Nico y Oyarzabal abrazan la Cuarta y entran en el Olimpo con una Selección que ya es leyenda
Un golazo del extremo en el 47' a pase de Lamine, con el mazazo de la lesión de Rodrigo aún caliente, y otro del capitán 'txuri urdin' en el 86' da otra Eurocopa a España y se venga de Inglaterra.
Berlín (Alemania).- Pese a que para Carvajal o Nacho lo de esta noche puede ser un simple día más en la oficina, y que ésta no será más que una copa de las miles que ganará Lamine (mejor jugador joven del torneo), conviene levantarse, dar rienda suelta a la emoción y gritar a los cuatro vientos que España es campeona de Europa por cuarta vez en su historia y es leyenda. No es para menos. Ya puede quitarse la espina de 12 años de transición y mirar al resto de selecciones, ilustres campeonísimas, por el retrovisor.
No hay nadie con tantos trofeos de este calado ni, mucho menos, con tal diversidad de estilos atractivos para conseguirlos. Los de colorado son la envidia de este mundo. Con las alegrías de 1964, 2008, 2012 y este inesperado (para muchos, que no para todos) terremoto emocional en Alemania, el equipo de De la Fuente podrá ser ilustrado con orgullo en los libros de historia. En concreto, con la sonrisa de Nico (MVP del partido) y sus colegas, con el abrazo que representa a la familia que ha formado, con el emocionante desenlace de Oyarzabal -lesionado antes de ir a Catar- y con la silueta de un seleccionador que inició junio casi como un desconocido y que se marcha a la playa, con 63 años y una figura de 18, como todo un referente.
Así, sin comerlo ni beberlo, porque el Mundial hizo mucho daño y dejó una huella dolorosa, la Selección se ha bajado de la diana popular, se ha desanudado la soga de los puristas del tiqui taca y de los ofendidos por la ausencia de Brahim y anda desatada como una Potra salvaje. Ha encadenado el triunfo de la Nations League en Países Bajos de 2023 con esta espectacular Eurocopa -donde cuenta sus encuentros por victorias- y, además, da continuidad a su euforia con el hecho de que este lunes, cuando se levante con la dulce resaca, sabrá que puede presentarse al Mundial 2026 como unas de las grandes favoritas.
Y todo en cuestión de un año, con la Real Federación Española de los Líos ardiendo en llamas, con media plantilla de burócratas en los tribunales o despedidos, con un expresidente exiliado, con otro a punto de ser inhabilitado y con el futurible candidato para devolver la estabilidad -si es que alguna vez la hubo- pendiente de las urnas que se abrirán en septiembre. Una confirmación más que anima a que en Las Rozas sólo haya espacio y focos para deportistas y balones, y que los encorbatados y sus pelotas se desplacen a hacer sus cosas a un centro de negocios más sombrío donde la entrada de la UCO sí sea una costumbre rutinaria. La España que enamora, engancha y fideliza es la que viste de corto y sale en los cromos.
🤩 ARRIBA CON ELLA MORATA
— Teledeporte (@teledeporte) July 14, 2024
El capitán de la @SEFutbol levanta el título que acredita a España como campeona por 𝘾𝙐𝘼𝙍𝙏𝘼 𝙑𝙀𝙕 𝙀𝙉 𝙎𝙐 𝙃𝙄𝙎𝙏𝙊𝙍𝙄𝘼pic.twitter.com/eBDMCy9zG0
Los hechos
El primer tiempo fue un polvorón en pleno verano. La tensión y el respeto pesaron mucho más que la imaginación y el talento. Stones y Le Normand dieron una exhibición de cómo se muerde a una presa. Lo demás fue un máster de imprecisiones. En España, más allá del conmovedor esfuerzo y solidaridad por recuperar el balón nada más perderlo, hubo pocas luces encendidas en la creación y demasiadas sombras para romper líneas. Fabián está tan pletórico que, por momentos, anulaba a Rodrigo (mejor jugador de la Euro). Y el equipo, claro, siempre le necesita. Sin su faro deambula por el campo. A Morata, más entonado que nunca, le faltaban centradores y le sobran kilómetros para tapar agujeros y justificar el brazalete. Y los extremos, esta vez, tenían a dos sabuesos como Walker y Shaw mordiéndoles los tobillos en cada amago de desborde.
🇪🇸 𝙏𝙀𝙉𝙄́𝘼𝙉 𝙌𝙐𝙀 𝙎𝙀𝙍 𝙇𝙊𝙎 𝘾𝙃𝘼𝙑𝘼𝙇𝙀𝙎 🇪🇸
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Lamine fabrica y Nico Williams aniquila para poner el primer gol de España en esta final
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Así, sólo hubo un tiro a puerta, de Foden, de medio lado y a orillas de enfilar los vestuarios. De Bellingham no había noticias y Kane estaba enjaulado. De la Fuente, con Nico recibiendo cuidados en la banda desde el minuto 26 por problemas musculares, puso a calentar a las primeras de cambio a casi todo su banquillo por precaución. Ya sabía que las soluciones a los problemas debían tener como requisitos la frescura y la profundidad. La Roja no era capaz de encontrar rendijas por las que colarse, así que en esos momentos no sabía ni que Pickford andaba de portero. Sus méritos y esfuerzos se agotaron al reclamar un agarrón a Laporte en el área que el árbitro no convalidó por el penalti deseado. El tedio, pese a ser una final y estar feo reconocerlo, era tan extraordinario que la afición inglesa llegó a callarse.
El regreso tras el intermedio trajo consigo una noticia demoledora. Rodrigo se quedaba en la caseta porque estaba lesionado. Zubimendi, con 95 minutos en el campeonato, asumió la responsabilidad de coger los mandos como tan bien lo hace en la Real. El socavón era difícil de rellenar. Si la nueva camada son los que llevan la bandera de esta España, Rodri es el mástil. Pero lo que es el fútbol; con la depresión sobrevolando, Carvajal, Lamine y Nico fabricaron un gol de bandera nada más reiniciarse el juego. Un pase filtrado del lateral como si se hubiera disfrazado de Modric, y una diagonal del extremo del Barça, habilitaron a la joya del Athletic (sí, del Athletic) para que, con la zurda y con maestría, cruzara el balón, frustrara a Inglaterra y desatara la alegría en los cuatro puntos cardinales de España.

Kane pedía calma, pero Dani Olmo no entiende de eso pese a ser políglota y casi sentencia. Como después repitieron intenciones Nico Williams y Lamine Yamal. Southgate andaba agobiado porque Pickford era el mejor y comenzó a tomar decisiones de peso priorizando la necesidad a lo popular. Kane fue enviado a la ducha y su salida, por la herencia de los galones, activó por fin a Bellingham. Pero la Selección a esa hora era un huracán. Mordiente en defensa y veneno a la contra. Oyarzabal mientras, en la banda, tenía a todos los suplentes con las orejas tiesas. El capitán txuri urdin sustituyó a Morata tras dejarse la vida en el césped y del que se espera que regrese en septiembre pese a sus amenazas. Pero Palmer acabó con los homenajes. Recién salido en el 69', empató cuatro minutos después tras un galope de Saka en el único despiste español y en una jugada bastante aislada. Devolvió el pulso a su gente e hizo temblar a España.
🤯 Esto qué ha sido.
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Dani Olmo ha despejado el gol que todos hemos cabeceado desde casa.
No es un gol, pero se recordará como si fuese uno. MVP en ataque y en defensa.#Euro2024 #EuroRTVEpic.twitter.com/D2aZrywAE9
Aún así se repuso. Y de qué manera. Lamine pudo coronarse en el 82' tras un jugadón colectivo, pero su rosca a bocajarro fue insuficiente y puso en duda si Pickford era un guardameta o un pulpo. Todo el aburrimiento que se había presenciado en la primera mitad se convirtió en desenfreno. España siempre se mostró más ambiciosa. Y fue a por la final sin pensar en prórrogas, penaltis ni milagros. Este equipo cree en su gente. Por eso Oyarzabal es ahora mismo el héroe. Supo esperar su oportunidad, sortear las dudas, prepararse a conciencia para cuando llegara el momento y acertar. Él aclaró una jugada mágica al primer toque en el 86' y él remató también de primeras el centro medido de Cucurella. Después de haberse perdido la última gran cita de selecciones por una maldita lesión, ahora da la gloria a toda España. Unai y Olmo, en una ocasión agónica de Stones, impidieron que se truncara este cuento de hadas por el que todos, jugadores y aficionados, derramaron lágrimas.
Un país echado a la calle
Habrá quien piense que la proeza ha sido fácil. Viendo jugar a este equipo y cómo ha ido tumbando a sus rivales podría parecerlo. Croacia, Italia, Albania, Georgia, Alemania, Francia e Inglaterra forman el reguero de víctimas que Rodrigo y compañía han ido dejando por el camino en su ruta hacia el merecido Balón de Oro. Siempre con una notable inferioridad en las plazas y en las gradas, pero con la seguridad de que el fútbol vuelve a estar de su lado. Todo empezó con un debut en Berlín y todo ha finalizado con la proclamación en el mismo escenario. El equipo de Southgate no hizo más que comprobarlo en una final con más tensión que ocasiones. Si había sufrido en el torneo con Eslovenia, Serbia, Dinamarca, Eslovaquia, Suiza y Países Bajos, estaba claro que España iba a ser un coco y un hueso. Sus enfrentamientos anteriores (aún duele lo del 96') y la manida referencia a que la Premier es un descapotable y LaLiga es un seiscientos, pudo confundir a más de uno. Pero no a los que saltan al césped y miden sus espíritus hambrientos. Los abrazos de la previa de los internacionales en el césped, justo antes de conjurarse en capilla, denotaban tensión pero también su estado de efervescencia. Como cuando uno enfila Cádiz en el coche con los amigos o sabe que en unos días llega la paga extra.
En las próximas horas llegará el reparto de medallas que otorga el pueblo y que tiene mucha más importancia que los protocolos de la UEFA. Y ahí, conviene no olvidar a los que ejecutaron un rol secundario con sus minutos de gloria. Incluso a Remiro, que ha sido el único internacional sin participación oficial pero que ha empujado y embestido como el que más. Ni de los lesionados Pedri (cómo lloraba) y Ayoze. Ni de los que iban a estar y no pudieron como David García, Balde, Gayà, Gavi o Isco. Ni de los que se cayeron de la lista a última hora: Cubarsí, Marcos Llorente y Aleix. Ni de los que pasaron por las convocatorias anteriores ni de los que acudirán a las próximas. Ni de los que aman el fútbol por encima de todo aunque tengan que justificar a menudo esta pasión y poner excusas en casa para dar plantón a la familia y ver en la tele un Racing-Alcorcón. Este triunfo es de todos. Y lo mejor de recordarlo y poder verbalizarlo con libertad es que no será el último. Ni para Carvajal y Nacho, ni para pilares como Oyarzabal y Olmo, ni mucho menos para Yamal. A sus 17 años ya puede decir, ya podemos decir, que nos quedan dos décadas por delante para frotarnos las manos. Nos vemos en Cibeles y en todas, absolutamente todas, las plazas del país. Hoy hay que gritarle al mundo que hemos vuelto.
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FICHA TÉCNICA
España (2): Unai Simón; Carvajal, Le Normand (Nacho, 83'), Laporte, Cucurella; Rodri, Fabián; Lamine Yamal (Mikel Merino, 89'), Olmo, Nico Williams; y Morata (Oyarzabal, 68').
Inglaterra (1): Pickford; Saka, Walker, Guéhi, Stones, Shaw; Mainoo (Palmer, 69'), Rice; Foden, Bellingham; y Kane (Watkins, 61').
Árbitro: François Letexier (Francia). Amarillas para Kane (25'), Olmo (30'), Stones (53') y Watkins (92')
Goles: 1-0 Nico Williams (47'). 1-1 Palmer (73'). 2-1 Oyarzabal (86').
Estadio: Olympiastadion. Lleno: 70.000 espectadores, con 10.000 españoles en las gradas.