentó en su día que su revolución no podría funcionar en Colonia, puesto que los jefes iban a los mismos pubs que sus trabajadores. Siempre se sirve en vasos de tubo de 200 mililitros, llamados Stangen, por parte de los Köbes, camareros uniformados con trajes tradicionales que tienen fama de huraños. Lo más importante es saber que para indicar que ya no quieres otra ronda, hay que colocar el posavasos encima de la copa; de lo contrario, seguirán sirviendo cerveza.

Vale la pena visitar alguna de sus fábricas, como la Brauhaus Sünner, y sus cervecerías, claro. En este caso, la tradicional Früh am Dom es una buena opción.

Otro buen sitio para tomar una Kölsch es el Geißbockheim, desde los años 50 la sede tradicional del 1. FC Köln, el club más importante de la ciudad y primer campeón de la historia de la Bundesliga en 1963. Está ubicado en una zona verde y además de tener un restaurante con unas vistas impresionantes, funciona como oficina central y dispone de distintos campos de entrenamiento y una tienda del club, cuya mascota es un macho cabrío, bock, que da nombre a las instalaciones, Geißbockheim.

La mascota es real: se llama Hennes IX —es el noveno de una dinastía que comenzó en 1950— y vive en el zoológico de Colonia. Antes de cada partido, su cuidador lo pasa a recoger y se lo lleva hasta el estadio.

También hay un estilo de cerveza que se llama bock, pero ese es otro tema. Por cierto, el prefijo 1. en los nombres de algunos equipos, caso del Köln o el Kaiserlautern, significa que fueron el primer equipo fundado en aquella ciudad.

En Colonia también juega el SC Fortuna Köln, mucho más modesto que el 1. FC Köln. Solo ha pisado una vez la Bundesliga, siendo un clásico de segunda y tercera categoría. Actualmente, juega en la Regionalliga West, equivalente a una cuarta categoría territorial. Fue precisamente en el SC Fortuna Köln donde Bernd Schuster arrancó su carrera como técnico, haciendo de entrenador-jugador mientras se sacaba el carnet para dirigir. Después firmó por el club grande de la ciudad, antes de aterrizar en Xerez.

Dortmund: todo comenzó con una cervecería

El equipo más famoso de la ciudad, el Borussia Dortmund, nació en 1909 en un pequeño restaurante llamado Zum Wildschütz como una escisión del club deportivo Dreifaltigkeit -fundado por la iglesia católica- como respuesta a la prohibición de jugar a fútbol por parte del capellán. Borussia en latín significa Prusia y tiene claras reminiscencias nacionalistas, pero su nombre proviene de una cervecería.

La Dortmunder Borussia-Brauerei fue la empresa cervecera más importante de la zona. A finales del siglo XIX, sus brebajes se convirtieron en los preferidos de los trabajadores de la industria siderúrgica y del carbón en Dortmund; eran parte esencial de la vida cotidiana en la cuenca del Ruhr. Los jóvenes que desafiaron a la iglesia católica fundando el club vieron que un cartel de la cervecería decoraba la pared del Zum Wildschütz, lo cual les sirvió de inspiración para el nombre de la entidad, pues el padre de uno de ellos, Franz Jacobi, había trabajado en la cervecería antes de fallecer, cuando su hijo apenas tenía 14 años.

Con un look moderno y artesanal, se fundó en 2023 una marca con el mismo nombre. En su web, venden los barriles de 30 litros a 122,99 euros. Principalmente, producen lagers del tipo Dortmunder export. Y es que, como sucede con muchas localidades alemanas, en Dortmund también tienen su propio estilo de cerveza. La Dortmunder es una cerveza pálida y clara que en el siglo XIX le hizo la competencia a las Pilsner —la cerveza más consumida en el mundo— y que a causa de su éxito se empezó a exportar más allá de la región, de ahí el apellido de 'export'. Actualmente, solo algunas cerveceras artesanales la siguen produciendo.

Por cierto, el Zum Wildschütz se convirtió en 2003 en el Pommes Rot-Weiss, un bar de currywursts y patatas fritas muy popular en la ciudad, decorado con fotos, camisetas y recortes del Dortmund; incluso tiene una placa que recuerda que allí se fundó el club. Es un lugar de reunión habitual para hinchas de la entidad y por allí han pasado jugadores y entrenadores, caso de Jürgen Klopp. Pero, según Google, está cerrado de forma permanente. Una pena.

Como ya contamos en Relevo, la ciudad de Dortmund tiene más bien poco que ofrecer al turista más allá del increíble Westfalenstadion y el Deutsche Fußballmuseum, el museo de fútbol nacional de la Federación Alemana. Así que, no hay excusa: toca patearse la ciudad en busca de una Dortmunder export.

Hamburgo: la cerveza que 'salvó' al Sankt Pauli

Se la conoce como la ciudad libre y hanseática de Hamburgo y es una urbe con uno de los barrios portuarios más famosos de Europa: Sankt Pauli. Señalado por el movimiento okupa, el crimen, las drogas y la prostitución; antaño tuvo mala fama, pero ahora es una de las principales atracciones turísticas del municipio con sus calles y sus antros llenos de pegatinas. Pese a todo, sigue siendo auténtico. Si lo visitan, pidan en algunos de sus tugurios un mexikaner, el chupito típico de Hamburgo.

El equipo de fútbol del barrio es el Sankt Pauli, que se ha convertido en una marca rebelde y punk con proyección internacional que trasciende al deporte por su posicionamiento político y social. Es un club de culto. Para conocerlo mejor, vale la pena visitar Millerntor, su estadio; la cantidad de graffitis que hay un sus paredes, así como el impresionante túnel que va de los vestuarios hacia el campo, intimidan.

Muy cerca está el Jolly Roger, un pub sin ánimo de lucro que destina sus ganancias a apoyar causas políticas y acciones llevadas a cabo por la afición pirata. Pidan una Astra, la cerveza producida en el barrio de Sankt Pauli que tiene fuertes vínculos históricos con la entidad y que ha lucido el logo de la marca en su camiseta.

En la temporada 2002-03, el equipo de fútbol cayó hasta la tercera división a causa de una crisis económica que le obligaba a hacer frente a una deuda de casi dos millones, a recolectar en tres meses, si no quería bajar a la Amateur-Oberliga-Nord, lo cual implicaría con casi total seguridad su desaparición. En colaboración con el equipo, la cervecera puso en marcha una campaña bajo el lema 'Bebe Astra, salva al Sankt Pauli', a través de la cual recaudó un euro para el club por cada pack de birras vendido en el supermercado y medio euro por cada cerveza servida en los bares del barrio. Entre otras iniciativas llevadas a cabo por la entidad, la iniciativa de Astra contribuyó a que el Sankt Pauli salvara la categoría.

En el corazón de Sankt Pauli, por cierto, se halla una de las microcervecerías de Astra que funciona como fábrica, y se puede visitar, y como bar, para beber. Si bien no es ni mucho menos la mejor cerveza de Alemania, es un must en Hamburgo.

Leipzig: cerveza salada contra Red Bull

Leipzig es una ciudad preciosa que vio nacer al primer campeón de liga alemán, el VFB Leipzig, y también al equipo más odiado de todo el país, el RB Leipzig, un club negocio a las antípodas del Sankt Pauli, por ejemplo. Red Bull compró en 2009 al SSV Markranstädt de quinta división, evitando así la regulación 50+1 sobre el modelo de propiedad de los equipos de fútbol en Alemania —vigente en las cuatro primeras categorías—, y a base de talonario lo ha convertido en uno de las entidades futbolísticas más punteras en el territorio.

Pero hay vida más allá del RB Leipzig en la ciudad: el Lokomotiv Leipzig y el Chemie Leipzig. El primero se considera heredero del primer campeón alemán y del equipo con el mismo nombre que durante la RDA disputó una final de la UEFA ante el Ajax de Cruyff. Ahora compite en cuarta división, pero su estadio, el Bruno-Plache-Stadion, es una pasada. Merece una visita. Con su tribuna medio destartalada, sus gradas de pie, los grafitis y el vagón de tren en sus aledaños, parece una escena de la película Good Bye Lenin!

El Chemie, donde se juntan los antifascistas de la ciudad, también se considera sucesor de un antiguo club de la RDA, vinculado a fábricas químicas. Son dos equipos cuyos nombres evocan un pasado comunista en una ciudad con el club más capitalista del país, tal y como documentaba Toni Padilla en Marcadorint.

¿Y qué se bebe en Leipzig? Cerveza, claro. Como sucede en la Berlín con la Berliner Weisse, también en Leipzig se consumió en el pasado un estilo de birra regional muy característico que con el tiempo casi se extingue. Se la conoce como Gose porque nace en una ciudad —Goslar—, cercana a Leipzig, que es atravesada por un río que se llama Gose, cuya agua, utilizada para la elaboración del brebaje, tiene gran salinidad. Es por ello que la cerveza, hecha principalmente a base de trigo, es salada. Sí, sí, salada. Y también ácida; un estilo refrescante y único que los cerveceros artesanales han ido recuperando en los últimos años. Se puede beber en los Gosenschänken de Leipzig, las tabernas tradicionales de la ciudad donde la sirven.

Múnich, la cuna de la cerveza

La región de Baviera (Bayern en alemán), cuya capital es Múnich, es el territorio más cervecero del mundo. Su historia es la historia de la cerveza. Fue ahí donde nacieron las Lager, una de las tres grandes familias en las que se divide la birra; también multitud de estilos y subestilos tienen su origen en la zona: Munich Helles, Munich Dunkel, Dunkelweizen, Weizenbock… y la Weissber o Hefeweizen bávara que todo el mundo conoce como la cerveza de trigo, la clásica Paulaner o Franziskaner, el brebaje más consumido en la ciudad. Pocos placeres mejores hay en Múnich que tomarse una jarra de medio litro de Weissbier en un biergarten —también este concepto es originario de Baviera— como el Hofbräuhaus, el Hirschgarten o el Augustiner-Keller.

Múnich también es la cuna de la afamada Oktoberfest, la fiesta cervecera y el festival folklórico más importante del mundo que tiene origen en una boda de la realeza en 1810 y que se celebra anualmente entre finales de setiembre y principios de octubre en el Theresienwiese de la ciudad durante algo más de dos semanas.

 ¿Y qué cerveza se bebe? Pues la Festbier u Oktoberfest, un término que solo se puede usar en Múnich y que es una interpretación de las märzen —un tipo de cerveza que se producía en marzo—, producidas por Augustiner, Hacker-Pschorr, Hofbräu, Löwenbräu, Paulaner y Spaten-Franziskaner, que son las seis cerveceras tradicionales de la ciudad, las únicas que tienen autorizado vender su birra en el festival. Por cierto, en Freising, a menos de una hora de Múnich se encuentra Weihenstephan, la fábrica de cerveza más antigua del mundo en funcionamiento. Y se puede visitar.

En lo futbolístico, también es obligatoria la visita al estadio Olímpico de Múnich, construido con motivo de los Juegos Olímpico de 1972. Fue la casa del Bayern hasta 2005, cuando el conjunto bávaro se mudó al moderno Allianz Arena. Su cubierta de piel de serpiente la convierte en una de las instalaciones deportivas más icónicas del siglo XX. El mítico calentamiento de Maradona con el Live is Life de fondo, en unas semifinales de UEFA en 1989 entre Bayern y Nápoles, también contribuyó a ello.

El otro equipo importante de la ciudad es el TSV 1860 München, club fundado en una cervecería, que le llegó a ganar ligas al Bayern en los años 60, cuando el fútbol bávaro dominaba Alemania. Su glorioso pasado hace que, pese a competir actualmente en tercera división, todavía sea un equipo muy popular en la ciudad. En su día, llegó a serlo más que el propio Bayern. Su actual estadio, el cual compartió con su rival ciudadano antes de jugar en el Olímpico de Múnich, es una verdadera joya para los más nostálgicos. Es el Grünwalder.

Stuttgart, más vino que cerveza

Muy cerca de Stuttgart se encuentra la Selva Negra, una región montañosa afamada por sus lagos y su naturaleza que forma parte del estado de Baden-Wurtemberg, cuya capital es la ciudad de la Mercedes. Y en la Selva Negra se halla la cervecería ubicada en el lugar con mayor altura de Alemania, la Rothaus. Pero si por algo destaca la zona es por sus vinos, de variedades como Pinot gris, Silvaner o Riesling, la más afamada del país. La región de Baden ofrece distintas rutas pera descubrir los viñedos y en la propia Stuttgart, cuna del automovilismo alemán, hay un museo del vino y distintos locales donde degustar los caldos del territorio.

El club de la ciudad es el VfB Stuttgart, uno de los grandes del fútbol alemán. Su estadio, sede de la Eurocopa, también tiene historia: fue inaugurado en 1933 con el nombre Adolf-Hitler-Kampfbahn en honor al Führer. En 1945, con la caída del Tercer Reich, pasó a llamarse de otra forma. Además, también acogió el primer partido internacional de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, ante Suiza, y el primer encuentro tras la unificación del país en 1990 con los mismos países sobre el verde.

Pero si tienen tiempo, vale la pena visitar el Waldau-Stadion, que es la casa del SV Stuttgarter Kickers, el segundo equipo de la ciudad, el cual pisó en un par de ocasiones la Bundesliga a finales de los 80 y principios de los 90. El estadio data de 1905 lo cual significa que el SV Stuttgarter Kickers, ahora en Regional, lleva casi 120 años en el mismo campo, algo único en el fútbol alemán. Evidentemente, es el campo en pie más antiguo del país donde todavía se juega a fútbol.

Berlín y el “champán del norte”

La ciudad menos alemana de Alemania es también la más progresista, abierta y seductora del territorio. "Pobre, pero sexy", así la definió en 2004 el entonces alcalde Klaus Wowereit. En Berlín se entremezclan punks y okupas con el cosmopolitismo de una urbe que estuvo política y físicamente dividida durante más de 25 años y que ahora rezuma aires de libertad.

Históricamente, también la ciudad fue de lo más disruptiva en términos birreros, pues en ella dominaba un estilo de cerveza local, único, que se alejaba mucho del clasicismo alemán: la Berliner Weisse. Baja en alcohol, muy refrescante, con un final ácido y ligeramente efervescente, fue apodada con el sobrenombre del "champagne del norte" por Napoléon y sus tropas durante el asalto a Berlín en 1809. Fue perdiendo adeptos y pasó de centenares de cerveceros que la producían a solo uno, Kindl, una gran empresa. Si las encuentran, pruébenlas; su sabor ácido sorprende mucho.

Lo curioso del caso es que con el boom de la cerveza artesana, este estilo casi extinto ha resurgido con muchísimas reinterpretaciones distintas —a menudo, añadiéndole fruta— procedentes de Estados Unidos y de toda Europa. Sin ir más lejos, en España se producen excelentes Berliner Weisse.

Pero si prefieren degustar algo mucho más tradicional, vayan al Hops&Barley, situado en el barrio joven y dinámico de Friedsrichshain. Es una pequeña cervecería que produce sus propios caldos y que proyecta la mayoría de partidos de la Bundesliga, siendo, además, punto de reunión para los aficionados del Borussia Mönchengladbach en Berlín. Con pintas por debajo de los cinco euros; la cerveza Pils, la Weizen (de trigo) y su sidra, también casera, son excelentes.

A nivel futbolístico, si hay un sitio que bien merece una visita en Berlín es el Stadion An der Alten Fösterei, el estadio del Union Berlín, un club de clase trabajadora fiel defensor del fútbol popular con un fuerte arraigo en la comunidad, una especie de Sankt Pauli a la berlinesa cuyos hinchas remodelaron con sus propias manos la mayor parte del Alte Försterei en 300 días. No sería de extrañar que si pasean por los aledaños del campo, algún vecino les pregunte de qué equipo son y les advierta de que no adhieran pegatinas en ningún sitio.

La ciudad también ofrece una ruta futbolera por la historia y evolución del balompié en Alemania y Berlín a través de algunos de sus lugares más importantes. Se la conoce como la Berlin Fussball Route e incluye 40 paradas a lo largo de su recorrido, que se suele hacer en tres etapas distintas, idealmente en bicicleta.

Düsseldorf: un safari de cervezas

Düsseldorf es la capital del estado federado de Renania del Norte-Westfalia del cual también forma parte Colonia, que tiene más habitantes. Entre ambas ciudades existe una profunda rivalidad cuyo elemento central de debate es la cerveza. Si en Colonia la Kölsch es una religión; en Düsseldorf lo es la Altbier, que se traduce como 'cerveza vieja' y es mucho más oscura y amarga que la Kölsch. No se le ocurra a nadie, pues, pedir una de las dos en la ciudad equivocada. Quien las quiera probar ambas, que se vaya a Leverkusen, que está a medio camino, es territorio neutral y, encima, ofrece un remedio contra la resaca: la aspirina Bayer.

Düsseldorf es conocida como "la barra más grande del mundo" porque en su casco histórico hay más de 250 bares, y en casi todo sirven Atlbier, claro. Tanto es así que, incluso, la oficina de turismo del municipio ofrece un safari por la ciudad para capturar los mejores ejemplares de este estilo de cervezas durante una ruta por cinco de sus mejores microcervecerías: Hausbrauerei Im Füchschen, Brauerei Kürzer, Hausbrauerei zum Schlüssel, Brauerei Schumacher y Brauerei Uerige. Al fin y al cabo, en Alemania la cerveza también es cultura.

El club de la ciudad es el Fortuna Düsseldorf y, como ya contamos en Relevo, hace unos meses lanzó una rompedora iniciativa para regresar a la Bundesliga: abrir las puertas de su estadio para que sus aficionados pudieran ver el partido gratis. Lograron meter a más de 52.000 espectadores en un enfrentamiento de segunda división, todo un hito. También en cuidar a los seguidores, Alemania es un país referencia. De hecho, la regla 50+1 obliga a todos los clubes a que sean sus socios los que conserven el control general de la entidad como medida de protección ante la potencial influencia de inversores externos.

Pero si el Fortuna Düsseldorf sigue existiendo, en gran medida, es gracias a la afamada banda de punk rock alemana Die Toten Hosen, originaria de la capital del Renania del Norte-Westfalia y cuyos miembros son fanáticos del equipo de fútbol. En 2001, cuando el club estaba al borde de la quiebra económica, el grupo firmó un contrato con la cervecera Diebels por valor de un millón de marcos que entregaron directamente a la entidad. A cambio del gesto, el club puso el logo de los Die Toten Hosen en la camiseta del club durante dos temporadas, lo cual fue un verdadero éxito de ventas y convirtió la zamarra en una pieza de coleccionista; ahora va buscadísima. Como no podía ser de otra forma, Diebels produce altbiers.

Fráncfort: sidra y salsichas

En abril de 1873, las tabernas de Fráncfort decidieron subir el precio de la cerveza de 4 kreuzer a 4 kreuzer y medio. No existían monedas de medio kreuzer, así que los obreros, generalmente mal pagados y que eran los principales consumidores de la bebida, lo entendieron como una medida encubierta para aumentar un 20% el precio de la jarra. Eso desencadenó en un motín de los trabajadores en el contexto de las revueltas de la época a causa de las injusticias sociales. Terminó con una durísima represión por parte de las autoridades prusianas, pero los taberneros decidieron volver al precio antiguo. Esta historia refrenda que la cerveza es un asunto muy serio en Fráncfort.

También lo es el Apfelwein —o Ebbelwoi, según lo llaman los locales—, un vino de manzana natural, sin azúcar añadido, muy similar a la sidra que tiene una larga tradición en el estado de Hesse. Vale la pena una visita al Apfelwein Wagner, uno de los locales del barrio de Sachsenhausen más tradicionales dedicados a esta bebida, para probarla y maridarla con platos y salchichas locales. Esta suerte de sidra, por cierto, se sirve de una jarra cerámica y no se escancia.

El equipo principal de la ciudad es el Eintracht de Fráncfort, que es un auténtico gigante: cuenta con unos 14.000 atletas que compiten en más de 50 deportes distintos, lo cual lo convierte en el club polideportivo más grande del mundo con equipo de fútbol. En términos balompédicos, su momento más recordado fue una derrota: el 7-3 que le endosó el Madrid en la final de 1960 en Hampden Park, bautizado como el partido del siglo, con más de 127.000 espectadores en el campo.

El segundo equipo de la ciudad es el FSV Frankfurt, cuyo estadio, pequeño pero coqueto, acogió el primer partido internacional oficial de Kosovo como miembro FIFA y UEFA, en 2016. Ahora compite en cuarta división contra el filial del Eintracht.

Gelsenkirchen: tuberías de cerveza en el estadio

En 2001, el Schalke 04 inauguró su nuevo campo, actualmente llamado Veltins Arena a causa de un acuerdo comercial con la cervecera alemana Veltins, originaria de Meschede. La fábrica está situada en el mismo estado que Gelsenkirchen (Renania del Norte-Westfalia) y a poco más de una hora en coche del estadio del Schalke 04, el club más grande de la ciudad.

Como curiosidad, en el Veltins Arena corre cerveza por sus cañerías, principalmente Pils -el estilo que más produce la compañía-, pues cuando se construyó, se instalaron cinco kilómetros de tuberías para distribuir la birra directamente desde los camiones cisterna de Veltins hasta los 133 tiradores que hay en el campo. Teniendo un aforo de 62.000 espectadores, la capacidad máxima de almacenamiento es de 52.000 litros de cerveza. Nadie se queda con sed en Gelsenkirchen.

El Schalke 04 se fundó en 1904, de ahí el sufijo 04 de su nombre. Es, junto al Borussia Dortmund, el equipo más popular de la cuenca del Ruhr, una zona históricamente dedicada a las minas, el carbón y el acero que fue el motor de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y que, a mediados del siglo XX, tuvo siete equipos profesionales: Vfl Bochum, MSV Duisburg, Rot-Weiss Essen, 09 Wattenscheid y Rot-Weiß Oberhausen, además del Borussia y el Schalke 04.

En toda Europa, solo Londres ha tenido una mayor concentración de clubes de primer nivel en tan pocos kilómetros, lo cual convierte la zona de en un destino ideal para los groundhoppers porque permite disfrutar de muchos estadios y partidos en un espacio muy reducido. También se puede visitar el Kampfbahn Glückauf, campo del Schalke 04 desde 1928 hasta 1973, bombardeado en 1944 y reconstruido. Su tribuna de piedra es imponente.

Prost!