SELECCIÓN FEMENINA

Tras las palabras de Alexia Putellas hay una líder, dos escuderas y el temor a las maniobras de la RFEF

Proteger el mensaje y asegurarse de que la Federación cumple con sus promesas.

Alexia Putellas e Irene Paredes tras proclamarse campeonas del mundo. /Getty
Alexia Putellas e Irene Paredes tras proclamarse campeonas del mundo. Getty
Sandra Riquelme

Sandra Riquelme

El pasado lunes, la RFEF -sin querer y sin quererlo- cambió el rumbo del fútbol español. La lista de Montse Tomé fue directa al corazón de las futbolistas. Sobre todo, al de las 20 jugadoras que aparecían en ella y que el viernes se habían declarado no convocables. Un órdago -personificado en la figura de Montse Tomé- que se convirtió en un arma de las jugadoras y que transformó al Oliva Nova Golf -su hotel de concentración- en un campo de batalla. Lo que en principio era una obligación, el acudir a la convocatoria, pronto se convirtió en un deber. El "No me quedo precisamente por estar a gusto" de Alexia Putellas tras el entreno de este miércoles es un buen resumen, pero aún más claras han sido un día después sus palabras en rueda de prensa: "Llevamos una semana durmiendo cuatro horas de todas las reuniones que tenemos. No ha sido posible ser sólo futbolistas." ¿Qué hay realmente detrás de las palabras de la dos veces Balón de Oro?

Alexia en COPE: "No me quedo precisamente por estar a gusto"COPE

Cuando las futbolistas se enteraron de la llamada de Montse Tomé, muchas sucumbieron. Estupor, sorpresa. "Mapi me dijo que estaba en shock", confesó Eli del Estal en 'Quiero ser como...', el programa de Relevo en Twitch.Y, sobre todo, enfado. Hasta que se asesoraron legalmente y se vieron obligadas a acudir a la concentración -por lo subjetivo de la norma que las sancionaba si no iban- y armaron el plan.

Una estrategia liderada y personificada en Alexia Putellas y apoyada por Irene Paredes y Misa, como sus escuderas. Tres figuras claves en el desarrollo, y la solución, de una de las mayores crisis de la historia del fútbol español. Y que llevaron la voz cantante durante las más de nueve horas que duró la reunión del martes, siendo claves y centralizando las negociaciones, las explicaciones de los cambios solicitados, la información y actuando de interlocutoras entre la RFEF y sus compañeras.

El miedo a que las volviesen a engañar

En un grupo tan heterogéneo como el de la Selección, en el que se mezclan jugadoras con mucha experiencia con 'debutantes', se veían en la obligación de viajar para 'proteger' el mensaje. Es decir, asegurarse que el resto de las futbolistas -sobre todo, las más jóvenes- no sucumbiesen cuando la RFEF les regalase los oídos y que la lucha, una vez más, iba a caer en saco roto. También, por el firme convencimiento de que era ahora o nunca y que esa reunión- que terminó sobre las cinco de la mañana- iba a marcar un antes y un después en el fútbol español. Como así está sucediendo.

Porque, a pesar de que muchas de ellas se plantaron en Oliva con la firme creencia de abandonar la concentración en las horas venideras -una vez resuelto el problema- su sentir fue cambiando con el paso del tiempo y pasó por todos los estados. Que si se iban todas, que si algunas se quedaban y otras no, que si se quedaban todas... Al final, terminó siendo lo último. A excepción de Patri Guijarro y Mapi León, que regresaron de vuelta a Barcelona al día siguiente.

Por eso, sirva lo expuesto anteriormente para entender las palabras de Alexia Putellas. No se quedan porque estén a gusto, porque quieran o porque estén cómodas. Se quedan para garantizarse que la lucha sigue su cauce, que -esta vez- no habrá más engaños ni más falsas promesas y que los objetivos se van cumpliendo. De momento, lo están consiguiendo.