La milagrosa chilena de Bellingham vale unos cuartos de final para la decepcionante Inglaterra
Un gol de Bellingham en el 95' revivió a Inglaterra. Schranz había marcado en el primer tiempo, pero los ingleses despertaron y remontaron en la prórroga por medio de Kane.

Hay momentos destinados para cada futbolista. A Kane le cayó un balón a la cabeza y lo mandó fuera. Rice disparó desde la frontal y rebotó en el palo. Foden se adelantó unos centímetros cuando iba a rematar a placer, así que su jugada se anuló cuando ya estaba celebrando. Pero en el minuto 95, en la última del partido, al borde de la eliminación y del fracaso contra Eslovaquia, el balón se cruzó con Jude Bellingham: y entonces dibujó una chilena de ensueño para darle una nueva vida a Inglaterra.
Contra las cuerdas, con un 0-1 muy merecido, los ingleses no habían disparado a portería en los largos noventa y cuatro minutos anteriores. No de forma reglamentaria, no sin encontrarse con el poste. Habían dado más de 500 pases, habían encontrado distintas formas de dispararse en el pie -tres amarillas en un cuarto de hora, errores defensivos como el que propició el gol de Schranz o incluso el disparo a puerta vacía desde el centro del campo que no marcó Kucka-, pero ninguna de marcar.
Hasta ese momento todo era un fracaso, una decepción absoluta, un nuevo batacazo en una gran competición casi a la altura de aquella derrota ante Islandia en 2016. El agravante de este año, aunque Eslovaquia era más rival, residía en el nivel de esta generación a la que Southgate le estaba poniendo una correa.
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— Teledeporte (@teledeporte) June 30, 2024
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JUDE VICTOR WILLIAM BELLINGHAM CON EL GOL DE TORNEO EN EL 95' PARA SALVAR A INGLATERRA pic.twitter.com/kpPlDrWDaA
Ni un cambio hizo Southgate en el descanso. Ni sobre el césped ni en la pizarra: más de lo mismo, pero con 45 minutos menos de vida. Los murmullos se escuchaban incluso desde Inglaterra, los pitos aparecían desde la grada.
Los problemas habían sido los mismos que en el primer, segundo y tercer partido. Durante muchísimos minutos, Eslovaquia estuvo en cuartos de final con merecimiento. Pudo incluso sentenciar, pero acabó en su área recibiendo balones largos de los ingleses. Entró Palmer, entró Toney, entró Eze. Y sucedió lo de Bellingham para forzar la prórroga. Luego, en el tiempo extra, Kane marcó de cabeza el 2-1 para afrontar 30 minutos de prórroga en los que tuvieron que achicar agua, pero con un pie en la siguiente ronda. Todo gracias a un milagro de Bellingham.