Nico Williams y San Mamés quieren esta Europa League
Los rojiblancos, acompañados por uno de los mejores ambientes del nuevo San Mamés, remontaron a la Roma con goles de Nico Williams y Yuri.

San Mamés. Qué estadio. Hay que vivirlo en primera persona para saber que cuando este escenario entra en juego, es imparable. Que se lo digan a Barça, Real Madrid o Atlético, que han caído en los últimos años cuando en Bilbao huele a gran noche. Que se lo digan a la Roma, que fue incapaz de superar el aspecto ambiental. Porque 90 minuti en San Mamés son monto longos. Y más si esta ciudad olvida las diferencias y se une para ayudar a sus jugadores. Una plantilla que se lo merecía, que se ha ganado que nunca les den la espalda y que la afición sueñe tanto como ellos. Es imposible que la mente, tras remontar a la Roma en una noche para siempre inolvidable, no se vaya al 21 de mayo. Queda mucho, pero si De Marcos cree en su último sueño, cómo no va a creer esta afición.
San Mamés sabía de la importancia de la noche. Se sintió desde la previa, con una ciudad volcada, un bufandeo apoteósico en el hotel de concentración y una previa marcada por los incidentes de los radicales de siempre. Cuando en Bilbao huele a pólvora, se antoja día importante. El estadio retumbó desde que los jugadores saltaron a calentar y ya no hubo ninguna duda de que la tregua era efectiva. Era noche rojiblanca. Lo entendieron también los jugadores, que saltaron intensos y a morder a una Roma con un plan establecido y muy claro. Los de Ranieri querían que pasasen pocas cosas, pero el fútbol siempre tiene guiones impensados.
Comenzó atacando el conjunto de Ernesto Valverde, consciente de que debían ser más agresivos que nunca. El Txingurri enloqueció en la primera acción, en la que De Marcos quiso contemporizar en busca de la mejor opción, pero su entrenador sabía que eran minutos de ser lo más verticales posibles. Enchufar a su gente. Hacerle entender a la Roma que iban a vivir 90 minutos de infierno. Y así fue. Avisaron los hermanos Williams con acercamientos, aunque Cristante pudo acabar con la fiesta en un remate que se estrelló con el palo y que posteriormente, aún con el susto en el corazón de cada rojiblanco, anuló el colegiado por fuera de juego.
Iba a tomar trascendencia el árbitro francés. No le tembló el pulso para expulsar a una estrella como Hummels, que cometió un error siendo el último defensor para detener a Maroan. Estuvo listo el delantero forzanzo una falta que acabó con la expulsión del alemán y, por tanto, con la creación de un nuevo escenario. Ahora sí que eran longos. Los rojiblancos, que han demostrado en esta década ser incapaces de superar a equipos en inferioridad, afrontaban 75 minutos para dar la vuelta a la eliminatoria. Un guion soñado, aunque envenenado por la presión de ganar.
Un jugador de otra dimensión
Desde entonces fue un monólogo bilbaíno. Un conjunto romano metido en su área, convencidos de poder resistir con un planteamiento de mínimos. Maroan, Iñaki, Yuri... Lo intentaron todos, pero no conseguían poner en verdadero peligro a Svilar. Se impacientaba San Mamés, aunque no dejó de animar a los suyos. Y cuando más hacía falta, apareció la estrella. Le pueden criticar que no pasa por su mejor momento, que ha tenido altibajos, que no todos los días gana el partido, pero Nico Williams es un fuera de serie y catapulta al Athletic a otra dimensión. Uno de esos jugadores que decanta eliminatorias de máximo nivel. Estrelló un primer balón al palo y, en su segunda oportunidad, celebró su tercer gol europeo justo antes del descanso. Después llegaría el cuarto. Pero ya se lo contaré más adelante.
Enloqueció San Mamés. Ya tenían la eliminatoria igualada, a falta de 45 minutos en su estadio, ante su gente y con un jugador más. No se podía pedir más. Lo entendió el Txingurri, que tiró de Berenguer en cuanto volvieron a saltar al césped tras el descanso. Era momento de embotellar a los italianos y de jugar en pocos espacios. Se defendieron bien los italianos, especialistas en estos contextos, pero si sobrevivieron tantos minutos fue gracias Svilar. El portero belga sacó una mano salvadora ante Berenguer y empezó a vestirse de héroe. Pero sí, 90 minutis en San Mamés son monto longo.

Los bilbaínos, que son el mejor equipo del fútbol español esta temporada a balón parado, volvieron a castigar a la Roma de esta forma. Ya lo hicieron en septiembre, volvieron a celebrar hace una semana en el Olímpico y Yuri anotó el tanto de la clasificación imponiéndose de nuevo en una jugada de estrategia. Un gol con un toque de fortuna, pero que hacía justicia con lo visto. Un gol que esperó Bilbao durante siete años. Un gol que vuelve a ilusionar a esta ciudad como lo hizo en 2012 cuando soñó con conquistar Europa.
Y aún quedaba tiempo para Nico. Les había prometido hablar de él más adelante. Y aquí me rindo al 10. Al jugador que se quedó en Bilbao desechando ofertas de los clubes más potentes del mundo. Al hermano pequeño que se convirtió en enorme. Al 15º mejor jugador del mundo en el Balón de Oro. Para la gran estrella de este Athletic. Había que sentenciar y él se encargó de ello con una jugada que le catapulta a ser considerado uno de los mejores futbolistas de la competición. Siempre está en las grandes noches. Y lo mejor de todo es que aún quedan más. Del gol de Paredes de penalti, siento no hablar. No cambió nada. Que venga el siguiente.