Cuando los extranjeros 'perdían' el avión de vuelta y no había Navidades en Dubái: "Hemos llegado a comernos las uvas en el autobús"
¿El parón navideño era antes más largo? Los veteranos dicen que siempre fue igual "día arriba, día abajo" y los preparadores físicos aclaran: "En una semana de inactividad, un futbolista no pierde nada de forma".

Como en las redes sociales todo el mundo transmite su vida en directo —o una versión estilizada de la misma—, estos días los feeds se nos han llenado de futbolistas en idílicas estampas navideñas, jerséis de colorines con bolas, abetos y renos, pijamas a juego, árboles decorativos y estampas que suenan a Mariah Carey aunque uno tengo muteado el móvil. Después están los que eligen un verano exótico en medio del solsticio de invierno y la marcada tendencia de ir a pasar la Nochebuena a Dubai.
¿Fueron siempre así las Navidades de nuestros héroes? Si lo fueron, no teníamos constancia. Existe la impresión general de que el parón navideño en los viejos tiempos era más largo pero, si uno consulta a diferentes veteranos, casi todos comparten la misma idea: "Día arriba, día abajo, los días libres venían a ser los mismos", aportan varios consultados por Relevo. Los hay que recuerdan mini pretemporadas al sol o en la montaña, alrededor de fin de año; todos dicen haber entrenado alguna o muchas veces antes de la cena de Nochevieja o en la primera mañana del año. E incluso jugar en esos días. Cosa que, como veremos, también ha ocurrido. "Una vez, volviendo de Málaga de un partido, nos tomamos las uvas en el autobús", recuerda Jesús Villanueva, doctor del Real Zaragoza durante más de 30 años.
Porque, aunque ahora parezca mentira, hubo años en los que el fútbol no se paraba ni en Navidad. Un somero repaso por la historia de los calendarios futbolísticos desde la década de los 70, por acotar de algún modo un periodo de medio siglo, descubre enfrentamientos de Copa entre el 27 y el 29 de diciembre en 1977 y 1983, por ejemplo. Esta última temporada referida llegó a incluir una jornada de Liga entre el 31 de diciembre y el 1 de enero. Algo similar ocurrió en la campaña 1986/87, cuando a las 34 jornadas del campeonato (con 18 clubes en Primera) se le agregó después un playoff con hasta diez encuentros más. Ese calendario llevó a jugar encuentros sin solución de continuidad antes y después del fin de año.
Hubo temporadas en los años 70 y 80 en las que el fútbol no paró por Navidad, con jornadas de Liga y partidos incluso el 31 de diciembre y el 1 de enero, algo hoy prohibido por convenio
De modo que... sí: España también ha tenido sus versiones propias del fútbol en Navidad, una opción que hace fortuna en Inglaterra y en otras disciplinas como el baloncesto (no para la NBA y, en España, tampoco la ACB). La envidia por el rendimiento comercial y de público del boxing day en las Islas Británicas siempre genera comparaciones. La realidad es que la competición española probó a imitar el formato en la campaña 2015/16, cuando programó encuentros entre el 30 de diciembre y el 5 de enero. La 17ª jornada se jugó casi íntegra el 30 y la cerraron Villarreal y Valencia el 31 de diciembre a las cuatro de la tarde. La 18ª se disputó entre el 2 y el 4 de enero. Pero el experimento no prosperó.
Tampoco lo hizo en Italia, que trató de imitar el modelo de la Premier League en 2018, con una respuesta muy floja de los aficionados en las gradas: la asistencia a los campos fue menor, las audiencias en televisión descendieron y el rendimiento de los jugadores... tampoco fue el mismo. Así lo estableció el informe consiguiente, donde se adujeron razones de orden cultural, costumbres y tradiciones: al contrario que los supporters ingleses, que llenan las tribunas, en esas fechas los italianos preferían dedicarse a ir de compras, hacer escapadas o quedarse en casa con la familia.
Un día como hoy en 1860, se disputa el primer partido de la historia del fútbol inglés, entre el Sheffield FC vs Hallam FC, y desde ese día, nacía el Boxing Day entre los 2 equipos de futbol más antiguos del mundo. pic.twitter.com/NPhCGHnP97
— Futbol de Inglaterra (@Mercado_Ingles) December 26, 2024
El calendario histórico revela que, pese a la percepción general y un puñado de excepciones concretas y muchos matices añadidos, por lo general el parón de la competición por la Navidad ha rondado las dos semanas, día más día menos. Esas referencias, claro, se establecen tomando el último partido marcado en el calendario antes del 24 de diciembre y el primero en el nuevo año. Pero que no se jueguen partidos, como es lógico, no supone que los futbolistas no estén entrenándose, lo que en realidad ha disminuido por lo general su tiempo parados a una horquilla que va de los siete a los 11 días, más o menos.
El número concreto depende de equipos, técnicos, calendarios y horarios, además del cruce de competiciones adicionales: eliminatoria de la Copa del Rey, como este año, Supercopa con viaje a Arabia incluido, etc. El calendario es una horma estrecha para los más fuertes. Valga el ejemplo de Barça y Athletic. Hansi Flick le ha apretado las tuercas al calendario : programó una sesión de recuperación y algunas analíticas el domingo 22 —estaba previsto antes de la derrota contra el Atlético la noche anterior, para mal pensados— y ha convocado a su plantilla para una sesión navideña de puertas abiertas este mismo domingo. El equipo azulgrana afronta el día 4 la eliminatoria de Copa del Rey en Barbastro y 48 horas más tarde partirá hacia Arabia Saudí, escenario de la Supercopa. Ahí les espera el día 8 la semifinal contra el Athletic, que también ha disfrutado sólo de seis días libres entre su último partido y el primer entrenamiento (ayer sábado), antes de jugar la Copa el día 4 frente a la UD Logroñés.
La pregunta es: ¿afecta en algo a los jugadores profesionales un parón de este tipo en fechas de costumbres singulares? ¿Les preparan sus clubes un plan de trabajo para prevenir los excesos? ¿Y cuánto se notan de verdad si los hay en su vuelta a la actividad y la competición?
🎄 Así celebraron la Navidad los futbolistas: de Cristiano a Raphinha https://t.co/iTEsYUJ3zw
— Cuatro (@cuatro) December 26, 2024
Los preparadores físicos lo aclaran: "En un periodo tan corto, aunque el futbolista no haga nada en esa semana, su estado físico no se va a haber afectado o va a hacerlo de forma mínima". Así lo subraya Manuel Lapuente, quien durante los últimos 25 años —además de ejercer como consultor en programas de alto rendimiento— ha trabajado en diferentes equipos de élite en la liga española y en países como Suiza, Rusia o Grecia. "Antes quizás había cierta tendencia a tener más días de vacaciones, dependiendo del tipo de equipo, el calendario de cada año, etc. Ahora apenas tienen una semana de descanso completo; empezarán a entrenar el 28, 29 o 30 de diciembre y eso cambia todo". Esta reducción en el tiempo de parón minimiza el impacto en el estado físico de los jugadores: "La resistencia prácticamente no baja; lo que se puede notar es una ligera desadaptación en la velocidad, y eso puede hacer que los dos primeros días de vuelta al trabajo se sientan algo pesados, pero esto se recupera de forma inmediata", indica Lapuente.
Así lo explica también Javier Chocarro, quien ahora acompaña al ex seleccionador Robert Moreno en el Sochi FC, en la segunda división de Rusia. Antes trabajó en clubes como el Marítimo de Portugal, el Fortuna Sittard en Holanda, el Real Zaragoza y en la selección de Haití, donde preparó y disputó la Copa de Oro. En su opinión, el acortamiento del periodo de inactividad en estas fechas hace preferible que los jugadores "desconecten, que puedan hacer alguna actividad deportiva si les apetece, pero sin someterlos al estrés de tener que entrenar, enviar sus datos de rendimiento, etc.".
"Para una semana de vacaciones se les dan algunas pautas básicas por si quieren hacer algo de actividad, otros deportes, etc. pero estos días les sirven también para descansar física y mentalmente: eso lo demandan mucho"
Preparador físicoLapuente hace hincapié también en la importancia del "descanso emocional, mental: estos días les sirven a los futbolistas para cambiar las paredes de casa, ver a familiares y amigos, descansar en otro entorno. Es algo que los jugadores demandan mucho". El reposo durante las vacaciones, así, no es solo físico, sino también psicológico. El futbolista moderno necesita y agradece que se le permita una desconexión de la presión competitiva y su entorno, una suerte de espacio mental para reponerse.
Otro factor diferencial con respecto al pasado es que la mentalidad actual del futbolista también ha evolucionado, lo que contribuye en buena medida a la gestión de estos periodos de descanso: "La cultura de rendimiento y cuidado de su preparación por parte de los futbolistas ha evolucionado mucho", explica Manuel Lapuente. Por eso, en estos periodos tan breves de parón "se les da un abecé muy básico porque ellos son mucho más conscientes de la necesidad de cuidarse", matiza Lapuente. Ahora los futbolistas son más proactivos y responsables que nunca en el enfoque de su preparación. "Las propias agencias de representación ofrecen este tipo de servicios para diferenciarse. Esto marca también la diferencia en cómo afrontan estos períodos de descanso", comenta Lapuente.
"La mayor parte de profesionales cuentan con su propio equipo de confianza, compuesto por preparadores físicos, nutricionistas e incluso psicólogos, para garantizar que su descanso y recuperación estén bajo control", apoya Chocarro. Ambos hacen hincapié en la conveniencia de "coordinar y alinear esos trabajos individuales con la preparación que llevan a cabo en el club", para manejar conjuntamente las cargas, el tipo de tareas diarias, etc. y prevenir lesiones o un exceso de entrenamiento que pueda afectar negativamente al estado del futbolista.
🇪🇸 Estamos en parón de invierno
— Flashscore LatAm (@FlashScoreLatAm) December 26, 2024
🇪🇨 Volvemos en enero
🇲🇽 Estamos de vacaciones
🇦🇷 Ya se acabó el semestre
🇮🇹 (no contesta el teléfono)
🇨🇴 Trabajar, en diciembre?
🇵🇪 Hablamos después del 10 de enero
🏴 TODOS LOS EQUIPOS JUEGAN EL DÍA DESPÚES DE NAVIDAD
Que viva la Premier 🦁
Que… pic.twitter.com/ol9SzSEsGC
Hasta aquí hemos hablado de la generalidad y el caso de la liga española en el caso de un parón muy corto como el de este año. Pero estos enfoques varían de acuerdo a las necesidades de cada competición, el estado del equipo en ese momento concreto, su calendario y, por supuesto, los casos individuales: "Las circunstancias de cada futbolista son diferentes: si ha tenido una lesión reciente y está en periodo de readaptación; o si la acaba de tener y tiene que recuperarse. En esos casos, por supuesto, hay un trabajo individualizado que tiene en cuenta estos factores y se enfoca a la puesta a punto del jugador a un ritmo diferente al del resto", señala Javier Chocarro.
Otro escenario conocido aparece si se ha producido un reciente cambio de entrenador, por ejemplo: "Ahí todos los jugadores van a querer mostrarse y ganarse un sitio: si pasas de una inactividad total a esa variación brusca en el ritmo de trabajo, puede haber lesiones", advierte Chocarro. Y, por supuesto, también interviene el momento el papel de cada jugador en el entorno concreto de su equipo: "Es diferente el enfoque y lo que pide un jugador que sabe que está entre los once que juegan y otro que quiere entrar en ese grupo y va a forzar más la máquina", pondera Manuel Lapuente. Los preparadores controlan todas estas variantes y las gestionan de la mano del resto del cuerpo técnico y de los propios futbolistas en el día.
La duración del periodo vacacional también varía las necesidades. Es el caso de Javier Chocarro ahora mismo en el Sochi, porque Rusia está en medio de un largo parón invernal en la competición, desde principios de diciembre hasta finales de febrero y el inicio de marzo. Eso modifica por completo los planteamientos y sirve como referencia para comparar cómo orientan técnicos y jugadores su trabajo: "Nosotros ahora tenemos un periodo de inactividad, después una pretemporada... y eso nos permite hacer una preparación más progresiva, ir más poco a poco". Se trata de un formato que establece un escenario similar al de las vacaciones de verano en la mayoría de competiciones europeas: una interrupción más prolongada, con un impacto que va evolucionando conforme pasan las semanas sin entrenar.
Ahí es donde la planificación, el control y la monitorización de los futbolistas toman mayor relevancia, porque el porcentaje de pérdida se incrementa conforme la inactividad es más larga. "En mi caso, les presenté a los jugadores un plan en el que les explicaba cómo afecta el desentrenamiento a partir de la primera semana, segunda, tercera y así sucesivamente —explica Chocarro—. En cuatro aspectos: a nivel cardiovascular, a nivel de fuerza, en la composición corporal (grasa/músculo) y en lo que tiene que ver con movilidad, rigidez, etc.". Las infografías y vídeos que se llevaron de vacaciones los jugadores del Sochi especifican las consecuencias progresivas del parón en el organismo y los niveles de actividad e intensidad para mantenerse en un buen punto antes del regreso total a los entrenamientos, siempre de acuerdo a los parámetros individuales de cada uno.
"Por ejemplo, a los cinco días de parón el consumo máximo de oxígeno empieza a descender alrededor de un 5%: esa cifra no es representativa. Pero si la inactividad se alarga, va cambiando: a partir de los once días puede bajar un 20% y ahí ya tenemos una cantidad apreciable", señala Chocarro como ejemplo. "Lo mismo con la masa muscular: al principio es poco, pero si paras 27 o 29 días, la masa muscular puede caer más de un 20%. Lo mismo ocurre con indicadores del metabolismo: la tasa metabólica y el almacenamiento de testosterona descienden y, de nuevo, a partir de los 23 o 25 días eso puede provocar que la cantidad de grasa en la composición corporal aumente: el futbolista puede coger peso. Y un kilo o kilo y medio puede parecer poco, pero si multiplicas lo que eso supone para el cuerpo en cada salto, en cada movimiento, en cada impacto de carrera... el cuerpo lo nota".
"Las dos primeras semanas sin entrenar, las consecuencias físicas para el jugador son fácilmente reversibles: a partir de las cuatro semanas sin actividad, las pérdidas sí que obligan a la vuelta a remar más contra corriente"
Preparador físico del Sochi FCLas cifras no son exactas e iguales para todos los futbolistas porque tampoco lo son sus metabolismos. Pero los umbrales no cambian demasiado: es a partir de las dos semanas cuando se empieza a notar el desentrenamiento. En periodos vacacionales de más de tres y cuatro semanas puede haber una incidencia muy significativa. "Las dos primeras semanas, las consecuencias son reversibles de una forma bastante sencilla", indica Chocarro. "Hay que tener en cuenta que hablamos de deportistas profesionales, muy bien entrenados, que se dedican al deporte y cuyos cuerpos están acostumbrados y demandan actividad física". Pero precisamente esa afinación del deportista de élite obliga a que las desviaciones no sean excesivas: "A partir de las cuatro semanas, si se las pasan sin hacer absolutamente nada, pues las pérdidas del 20% o más en esos parámetros ya sí que van a obligarles a la vuelta a remar contra la corriente".
Es en esos casos donde se hace más necesario el control y el seguimiento de los planes de trabajo. Los avances en la posibilidad de control de los parámetros a través de dispositivos personales y su conectividad favorecen la mejor gestión de los periodos de inactividad. También el tipo de trabajo y las tareas se han adaptado a las demandas físicas del fútbol actual: "En tiempos la carrera continua era la forma más habitual de ponerse en forma: hoy se prioriza la fuerza, la mecánica, movilidad, el trabajo en gimnasio", detalla Lapuente. "Para este periodo yo les monté sesiones de cardio, trabajo de fuerza, sesiones metabólicas y trabajo de movilidad: tienen en su calendario patrones diferentes, de acuerdo a sus parámetros personales", explica Javier Chocarro. "Además, procuramos que el estado físico se gane a través de tareas y ejercicios que incluyan el balón, y que el futbolista reproduzca en sus ejercicios de preparación gestos que después va a llevar a cabo en situaciones de juego", aporta Chocarro.
Calendario protegido
La condensación del calendario afecta sobre todo a los futbolistas y equipos de élite, metidos en competiciones europeas o a la búsqueda de títulos que obligan a viajes transoceánicos. No afecta a todos igual. Pero el fútbol de hoy también se mueve en protocolos de comportamiento mucho más uniformes. En otros tiempos, jugar el último partido antes de las vacaciones fuera de casa suponía llevar el autobús cargado de maletones para los que se iban más lejos; y, con frecuencia, dispersión mental a la hora de competir... por decirlo de manera fina. Los retrasos en la vuelta de algunos jugadores que habían viajado a sus países para pasar las Navidades también se daban con cierta frecuencia: o perdían el avión de vuelta o no encontraban billete para la fecha prevista. La prensa ganaba unos días de entretenimiento informativo y los implicados asumían la multa.
Hoy en día, todo es muy distinto. Y, por más que los parones navideños se estrechen al máximo para embutir todas las competiciones, el convenio colectivo auspiciado por el sindicato de futbolistas profesionales (AFE) y LaLiga protege el reposo de los jugadores: entre el 23 de diciembre y el 2 de enero no se pueden programar jornadas. Una restricción que hace muy poco generó controversia, cuando se planteó la posibilidad de que Valencia y Real Madrid recuperan el 2 de enero el partido aplazado por la dana.
Salvo que alguien se pusiera a comer y beber de forma compulsiva, lo que no es el caso en deportistas de estos niveles, en una semana no da tiempo a perder el estado de forma. "Lo que más puede afectar son los cambios en la composición corporal, que cojan algo de sobrepeso: todos comemos más estos días y es normal, sería absurdo ir contra eso", explica Manuel Lapuente. "Pero un futbolista se recupera rápido de esto", agrega. "Lo que hay que hacer —indica Javier Chocarro— es darles soluciones para que eso no les suponga un problema: el trabajo metabólico es efectivo y no necesitas material para montarte un circuito sencillo. A nada que se muevan un poco, no ocurre nada grave. Y un deportista a estos niveles recupera eso en un par de días de trabajo". La disciplina hoy es mucho más cuidadosa: "Hoy en día los jugadores son mucho más conscientes de la necesidad de ser profesionales, de cuidarse la dieta, no cometer excesos... Ellos mismos demandan y hacen mucho más en este sentido", ratifica Lapuente.
Lo demás consiste en programar la vuelta al trabajo y tener claro el estado de cada uno en el momento del reinicio: "En el momento de volver sí es normal que el club controle el estado de cada futbolista para adaptar el reinicio progresivo y la vuelta al ritmo de trabajo habitual", concluye Manuel Lapuente.
Aparcados los selfies de la cena en familia, los besos junto al árbol y los filtros navideños, la noria ya está preparada para seguir girando. Y los futbolistas, afinados para enfrentar los meses decisivos de la temporada.