Radiografía de la resurrección de un Sevilla histórico
El Sevilla culmina con su séptima Europa League un temporada en la que coqueteó con el descenso. Tres entrenadores y una desastrosa planificación corregida en enero se quedaron por el camino.

De la pesadilla de un posible descenso a la gloria de la Europa League. La resurrección del Sevilla lleva los nombres propios de Monchi y Mendilibar. El de San Fernando asumió las culpas y rectificó en enero la planificación, liquidando luego a Sampaoli y asumiendo el riesgo de traer al de Zaldibar; el técnico asumió el mando para lograr una permanencia en Primera por la que se temía y ha acabado siendo el cuarto entrenador de la historia del club en levantar un trofeo europeo. Dos figuras para un renacimiento por el que nadie apostaba hace tres meses, después de una temporada que comenzó torcida desde casi antes de arrancar.
Tres entrenadores -Lopetegui, Sampaoli y Mendilibar- y hasta fichajes de agosto que acabaron saliendo antes del mercado invernal -Isco y Dolberg, más Januzaj posteriormente- habían dejado al Sevilla en una crisis deportiva desconocida en el siglo XXI. "Lo hemos pasado muy mal. He estado 10 meses sin salir. He vivido una situación desconocida para mí", declaraba Jesús Navas entre lágrimas en zona mixta. A todo esto se sumaban los problemas institucionales, con una guerra entre accionistas y una Junta General en la que el actual consejo de administración recibió el apoyo para aprobar las cuentas.
El cuarto año de Lopetegui no arrancó bien desde el mismo momento en el que el entrenador vasco y Monchi se sentaron para decidir la continuidad. Fue una decisión que respetaba el estatus logrado por Lopetegui, el técnico que había clasificado al Sevilla durante tres años para la Champions, pero que no iba en consonancia con el desgaste generado, ni con la falta de apoyos dentro del comité ejecutivo. Tanto de manera interna, después de la exigencia que habían generado los éxitos, y también en la plantilla, que echó en falta aire nuevo.
Tampoco fue el mercado de verano el mejor de Monchi, como él mismo ha reconocido en varias ocasiones. Las ventas de Diego Carlos y Koundé mermaron los cimientos de la defensa, una de las grandes del Sevilla de Lopetegui en años anteriores, y tampoco sus recambios ayudaron. Marcao, lesionado casi todo el año, y Nianzou, un joven prometedor pero que ha estado lejos de lo esperado, no taparon ese hueco en la zaga, a lo que se añadió que Monchi tampoco acertó en la fase ofensiva. Incluso la salida de Ocampos al Ajax, primero como traspaso y finalmente cedido, dejó un aire extraño en la planificación.
Los resultados reflejaron ese desconcierto. Lopetegui acabó saliendo por la puerta de atrás, pese a contar con el apoyo de Monchi hasta el último día. Incluso el propio director general deportivo tuvo que aceptar la llegada de Jorge Sampaoli y una idea de fútbol que no consideraba la mejor para la situación del Sevilla. Pese a que con el argentino llegó a parecer que la situación se reconducía, sobre todo tras acertar, esta vez sí, en el mercado de enero con los fichajes de Badé, Pape Gueye, Bryan Gil más el regreso de Ocampos, finalmente Sampaoli también acabó despedido.
La apuesta fue Mendilibar como solución de emergencia. Un técnico con una dilatada trayectoria en Primera, pero que nunca se había visto en un club con la exigencia del Sevilla. La medicina de Mendilibar surtió efecto de inmediato. Naturalidad en el discurso y su libro de estilo de siempre para el terreno de juego. Una idea de fútbol que sí conectó con la plantilla y los aficionados de inmediato. No sólo la permanencia quedó cerrada antes de tiempo sino que Mendilibar fue eliminando al United y a la Juventus antes de plantarse en la final ante la Roma. El título de Europa League sólo realza todavía más la figura del vasco, gran artífice de una resurrección pocas veces vista.