EUROCOPA

Estadios vacíos, 68 kilos y Andrés Iniesta formaron a un prodigio táctico llamado Jamal Musiala

El centrocampista alemán analiza su propia manera de jugar en The Athletic antes de guiar a Alemania en su segunda Eurocopa.

Jamal Musiala, en la concentración de Alemania. /EFE
Jamal Musiala, en la concentración de Alemania. EFE
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

Tiene 21 años, pero ya suma cuatro títulos de Bundesliga con el Bayern de Múnich, una participación en el Mundial y otra en Eurocopa. Mañana será la segunda. Jamal Musiala ha crecido a pasos agigantados desde su debut con apenas 17 años y 115 días con el conjunto bávaro, hasta el punto de abanderar a Alemania en su segundo torneo continental portando a la espalda el mítico '10'. Un número que no está escogido al azar: "Siempre amé a Messi cuando lo llevaba".

Además, es uno de sus sueños, también de su padre, tal y como revela en The Athletic. El medio británico publica hoy una extensa entrevista en la que Musiala deslumbra en las múltiples jugadas que le muestran, y más todavía por su capacidad de radiografiar sus propios movimientos y encontrar en ellos pocos errores. Quizás algún pase más fuerte de lo debido, pero en esencia un repertorio de recursos y una inteligencia táctica impropia de su edad.

De hecho, se atreve a corregir a compañeros como Aleksandar Pavlovic (apenas un año menor): "Le digo siempre que se mantenga concentrado, que no hay que forzar balones. Los '6' controlan el juego y tienen que esperar momentos adecuados para pasarme el balón". Tiene claros los roles de cada uno de los once futbolistas, y el suyo es quedarse "detrás del centrocampista" para "darle algún problema".

Uno de los puntos más destacados de su juego es la habilidad, precisamente, para recibir en espacios a la espalda, los que se gana y genera él solo. Consiste "simplemente en saber dónde están los compañeros y los rivales", cuenta. "Siempre trato de estar en el medio de dos jugadores rivales donde sea posible". Y sabe cómo actuar en cada momento: "Obviamente, si está en mi hombro izquierdo, giraré hacia el lado derecho. Si está justo detrás de mí, entonces puedo ir a la izquierda o a la derecha o intentar mantenerlo. Pero siempre trato de estar en una posición donde él (el oponente) esté sobre un hombro, entonces puedo girar".

Tampoco tiene miedo (y de hecho es clave en esta función) a la hora de recibir en zonas en las que una pérdida de balón puede resultar en un gol en contra. "Siempre trato de decírselo a los jugadores, sobre todo si hay presión y no hay muchas opciones…", y siendo el más habilidoso del equipo, normalmente, suele salirle cara.

Un regate forjado en estadios vacíos

Musiala cuenta cómo forjó una de sus señas de identidad cuando arranca por derecha y sobre todo por izquierda: su regate. Fue, en cierto modo, autodidacta. "Cuando era más joven entrenaba el regate más individualmente, a través de conos y cosas así, y luego, con el tiempo, aprendes tu toque y control, porque solía ser delantero en aquella época", explica sobre un aprendizaje que comenzó a tomar en las categorías inferiores del Chelsea.

Aunque llevar su gran talento a la práctica no es tarea fácil, pero tuvo un factor que lo ayudó: "Jugar en estadios vacíos fue la situación perfecta para ganar confianza. Por supuesto, el ambiente era mucho mejor cuando los aficionados estaban allí, pero como jugador joven que estaba en ese momento, probablemente era la forma más fácil posible. No hubo presión adicional de cometer un error y que los fanáticos hicieran ruido".

También destaca un aspecto crucial en el fútbol de hoy en día, como es el físico, y que salía a relucir en una plantilla como la del Bayern, que por entonces estaba bajo el mando de Hansi Flick. "Cuando era más joven era flaco y pesaba 68 kg. Así que traté de ser lo más limpio posible técnicamente para poder estar a ese nivel, y supe que con el tiempo fortalecería mi cuerpo". Leyó los tiempos a la perfección, y el resto llegó con el tiempo.

Destaca cómo en su debut no se atrevía a "intentar nada" porque "estaba muy nervioso", aunque pronto se ganó el favor de Flick: "Me dio la confianza para hacer lo que me gusta hacer, y creo que eso es importante como jugador joven". Su primer gol, contra el Schalke, lo vio "durante dos horas seguidas" cuando llegó a casa.

El movimiento estrella que sacó de Messi pero nombra como Iniesta

Musiala también habla constantemente de la importancia de "conocer a tus jugadores" y las carreras que les gusta hacer, así como de los oponentes, quizás en quien más se fija. También incide en su preferencia por el perfil izquierdo, desde el cual parte y con la predominancia de su pierna derecha rompe líneas y rivales. En esas ocasiones se vale, principalmente, de un truco con ascendencia española: la Croqueta.

"Creo que es como se le llama en el FIFA si haces esa habilidad", bromea. "No hago muchas habilidades, es más como driblar, pero creo que es efectiva". Cuenta que a quien más ha visto hacer la filigrana "probablemente sea Messi", aunque sea patrimonio de Andrés Iniesta y él lo admita.

A lo largo de la entrevista puede verse la fuerte influencia futbolística que tuvo en él el astro argentino, y cómo su inteligencia táctica marca lo que es también un jugador honesto. "Eso fue una falta, debería haber caído, pero no me gusta hacer eso", dice al rememorar una falta que le realizan, pero en la que sigue el juego con la mayor normalidad posible. Asimismo, es autocrítico de cara a futuro: "Definitivamente puedo aumentar mis números".

Y en una Eurocopa especial para su país, que alberga el torneo, destaca la singularidad de recibir las últimas clases de Toni Kroos como futbolista: "Es un genio. Solo con un par de entrenamientos y los partidos que hemos jugado más los que jugamos contra el Madrid, ves la calidad que tiene. Los pases que realiza… es muy divertido estar en el campo con él porque puede darme el balón exactamente donde quiero, donde puedo girar para correr detrás, siempre seré una opción para él". Junto a Kroos, 'Flo' (como le gusta llamar a Florian Wirtz), Gündogan, Sané… tratará de que la copa se quede en casa.