El periodista más veterano (62), al más joven (23): "Vas a disfrutar, vas a ganar poco dinero y te casarás dos veces por lo menos"
Relevo charla con Maroto, leyenda de AS con ocho Mundiales (desde México 86') y cinco Eurocopas (Alemania 88'), y Manu Amor, promesa que se estrena aunque empezó su sueño a los 14 años.

Donaueschingen (Alemania).- Las fases finales dejan siempre estampas inolvidables. En el campo, rozan lo imposible. Como poder ver pelear a Modric (38 años) con dos niños como Lamine (16) y Nico Williams (21), cuyas edades no suman la del croata. En la grada, conmueven por extremas. Es lo que tiene ver a veteranos de guerra acariciar su portátil o iPad de alta gama con la misma pasión que aporreaban antaño la Olivetti, y rascar con la misma o mayor intensidad que la de los novatos que crecen a su lado. Esos que se van subiendo al barco periodístico pegados a sus móviles de última generación y a las redes sociales.
Joaquín Maroto (62 años, madrileño y con el gracejo sevillano de su madre) es una leyenda de AS, el periodista más veterano alrededor de la Selección y, aunque no hay datos oficiales, seguramente el más experto de los que trabajan estos días en Alemania. Alfredo Martínez (Onda Cero) y compañía están en ese grupo privilegiado. A Joaquín le avalan sus ocho Mundiales y cinco Eurocopas a sus espaldas y redondea su imponente currículum el hecho de haber pasado por Marca, Canal+ y el departamento de comunicación del Real Madrid cuando pasó de ser un club a un transatlántico. Por su parte, Manu Amor (23 años, Ferrol y afincado en Madrid desde hace dos años) es una promesa del oficio, el plumilla más joven en la concentración de la Roja y también de todo el campeonato junto a un compañero de ARA con una historia peculiar que, regateando su discreción, va corriendo como la pólvora por el Media Center: pese a su juventud, ha logrado dar el salto a la élite del gremio tras patearse cientos de campos amateurs escribiendo desde los 14 años. Por eso, Relevo les ha querido sentar cara a cara. Para que Maroto le explique el vibrante mundo que le espera. Y para que Manu le pregunte cuál es la clave para mantenerse y no aflojar.
"Dos de los Mundiales que he cubierto me cogieron con el Real Madrid, pero tengo un diploma de FIFA por aquí con los ocho reconocidos", recalca Maroto antes de resumirle a Manu dónde empezó todo: "Mi primera fase final fue con tu edad, en México 86. Estaba en Marca. Iba a ir al campeonato Amalio Moratalla [luego fue director adjunto de la cabecera]. Yo era becario y llevaba muy poco tiempo, mientras que Amalio había llegado como uno de los fichajes estrella de Diario 16 junto a José Vicente Hernáez y Enrique Ortego. Faltaban unos pocos días para que saliera la expedición y Amalio se cayó en su casa, en el cuarto de baño, y se rompió un brazo. Yo le animé a que fuera, le dije 'venga vete, que Cervantes escribió El Quijote con una mano'. El director lo oyó, le hizo gracia y me dijo 'pues ahora vas a ir tú, chaval'. Y efectivamente, así fue. Mi compañero Belarmino Calvo, Belarmo, se puso muy contento porque era un redactor jefe que entonces tenía mi edad actual y quería a su lado a un chico para todo. Yo empecé tímido, todo el día comiendo pasta como los de ahora, hasta que mi socio de viaje junto al fotógrafo Pepe Caballero me dijo 'cómete un filete, que vas a caer enfermo y alguien tendrá que hacer el trabajo".

Manu alucina. Maroto le explica cómo se curraba sin móviles. "Se cantaban las crónicas y, con el cambio horario, alguna vez me quedaba dormido con el taquígrafo. Pero eso que llamábamos cantar me vino muy bien para la radio; te sirve mucho luego para improvisar. Íbamos cargados con las máquinas de escribir, no te lo pierdas. Con lo que pesaban, con su maletín y todo. Yo llevaba la mía desde Madrid y la de Belarmo, claro". A Manu no le hubiera importado cargar esta vez con todas las maletas de los 70 enviados especiales españoles desplazados a Alemania. Siendo un apasionado de la Segunda por culpa de su Racing de Ferrol, ha comprobado que un torneo internacional es otro nivel: "Mi compañero de piso, Diego Campoy, me dijo en enero algo así como que tenía que marcarme como objetivo ir a la Eurocopa. Yo le mandé a paseo. Acababa de llegar. Me enfadé incluso y le dije que era imposible. Y quien me empieza a esbozar un poco la posibilidad es Sergio Santos. Me dijo que podía tener opciones y, aunque tampoco era seguro, me ilusioné. Y un día llegó el mensaje de Matilla [el transcriptor de esta charla], algo que nunca olvidaré. Ponía: 'Chaval, espero que sepas inglés y conducir; vamos a hacer pareja en la Eurocopa. Mezclaremos bien: yo haré de Gundogan y tú de Pedri. La clave es disfrutarlo. Te lo has ganado'. Increíble. Pero hasta que no puse un pie aquí no me lo creía".

Manu escribe ya como un experto con muchos trienios a las espaldas. Pero su cara denota que la precocidad es su particular seña de identidad. "Empecé a escribir en webs y blogs a los 12 años. Y haciendo baloncesto con el Obradoiro. Me gustaba mucho. Vivía en Lugo y allí al final el coto es mucho más pequeño. Iba a las ruedas de prensa y, claro, llamas mucho la atención. Como estaba allí, también cubría el Lugo en Segunda por mi cuenta. Y ya luego, a través de la Agencia Deportiva Gallega, me propusieron hacer una colaboración con El Progreso, que es el periódico de allí, para cubrir los partidos del Lugo a domicilio. Yo iba a muchos de fuera: Oviedo, Gijón, Valladolid…. Me encargaban cuatro páginas. Hacía la crónica, una contracrónica, un uno a uno y las ruedas de prensa. Así empezó todo. Antes ya había arrancado con las colaboraciones en radio. Una vez me escapé del instituto en 3º de la ESO para ir a una tertulia de COPE. De ahí a Valladolid a estudiar y luego apareció Relevo...".
Maroto, más allá de atender el resumen curricular del gallego con la ternura de ver en él sus primeros pasos, le mira ojiplático. Porque él también empezó muy joven, pero a los 13 o 14 años estaba donde debía, jugando por el Barrio de Salamanca. Así que su paternal pregunta es clara y directa. "¿Te pagarían, no? Yo siempre le digo a los periodistas que tenemos que cobrar, aunque sea poco, pero hay que cobrar, porque si no se pone muy barato el kilo de periodista". Y Manu le tranquiliza a medias: "En mis primeros años no vi un duro. Luego tuve que hacerme autónomo y cobrar por facturas, por partido, a tanto el servicio".
Una forma de vida
Maroto aprovecha entonces para hablar de la amistad y de la relación de la Prensa con los futbolistas: "Manu, tú has tenido mucha suerte, porque me estás hablando de buenos compañeros y modernos. Entonces era otra cosa. Belarmo tenía una mala leche que no te puedes imaginar. Era un tío con mucho carácter y mucha autoridad. Entonces, en aquellos años en España, todo era todavía autoritario. El pobre se murió en un Madrid-Atleti de Copa. De un infarto en el estadio Vicente Calderón. Yo estaba a su lado. Todo era de otra manera. Imagínate: un día me dijo que me fuera a buscar a Di Stéfano, que no hablaba con nadie, para hacerle una entrevista. Y yo, lo primero que le dije fue '¿pero dónde le encuentro?'. Y la le respuesta me mató: 'Si supiera eso ya la habría hecho yo'. El roce con los futbolistas no tiene nada que ver con el de hoy. Al Mundial de México fuimos 19 enviados especiales con la Selección y el otro día, en la comida en la que nos invitó la RFEF, éramos 70 de 27 medios. Entonces, solamente iba una televisión. Las teles son las que han cambiado todo. Porque antes únicamente había una que no estorbaba mucho. Pero ahora con tantas... Es como un 'Gran Hermano'. Por cierto, esa televisión que iba era TVE y Matías Prats las pasó canutas en el partido de la primera fase contra los árabes. Vaya nombres...".

"Allí estaban Alfredo Relaño, Emilio Pérez de Rozas, Manolo Lama, Roberto Gómez, Paco González, José Ramón de La Morena, Juan Manuel Gozalo 'Kubalita'… Lo mejor de lo mejor de esta profesión", recuerda el adjunto a la dirección de AS. Y añade: "Nos daba tiempo a tomar algo algunos días. Teníamos mucho más tiempo que ahora, porque entonces sólo trabajábamos para un periódico. Ahora somos hombres orquesta. Tenemos que trabajar, en mi caso, para el papel y para la web. Es como currar para dos periódicos. Uno por la mañana y otro por la tarde. Jugábamos a las cartas con los futbolistas. Y coincidían los equipos y los periodistas en el mismo hotel. Allí vimos al delantero centro de Dinamarca, el día antes de la exhibición de Butragueño en Querétaro, fumando y con varias latas de cerveza al lado".
Manu no tiene con qué comparar. Así que, como no ha podido disfrutar de aquel periodismo, reconoce que incluso se esperaba más censura de la que hay estos días por Alemania. "Pensé que iba a ser peor, porque hay otras selecciones como Francia, Portugal e Inglaterra que ni dan entrevistas. Me da pena escucharos porque yo ya no voy a vivir nunca eso. Acercarte a un jugador, sobre todo a este nivel, es muy difícil. Entiendo que también los periodistas tenemos parte de culpa en que se haya cerrado todo". Maroto le complementa: "No, nosotros no, el número. La culpa es del número de periodistas que hay. Lo que intimida, ya te digo, no es una cámara, son 27. Y te digo una cosa, cuando seas mayor te darás cuenta de esto: yo no sé si es mejor o peor el trato directo con los jugadores. Entonces, cuando lo tuve, me pareció maravilloso. Y hoy en día siguen siendo muy amigos míos Camacho, Gallego, Tomás Reñones, Míchel, y luego otros como Guardiola. Pero, ¿qué pasa? Que en esa amistad llevas también la penitencia. Luego se hacen entrenadores y resulta que les tienes que criticar y son amigos… Te ponen en un apuro. Se escribe con más libertad ahora".

Con los seleccionadores, la relación también ha ido variando. Maroto da fe: "Cuando yo llegué a este mundillo entrenaba a la Selección Miguel Muñoz, y sus ayudantes eran Luis Suárez y Vicente Miera, que luego fueron a su vez seleccionadores. Ya llevo 13. Les hablábamos de usted y con el Don delante. A él y a jugadores como Arconada o Santillana. Con Luis de la Fuente se ha vuelto a ese trato más cercano. Es verdad lo que dice el riojano: España es el equipo de todos. Y yo he vivido etapas de la Selección donde no era el equipo de todos. Había gente, en algunas etapas, que quería que ganara España y que perdiera al seleccionador. Y eso es imposible. Hasta ese punto llegó a viciarse el asunto. Muy triste". Manu ha comprobado recientemente a lo que se refiere: "Es que De la Fuente es muy normal. El día de su cumpleaños, nada más ganarle a Italia, le preparamos un vídeo sorpresa y nos recibió en el hotel. Pensé que iba a ser imposible. Y salió a la puerta a por nosotros sin intermediarios y estuvo con nosotros relajado y un buen rato". Y tanto, remata la voz de la experiencia: "La pandemia hizo mucho daño. O sea, la mezcla del COVID más Luis Enrique fue tremenda. Un tsunami. Si hubiera sido pandemia más Vicente del Bosque, aquello hubiera sido otra cosa. Pero pandemia más Luis Enrique…".
La motivación
La tertulia se produce entre un nuevo entrenamiento de España en Aasen y una nueva rueda de prensa rutinaria. Y el careo vira hacia cuáles son las claves para mantener la ilusión por lo que Enric González llama siempre la profesión más maravillosa del mundo. "Ahora, por ejemplo, están empezando a poner horarios y sistemas de fichaje en los periódicos y yo no lo veo… Esta profesión siempre ha sido muy vocacional. Yo tengo todavía ese veneno dentro, y me alegro de tenerlo. Y últimamente, me mueven también dos objetivos personales que nunca he compartido: terminar las Eurocopas ahora donde las empecé, que la primera fue en Alemania 88', y terminar las Copas del Mundo en 2026 donde las inicié, en México", comparte Maroto. "Aquella primera Eurocopa, por cierto, fue gloriosa. La de aquella volea de Van Basten. Luego le conocí y hablé bastante con el delantero. Era un macarra. Un pandillero. Me lo contó en Utrecht él mismo siendo ya jugador del Milan. Un fenómeno. Fui invitado a su partido homenaje. En cuanto a lo de los Mundiales, el próximo será el último. Ya tendría 64 años…".
Sin pretenderlo, Maroto se emociona porque se da cuenta al verbalizarlo de que su carrera se va acabando. "Lo que más me ha llenado fue poder trabajar en el Real Madrid, que es mi equipo. Y hacerlo en la época de los Galácticos fue un privilegio y un honor, justo en el Centenario. Lo llevo con mucho orgullo. A partir de ahí, pues estoy especialmente feliz por una entrevista que le hice a Quique Setién en el Mundial de México. Como no jugaba, me dijo: "Si lo sé no vengo". ¡La que se lio! Miguel Muñoz me decía 'dile a tu amigo que si quiere jugar que no coma pizza' [Risas]".
"Y luego hay otra entrevista de las muchas que hecho ya a mis años, que fue la de Xavi Hernández en el avión de vuelta a España tras ganar el Mundial 2010. El titular fue 'Yo no gano Balones de Oro, los fabrico'. Y recuerdo también un viaje con Jesús Gil a un partido de Copa contra la Real, con un coche que se había comprado americano, que le llamaba la Chevy y a la que yo quería hacerle un reportaje. Me llevaba detrás con el doctor Ibáñez. Delante iba Gil con el masajista del Atleti. Nos paró la Guardia Civil por pisar las líneas continuas. E Ibáñez le dijo enseguida al doctor, 'dame los cacahuetes'. Se refería a unas insignias del Atleti para la Guardia Civil. Y el guardia le contestó bien serio 'perdóneme dos cosas: usted no me puede dar nada y dos, soy del Madrid'. Conté aquello en el reportaje. Me han pasado cosas muy difíciles de explicar y muy divertidas. Por eso Manu, ten claro esto: te lo vas a pasar muy bien, vas a ganar poco dinero y te vas a casar dos veces por lo menos [carcajada]. Esto para las parejas es difícil de aguantar".
Manu, pensando en Sarita, pone cara de preocupación. Piensa dos segundos, pero reacciona. "A mí lo que más me motiva es justo conocer a gente así de importante y poder escribirlo. Tener ese tipo de conversaciones y experiencias. Entrevistarlos está bien. Pero a nivel personal, poder tener un contacto con ellos, es muy grande. Entiendo que también hay que hacer muchas cosas por el camino para llegar a esa gente. Y que confíen en ti. Pero eso es lo que más me motiva. Y viajar". Maroto asiente y comprueba que, pese a los 40 años que les separan, tienen muchas cosas en común: "Eso es lo importante, Manu, ganarte la confianza y la credibilidad". Él es de los pocos que tiene relación con personalidades a las que es muy complicado acceder como Florentino Pérez. Trabajó con él en el Real Madrid y en ACS, y lo explica con mucha naturalidad. "Es el tío más listo que he conocido, con mucha diferencia del siguiente. Pero lo es por dos razones. Porque es preclaro. Es decir, ve las cosas antes que los demás. Y luego siempre acierta en el diagnóstico. Y por eso ha sido el presidente del Madrid. Con él, cuando nosotros llegamos, el club no podía ni pagar la factura de la luz. Y ahora, fíjate. Mejor equipo del mundo, el mejor estadio, más dinero que nadie. Si Florentino hubiera sido presidente del país, seríamos Alemania".

De repente, una pregunta en el aire para recordar que los periodistas no son infalibles, la coge Maroto al vuelo. ¿Alguna cosa que hiciérais mal y habéis pulido? "Yo ya he visto a Manu trabajar aquí en la Eurocopa. Le he visto funcionar. Y yo era más polvorilla. Él es más prudente. Y eso está muy bien. Yo era demasiado polvorilla. Pero… Está mejor ser como es él. Es un chaval humilde, tranquilo, calladito. Modesto. Piano, piano. Sí, le veo mucho mejor. Es tan importante dar una exclusiva como no meter la pata. Yo aprendí mucho de Relaño, que es el jefe que más tiempo me ha durado. Un día me dijo 'mira, aquí hay dos opciones: ser periodista o ser Relaciones Públicas'. Y me lo resumió así: 'Si quieres ser periodista es muy fácil, solo tienes que publicar lo que veas sin preocuparte de las consecuencias. Y si quieres ser Relaciones Públicas es muy fácil, tienes que publicar las cosas pensando en las consecuencias. Esa es la diferencia fundamental. Nosotros estamos aquí para contar lo que vemos y que la gente saque sus conclusiones. Tampoco para decirle al personal lo que tienen que pensar".
Manu, que no puede estar más de acuerdo, aprovecha el momento, se abre y sincera: "Yo hay veces que con ciertas cosas que sacamos, pues me cago. Después del primer partido de España en Berlín, el del debut ante Croacia, publicamos que Joselu se había picado, que no se entrenó con el resto de suplentes y que se fue al autobús media ahora antes que el resto. Y yo sabía que era así, lo vi y estaba confirmado, pero lo pasas mal por si te dicen algo o te crea problemas. Empiezas a ver en Twitter, sobre todo, las reacciones y hostia… Me da mucho respeto. Pero Joaquín, también me quedo con lo que me dijiste cenando esa misma noche en Berlín: 'si tú sabes que es verdad, ve hacia adelante con todo".

A Maroto le gusta ver ese hambre en los ojos de su colega. "No hay nada como tener una noticia que no van a dar otros. Y me jode internet que no veas. Porque antes, cuando los periódicos eran de un día para otro, pum, pensabas 'tengo otra vez ahí el tomate en el kiosco'. Ahora no te puedes guardar una cosa. Cuando tengo una noticia, la doy rápido. Porque claro, ¿cuánto va a durar eso? ¿10 minutos? A mí me gustan las noticias por encima de todo lo demás. Y yo no soy de recomendaciones, porque los únicos consejos que me gustan son los de administración. Pero yo te diría, Manu, que busques siempre la verdad y que la cuentes. Todos nos hemos equivocado alguna vez. Pero no quieras ser el primero en equivocarte. Joder, qué prisa hay. Tranquilidad. Es mejor ser el segundo. No quieras ser el primero en equivocarte. Pero no te puedo decir mucho más, porque lo que yo he aprendido fue en otras circunstancias. Tú vas a jugar en otro campo. En el de las redes sociales y de los medios de comunicación globales. Yo empecé en un campo con una televisión y tres periódicos. Ya no había más".
Manu lamenta que se acabe la conversación porque hay que seguir trabajando ("podíamos estar hablando 80 horas", coinciden ambos). Pero como las caza al vuelo, le hace un recordatorio mientras invita a Maroto a que elija cómo y dónde hacer la foto que ilustre un reportaje que ambos guardarán con mucho cariño y que, a la postre, servirá como homenaje a la profesión periodística y como motivación de las nuevas generaciones. Al empezar, cuando le hizo ver que era de Ferrol, le había prometido que le contaría algo del gallego más gallego de todos. Y Joaquín le complace. "Amancio, que me quería mucho porque tenía su empresa de Kelme al lado del negocio de mi padre, y al que tuve la suerte de acompañar con Gento a una entrega de los premios Golden Foot en Mónaco donde estaba George Best, era muy socarrón. Y ese día me marcó cuando le sacaron un tema por el que ahora me preguntan mucho a mí, ya que estoy más cerca de la jubilación. Hubo un incauto que le preguntó: '¿Cuántos años tienes?'. Y Amancio le dejó cortado con esa frase que no dejo yo de repetirla ahora: 'Los que aparento'. Le dejó jodido". Es la prueba de que su final como periodista está cerca ("seguro que lo echaré de menos"), pero de que el amor propio está latente y que será él quien decida cómo y cuándo cuelga las botas.
Manu, ya con las instantáneas tomadas, da las gracias por la charla, anima a su nuevo amigo a seguir en la trinchera mucho más tiempo y, aprovechando que han hecho migas, le reta. "Ojalá podamos hacernos otra foto en la final de Berlín. Y que podamos seguir compartiendo pupitre en el Mundial 2026".