La peculiar imagen de neerlandeses en Düsseldorf explica el caótico sistema de entradas de la Euro
Un importante número de aficionados de Países Bajos estuvieron presentes en el estadio, creyendo que su selección sería segunda de grupo.

Instantes antes del arranque del partido entre Francia y Bélgica en Düsseldorf, mientras de fondo sonaba La Marsellesa, la realización televisiva mostraba sin lugar a dudas a un grupo de neerlandeses presentes en el estadio. Llevaban su camiseta naranja de rigor y posaban todos juntos. No era un error de visión en lugar del rojo belga. Eran firmes defensores de la 'Oranje'. La gran pregunta es qué hacían ahí. Países Bajos juega este martes en Múnich... La respuesta llega a través del complejo sistema de venta de entradas de la Eurocopa. Un sistema, por otro lado, difícil de organizar: ¿cómo hacer para que todos los países estén representados cuando llegan las eliminatorias?
UEFA abrió en su día un proceso de compra para las entradas para el público general. En fase de grupos, era más sencillo: simplemente adquieren la localidad para los partidos de tu propia selección. El problema llega después y las expectativas juegan una carta imprescindible. El grupo de aficionados de Países Bajos estaban ahí porque creían que su equipo nacional sería segundo en el complejo Grupo D, en el que también lucharon Austria, Polonia y Francia.
Es decir, confiaban en Koeman y los suyos, pero tiraron de cabeza y de realismo antes que de corazón y creyeron que no serían capaces de superar a Francia. Se equivocaron, ya que fue Austria la que fue líder de grupo, con los galos en segunda posición y Países Bajos, terceros. Era impensable, por tanto, adivinar el destino de su equipo nacional si hubieran previsto esa tercera plaza.

Los ocho partidos de octavos de final se juegan en ciudades distintas y los terceros de grupo podían viajar a cuatro partidos diferentes en función de los cuatro que avanzaran de ronda. Un auténtico dolor de cabeza para los aficionados. Entonces, ¿cómo es posible que Düsseldorf cuente con tantos seguidores franceses y belgas?, ¿de verdad acertaron con tanta antelación lo que iba a suceder?
Una nueva venta de entradas
El organismo europeo sabía que esto ocurriría y entonces barajó dos posibilidades para solucionarlo. En primer lugar, para evitar reventa abusiva de entradas y estafas por la nominalidad de las mismas, UEFA abrió un portal en el cual los aficionados podían vender las localidades ya adquiridas de forma oficial y legal y a su precio original de compra. Este espacio era un salvavidas para aquellos que finalmente no pudieran acudir o que se vieran con un 'ticket' para un partido que realmente no les interesase.
Esto, desde luego, tampoco era la vía más accesible para que, por ejemplo, este lunes medio Düsseldorf luciera los colores de la selección belga. UEFA también reservó una importante cantidad de entradas que se pusieron a la venta hace escasos días para los partidos eliminatorios. Es decir, las aficiones implicadas en rondas decisivas pueden comprar sus billetes en tiempo exprés, como puede ocurrir con cualquier partido de Liga o Champions.
En el caso de España, UEFA puso a la venta 6.000 entradas para el público nacional de cara al partido ante Georgia. Estas eran de libre acceso y de forma directa para los españoles, más los que ya pudieran tener su acceso reservado con anterioridad o los que lo hubieran podido conseguir a través de la reventa.
El acceso prioritario a la compra de las mismas fue para aquellos que ya hubieran adquirido alguna entrada para los tres partidos en la fase de grupos. Ellos directamente recibieron una comunicación por parte de UEFA para que supieran que tenían capacidad para comprar una nueva entrada, ya para un partido a vida o muerte.
Puede ocurrir que esos aficionados no llenen las 6.000 entradas. De hecho, sería hasta normal. Los alojamientos en las ciudades en las que se está disputando la Eurocopa cuentan con una alta afluencia, los precios están por las nubes... ¿Entonces? UEFA guarda aún otro espacio para los aficionados españoles que estén dados de alta en la aplicación de entradas del organismo porque en algún momento hayan realizado una compra. Si siguieran sobrando, ya serían para el público general y podrían acceder a ellas seguidores de cualquier país.
Ese pequeño grupo de neerlandeses no era un hecho aislado. Estaban por todas partes, en pequeños núcleos, queriendo anticipar. El sorprendente Grupo D les ha tumbado las expectativas. Tampoco tenían sencillo ir a Múnich, están a cinco horas en coche. Se han conformado con Düsseldorf y con ver un partidazo entre Francia y Bélgica. Probablemente volverá a ocurrir, aunque el naranja les delata, será más llamativo que cualquier otro caso. Una imagen que desvela un sistema que es imposible que sea perfecto y que algún dolor de cabeza levanta. ¿Quieres ir a un partido de la Eurocopa? Estúdialo al milímetro.