Lookman le amarga la noche, el invicto y la Europa League a Xabi Alonso

Se acabó el hechizo. El Bayer Leverkusen perdió la Europa League y algo mucho más grave: el invicto. El equipo más increíble del año saltó por los aires en una noche increíble también, protagonizada por un nombre de película. Mola Lookman, mitad atacante nigeriano, mitad superhéroe de Hollywood. Con su hat-trick incontestable alzó el título europeo para la Atalanta.

No fue la noche de Xabi Alonso, al que esta vez se le intuyó más cómodo sobre el verde que dando órdenes. Perdió el hechizo con un invento: salió a jugar una final sin delantero centro. Un error imperdonable ante un entrenador italiano. Gasperini se lo recordó a su equipo desde el minuto uno hasta que sonó el himno del triunfo.

Todo hay que decirlo. La Atalanta salió a la final de la Europa League con una trampa en sus filas. Es imposible tener un nombre más increíble que Mola Lookman. Parece que no se lo pusieron sus padres, que lo pidió él cuando estrenó la adolescencia. Marcó tres goles en Dublín: uno por su nombre y otro por su apellido. Y otro más. Tres golazos, a la altura de llamarse así.

El futbolista nigeriano lanzó el primer golpe en el minuto 12, cuando a centro de Zappacosta se tiró con todo para enchufar a la red. Esperó catorce minutos para el segundo, el definitivo, un tanto de los que encumbran, con regate y disparo ajustadísimo e imparable de diestra. No cesó en su brillo, y culminó la victoria con una obra maestra en el 75. Fue su noche. La Europa League de la Atalanta es suya.

Xabi Alonso no paró de moverse por la zona técnica del Bayer Leverkusen. Siempre activo, 'puronervio', como de costumbre, pero esta vez algo inquieto. Los suyos no salieron cómodos por culpa de una oposición acertadísima de la Atalanta. Y de una decisión fallida del entrenador tolosarra.

El técnico vasco buscó sorprender a los italianos con Adli y Frimpong arriba pero sin delantero centro. Y la jugada terminó saliéndole del revés: a lo que de verdad sorprendió fue a los suyos. Pronto rectificó Xabi, con Boniface por Stanisic al descanso, pero ya era demasiado tarde.

Xabi se equivocó y Gasperini triunfó de lleno. Su planteamiento fue robusto. La Atalanta saltó al Aviva Stadium de Dublín para tumbar al único equipo invicto del mundo, y vaya si lo hicieron. Los italianos taparon a Wirtz y el Bayer Leverkusen empezó a fallar pases, de esos que poco a poco van marcando una final.

El muro azulado, infranqueable el 90% de las veces, resistió. Un equipo duro, orgulloso de ser como es. Si le mirabas de cerca Gasperini se parecía a Ancelotti, italiano, con pelazo cano, pero son muy diferentes. Gasperini no paraba de agitarse con los suyos, saliendo en tromba para inundar el campo en los festejos de cada gol.

El día de todos los focos Florian Wirtz no estuvo. Con el Real Madrid atento a cada movimiento de la nueva estrella del fútbol alemán, Gasperini y los suyos frenaron al talento del Bayer Leverkusen. Sin él, oscuridad. Los alemanes no encontraron los huecos, y la Atalanta se llevó el título con todo merecimiento.

Wirtz hasta fue cambiado en el minuto 80, también agotado físicamente, y rozó su primer título europeo tras una temporada fantástica, en la que marcó 18 goles y repartió 20 asistencias. Faltan muchas más por llegar. Veremos dónde a partir de 2025.