Hundido y con la despedida cada vez más cercana: los días más complicados del Papu Gómez
El argentino está viviendo su peor época personal y deportiva.

La luz en los ojos de Alejandro 'Papu' Góme es diferente. El presente está en Bérgamo, pero el pensamiento amargo viaja rápido hacia un futuro sin jugar al fútbol. Sería una decepción muy grande para el jugador argentino, que sabe que existe esa posibilidad pero no puede asimilarla en su cabeza. Ahora la cabeza le da vueltas y 'Papu' divide su tiempo entre Italia y Madrid, ciudad a la que últimamente viaja mucho. Porque allí es donde se concreta su juicio y allí es donde quiere vivir algún día.
El pasado 7 de marzo recibió un nuevo golpe, uno más duro: su recurso contra su inhabilitación de dos años por dopaje fue rechazado. La noticia le hundió moralmente, porque en su interior alimentaba cierto optimismo debido a que los abogados de la parte contraria consideraban excesivo el tiempo de suspensión que había dictaminado el Organismo de control. Esperaba una reducción de su condena que le permitiera volver al fútbol lo antes posible, tal vez al final de la presente temporada, para poder afrontar los entrenamientos de verano en plenas facultades. Las palabras volaron por los aires, a pesar de la máxima colaboración y disposición del argentino, que también admitió sus faltas, aunque de total buena fe, ante los jueces.
Apenas tres semanas después de firmar por el Monza de la Serie A, Alejandro 'Papu' Gómez recibió la dura noticia: las autoridades antidopaje le comunican que es sancionado con una suspensión por dos años, según confirmó en exclusiva Relevo. El exjugador del Sevilla dio positivo por una sustancia prohibida en un control que se realizó en noviembre de 2022, días antes de la celebración del Mundial. Todo sucedió en un entrenamiento del Sevilla, cuando los doctores acudieron por sorpresa para realizarle el examen.
Según la versión del futbolista, días antes había pasado una mala noche, lo que le llevó a tomar un jarabe de uno de sus hijos sin una consulta previa a los médicos del club. Ese jarabe está acabando prematuramente con su carrera a los 36 años. El detalle que más sorprende a los más cercanos al 'Papu' es que esta sanción de 24 meses se produjo tras un control antidopaje después de un entrenamiento, ni siquiera después de un partido oficial. De hecho, incluso durante el Mundial ganado con Argentina unas semanas después superó con total normalidad otros test antidopaje.
Ahora 'Papu' está realmente hundido y no se siente escuchado, como persona y como profesional. De ganar el Mundial a la nada. La sonrisa en la cara sigue ahí, porque es un tipo alegre y positivo, porque su familia le da fuerzas y le apoya, pero la cabeza le da vueltas. Ahora su vida gira en torno a ellos. El fin de semana acompaña a su hijo pequeño al fútbol y entre semana los lleva (a los tres, dos niños y una niña) al colegio. En su tiempo libre juega mucho al pádel, sobre todo junto a excompañeros argentinos como Germán Denis y Esteban Cambiasso.
También sigue con la actividad en la que ha invertido (Perform), un centro médico deportivo cuya misión es unir y trasladar los conceptos y métodos del mundo del deporte profesional a las personas que quieren cuidar su bienestar psicofísico. También ve los partidos por televisión, porque la pasión por el futbol sigue ahí, aunque el fuego se está apagando.
Tras el rechazo del último recurso, 'Papu' siente un dolor interior que le bloquea las piernas y no le permite entrenar como le gustaría, pero no baja los brazos. El Monza, que es el club en el que está inscrito actualmente, le ha dado un programa de entrenamiento que debe seguir a diario y tiene un preparador físico que le controla en todo momento. Es su corazón el que se ha desconectado y cada vez late menos. La decepción es fuerte y la única palabrita que lo sostiene todo es "milagro".
Sí, 'Papu' se aferra a un milagro, espera que el último recurso sea considerado y evaluado de la forma más humana y justa posible. Pronto se producirá el último llamamiento, y será el decisivo, para saber si el argentino seguirá jugando al fútbol o, por el contrario, dirá basta. El argentino no quiere acabar así su carrera futbolística porque cree que no se lo merece. Por eso esa extraña y sombría luz en sus ojos.