OPINIÓN

¿Dónde quedó el falso 9?

Luis de la Fuente durante su debut. /AFP
Luis de la Fuente durante su debut. AFP

Cuando todo son etiquetas y moldes preestablecidos, lo lógico es que el fútbol no nos encaje nunca. Durante la rueda de prensa previa al partido de España ante Escocia, Luis de la Fuente dijo que el falso delantero no existe y que dejará de usar esa expresión. Lo dijo sin que nadie le preguntase explícitamente, una nueva acepción que probablemente nazca como respuesta a un debate que ha ido germinando alrededor del juego y que, como muchas otras veces, poco tiene que ver con lo que realmente pasa.

En el fútbol no hay concepto inocente. No nos engañemos. El "jugar al pelotazo" de hace unos años estaba cargado de prejuicios, como si cada balón en largo fuese una muestra de una supuesta inferioridad. El "falso delantero o falso 9" al que hacía mención De La Fuente no se libra de esa connotación que desde hace un tiempo es negativa. En 2011, con Messi haciendo estragos y el Barça reinando en el deporte rey, ese rol representaba el pináculo de una forma de entender el juego. La sublimación de una idea que nacía y moría en Messi como falso 9. Se confundió el término con el futbolista y se etiquetó, de forma equivocada, un rol que nació muchos años atrás.

Ahora el falso 9 ya no mola. No es que haya quedado viejo, sino que ha perdido su encanto, como llevar la gorra al revés o leer el periódico en el bar. El problema no es leer el periódico, sino lo que eso conlleva para quien te observa; el prejuicio. El falso 9 es parecido. En España llevamos años escuchando esa palabra como una coletilla molesta -y forzada- dentro del discurso futbolero. A Luis Enrique se le achacó de forma constante la falta de un plan B, y cuando la gente se refería a plan B se referían a llevar a un delantero "de toda la vida". El falso 9 empezó antes de la Segunda Guerra Mundial. ¿No es algo de toda la vida?

En un fútbol de clichés y tópicos, el falso 9 es visto como un artefacto que busca alejarse de lo que debería ser el fútbol. Algo mentiroso. El problema es de base. Para que el falso delantero brille necesita que sus compañeros le compensen, igual que lo necesita un 9 para rematar en área rival. La terminología tiene un poder ciego; asociamos falso con una forma de atacar distinta, y "9 puro" con otra, quizás más pura.

Para Luis de la Fuente el falso 9 no existe.

El propio Luis Enrique contestó en su Twitch que nunca había usado "un falso 9", que cuando jugaba con Ferran o Asensio eran delanteros centro, al uso. La tendencia a etiquetar según perfiles, sin ver qué hacen los futbolistas porque esto no importa, llevó a mucha gente a juzgar algo por lo que no era. De ahí que De La Fuente haya querido huir de este concepto incluso antes de enfrentarse a él; por si las moscas. Entristece cuando en vez de aumentar, reducimos. Cuando en vez de funcionalidades y roles vemos solo etiquetas.