Yo jugué con Cucurella: "A mi hija le daba entre respeto y miedo... y nunca se dejó cortar el pelo"
Compañeros del lateral en Barça, Eibar y Getafe dibujan al hombre de moda, con la mecha corta en el parchís y un 'chófer' de lujo en el Coliseum: "Se hace querer".
Colonia (Alemania).- Es la revelación de la Selección y uno de los nombres propios de la Eurocopa. Marc Cucurella (25 años) estuvo cerca de tocar fondo en diciembre (no arrancaba y un rival que se le cayó encima le lesionó los ligamentos del tobillo) y ha conseguido darle un giro de 180 grados a su situación en sólo siete meses. Ahora, después de un esplendoroso tramo final de temporada con el Chelsea, es el lateral de De la Fuente y repetirá en el once este domingo ante Georgia (21:00, por La 1) en el cruce de octavos de la Eurocopa.
Sus actuaciones ante Croacia e Italia le dan derecho a adueñarse del carril zurdo durante lo que queda de competición. El premio es goloso para un futbolista que ha pasado momentos difíciles, que supo olvidar el tiki-taka del Barça para encarnar la bandera del toma y daca de Mendilibar y Bordalás y que ha encontrado en Alemania el reconocimiento que merece, aunque muchos en su propio país no fuesen capaces de dárselo. Si ha movido ya más de 100 millones de euros en traspasos, con el Getafe pagando casi 12, el Brighton unos 20 y el Chelsea alrededor de 65, será por algo.
"Es muy listo, muy listo; y como persona, un crack", le define Pedro León, uno de sus padres en su primer paso lejos de La Masia: el Eibar. A Ipurua llegó casi de rebote en la 18-19, con la mayoría de edad recién cumplida y para foguearse en Primera. Jordi Alba y la apuesta por Juan Miranda le cerraron las puertas de la primera plantilla y Mendilibar, gracias en parte a un consejero que no se equivocó, le pidió su fichaje a Garagarza.
"Cucurella y yo nos conocíamos de nuestra época en el Barça Atlètic", recuerda a Relevo el delantero Marc Cardona, ahora en las filas de Las Palmas y avalista del carrilero. "El Eibar me firmó a comienzos de verano y Cucu vino en los últimos días de mercado. Entremedias tuve una charla con Mendilibar. Nos dijo que nos había visto a los dos en un partido contra el Cádiz y me preguntó por Marc; yo le dije que era un futbolista increíble y un tío 10. Le recomendé que se lo trajese", rememora. El préstamo se hizo oficial el 31 de agosto. Y a Cucu, cosas de la vida, le costó entrar en la rueda.
"En realidad Mendi le daba poca bola", reconoce Pedro León, ahora capitán del Murcia. "Empezó sin jugar. Y era lógico. Vino como lateral izquierdo, que era su posición natural en el Barça, y competía con José Ángel Cote, que hizo una campaña tremenda y al míster le gustaba mucho", desgrana. La vida le cambió un frío sábado de noviembre en Valladolid, jornada 12. El argentino Pablo de Blasis, extremo izquierdo titular, había sido expulsado el fin de semana anterior… y la ausencia de alternativas obligó a Mendilibar a colocar a Cucurella en la línea de mediapuntas, con Joan Jordán de enganche y Orellana por la derecha.
"En realidad Mendi le daba poca bola"
Capitán del Murcia y exjugador del Eibar"Se salió. Ahí empezó su explosión. Hizo un partidazo y nunca nadie más le movió del once", cuenta el ex del Real Madrid. "Para jugar arriba le faltan recursos ofensivos, no hay que esconderlo, pero al estilo de Mendilibar le vino como anillo al dedo. El míster es muy de presionar arriba y robar en campo contrario, y Cucu para eso es Dios. Nos dio un plus. Recuperábamos muchísimo cerca de la portería rival", enfatiza. El curso no se dio mal -el Eibar acabó decimosegundo y ganó 3-0 al Madrid en una exhibición para la historia- y Cucurella se revalorizó. Charles, delantero que terminó con 15 goles, se aprovechó de la eclosión del lateral-extremo: "En la ciudad deportiva de Atxabalpe nos dividíamos en dos vestuarios y él se cambiaba en el mío. Le llamábamos 'Pelo' y le gastábamos unas bromas por los rizos… Todavía era un niño. Le apreciábamos un huevo. En el campo también nos entendimos".
En Guipúzcoa, a donde se mudó con Claudia, su pareja y madre de sus tres hijos, el de Alella también encontró un hogar. "Los dos vivíamos en Donosti y, como yo fui solo, solía acercarme a su piso a ver la Champions o a retarnos con juegos de mesa", evoca Cardona: "¡Qué buenos tiempos!". Con el parchís, el Totem y el Virus!, un juego de cartas, surgieron los benditos momentos de mayor tensión: "A mí me encantan esos pasatiempos. Tengo un montón. Solíamos juntarnos él, Jordi Calavera, Jordán, Cote y yo. Los llevaba a los viajes, a las concentraciones e incluso cuando cenábamos en casa de Cote. Nos cogíamos unas picadas entre los cinco, unas peleas…", ríe Cardona. "Jugábamos a otro que consistía en pellizcar a quien perdiese. Algún moratón mío se ha llevado", añade Charles con el mismo tono.
Un salto con chófer
Su temporadón en Ipurua (sumó 31 partidos, un gol y dos asistencias) le condujo al Getafe, donde aterrizó también a préstamo y como petición expresa de Bordalás para disputar la Europa League. "Me acuerdo de él como un tipo muy alegre, siempre feliz", asevera Allan Nyom, uno de los veteranos con los que se encontró en aquella caseta. "¿Pedirme consejos? ¿A mí?", guasea el lateral camerunés, que quedó prendado de la intensidad de un Cucu diferente a los productos que suelen cocinarse en una gran cantera. Y más en la del Barça. "Competía mucho mejor que los chicos de su edad. Quería ganar, se lo dejaba todo en cada sesión… Eso en los jóvenes no se suele ver a menudo".
"Se hace querer", dice de él Markel Bergara, uno de los líderes en la sombra de aquel Geta que alcanzó los octavos de la UEFA. "Se entrenaba a tope. ¿Y sabes qué? Que es superinteligente a la hora de interpretar en qué es bueno y en qué no es tan bueno. Decide fenomenal", analiza. Etxeita, central, le guardaba la espalda y le hizo de 'chófer': "Vivía muy cerca de mí, en Boadilla del Monte. No le gustaba conducir y yo le acercaba al estadio, tanto para entrenarnos como en los partidos. Es un chaval de la hostia. Siempre de buen humor, positivo, bromista".
En el Coliseum también brilló. "Bordalás le dio armas para llegar a ser el jugador que es hoy en día. Ya era bueno y José le catapultó", apunta Nyom. Volvió a alternar el lateral y el extremo y, en verano de 2020, los azulones ejecutaron su opción de compra por 10 kilos. Lo vendieron por 18 al Brighton al año siguiente y el resto de la historia resulta de sobra conocida: el Chelsea pagó 65,3 más variables (unos ocho)para convertirle en el lateral más caro de la historia en 2022. Después de meses difíciles en Stamford Bridge, con la etiqueta del precio sin arrancar, Marc encandiló en las últimas semanas de Pochettino (le situó hasta de mediocentro) y se postula como hombre clave en el nuevo proyecto de Maresca.
Un obstáculo marketiniano
Desde que se marchó del Barça, e incluso antes, el carrilero ha tenido que sortear una problemática continuada y que ha salvado con aplomo: la insistencia de sus compañeros por cortarle el pelo. El primero en intentarlo cuando era un crío fue Gines Meléndez, alma máter de la cantera de la RFEF. "Tenía una guerra con él... Siempre se estaba tocando los rizos cuando corría. Le decía: 'Pélate, hombre'. Y él se reía", confesó en un reportaje en Relevo. Luego, en el Eibar, volvieron a ponerle entre la espada y la pared. "Lo intentamos, sobre todo al principio, pero nos dijo que era sagrado y que ni hablar. Había que respetarlo", expresa Charles.
El achuchón de verdad se lo metieron en el Getafe, uno de los vestuarios más duros del fútbol español. Cabe rescatar, como contexto, cuáles eran las bromas pesadas de Damián Suárez y compañía. "Podías llegar al entrenamiento bien vestido, con prendas a las que les dabas importancia, y cuando salías de la sesión esa ropa ya no existía: te la habían cortado con tijeras, te encontrabas zapatillas dentro de un congelador… Eso me chocó un montón en mis primeros días", admitió en su día el exportero Alberto García. Y a Cucu, manifiesta Nyom, intentaron pelarle en ocasiones varias: "Eran Damián, Jaime (Mata), David Soria… Yo ahí no entraba (risas). Pero mejor que no lo hiciesen, porque es algo característico y que puede aportarle a nivel de marketing".
En cualquier caso, y peinados al margen, es casi imposible encontrar a alguien que no hable maravillas de un lateral que atraviesa su momento culmen y sueña con la Euro. "Ahora le veo más maduro. Sabe manejar cualquier situación", elogia Nyom; "y si a eso le sumas que es un chaval alegre, extrovertido, con un humor brutal y que siempre suma, tienes el pack completo", apunta Bergara.
Verle ahora a este nivel enorgullece a los que crecieron con él. Hasta a los que casi no lo recuerdan. "El otro día vimos el partido de la Selección y le decía a mi hija: 'Mira, ese es Cucurella'. Cuando Marc estuvo en el Getafe ella tenía dos o tres añitos y, como Cucu venía en el coche con nosotros, solía acompañarnos cuando le dejaba en la guardería o le recogía. A ella le daba un poco de respeto y de miedo su pelo", revela Etxeita. Que todos acepten interrumpir sus vacaciones para hablar del lateral quiere decir algo. Y muchos, especialmente Pedro León, le piden que salde la deuda que adquirió al haber aprendido tanto de sus compañeros… con un título: "¡Que nos traiga la Euro!".