ESPAÑA - BRASIL

Cuando un escándalo racista en el Bernabéu provocó una crisis internacional y el veto al estadio: "¿Pero esto qué es?"

Inglaterra no ha vuelto a jugar en Chamartín desde aquel amistoso contra España de 2004 en el que jugadores como Cole sufrieron ataques racistas.

Ashley Cole es separado de Luis Aragonés en el España-Inglaterra de 2004. /GETTY
Ashley Cole es separado de Luis Aragonés en el España-Inglaterra de 2004. GETTY
Sergio Gómez

Sergio Gómez

Con el eco del llanto de Vinicius, el Santiago Bernabéu proyectará hoy un grito unánime contra el racismo con este España-Brasil que también será catártico. No era éste el fin de la cita, por supuesto, pero el encuentro tendrá un efecto colateral purificador. Muchos no lo recuerdan pero hay quien aún no lo olvida. Hace casi 20 años, el 17 de noviembre de 2004, en este estadio se vivió un episodio que abochornó al mundo, desató una crisis política internacional y estableció un veto que nadie ha levantado de forma oficial.

Aquel día, el estadio de Chamartín albergó un España-Inglaterra amistoso. El partido, a beneficio de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y que finalizó con triunfo de la Selección (1-0), se convirtió en el escaparate de un problema tan intolerable como enraizado en los campos de nuestro país. Ashley Cole, Wright-Phillips, Ferdinand, Defoe y Jermaine Jenas fueron objeto de ataques racistas. Cada vez que tocaban la pelota, un sector del estadio les profería insultos y gritos que imitaban el sonido del mono. Agresión similar, por cierto, a la que recibieron un día antes los jugadores de la selección inglesa Sub-21 en Alcalá de Henares.

"Es de las peores experiencias que sufrí en mi vida. Se tiene que hacer algo o esto volverá a pasar. No fue agradable escuchar los cánticos esos. Se trató de algo ignorante y vergonzoso. Tiene que pararse en algún momento. Cole y Wright-Phillips también se vinieron abajo. Sólo espero que la UEFA no se desentienda, porque no es algo que se debe tomar a la ligera", declaró a la BBC uno de los afectados, Jenas, al acabar el choque.

Indignación... con Luis Aragonés en el foco

El sonrojo levantó en armas a la federación inglesa (FA); indignó a todo el Reino Unido; movilizó al Gobierno de España y causó la apertura de expediente por parte de FIFA, que llegó a hacer el siguiente comunicado: "Estamos preocupados por la última oleada de racismo en el fútbol y condenamos duramente estos incidentes. La organización investigará los hechos ocurridos en los dos partidos amistosos entre España e Inglaterra, ya que son de su ámbito. Asimismo, pedirá explicaciones a la Federación Española de Fútbol". Las reacciones se sucedieron en cadena. Fue un efecto mariposa que alteró hasta las relaciones diplomáticas.

El jefe ejecutivo de la Asociación de Jugadores Profesionales, Gordon Taylor, apuntó: "Inglaterra tenía que haberse retirado del campo en protesta por los abucheos". "Habría apoyado que se fuesen", continuó Joseph Blatter, presidente de FIFA. "Me siento horrorizado", dijo Richard Caborn, ministro de Deportes inglés, como prólogo del movimiento del primer ministro Tony Blair ("Estoy muy decepcionado. El racismo no tiene cabida en el deporte") y del envío de una carta a su homóloga española, María Jesús San Segundo, en la que instó a pedir a la Federación Española una disculpa pública.

El Gobierno español reaccionó y reprobó los incidentes. La primera en salir al atril fue la propia ministra: "Condeno sin duda las manifestaciones racistas que se hayan podido producir. Son lamentables ese tipo de manifestaciones". El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, expresó las disculpas a su colega inglés Jack Straw; Moncloa, a través de un portavoz, también salió al paso con una "condena tajante a la muy lamentable actitud de un grupo muy reducido de hinchas que no representa al conjunto de la afición".

"Es de las peores experiencias que sufrí en mi vida"

JERMAINE JENAS Jugador de la selección inglesa en 2004

Inglaterra clamó por este lodo, pero señaló los que, a su juicio, eran los polvos. País, federación y jugadores británicos responsabilizaron a Luis Aragonés del fuego que calentó la atmósfera. La razón que esgrimieron desde las islas nació un mes antes del partido del Bernabéu, en el entrenamiento de la Selección del 6 de octubre. Con el propósito de picar en el orgullo a José Antonio Reyes, el seleccionador nacional, cara a cara con el jugador, totalmente pegado a él, le soltó lo siguiente: "Debe ver las cosas con más luz, tener claridad. ¡Dígale al negro que usted es mejor¡ ¡Dígaselo de mi parte! ¡Usted es mejor!". El negro al que aludió el técnico era Henry, compañero del sevillano en el Arsenal y con el que se estaba disputando el título de máximo goleador en la Premier: el utrerano llevaba seis goles y el francés, siete.

Luis Aragonés con Reyes, en el entrenamiento del 6 de octubre de 2004.
Luis Aragonés con Reyes, en el entrenamiento del 6 de octubre de 2004.

La desafortunada arenga, captada por las cámaras, escandalizó a Inglaterra y afiló el colmillo de los medios de comunicación, que tocaron a rebato. Quizás, El Sabio de Hortaleza no valoró en ese instante la carga del trueno. O quizás ni siquiera fue consciente de la existencia de un relámpago. A las pocas horas intentó aclarar el episodio: "Son ganas de darle las vueltas a las cosas, de buscar bronca donde no hay nada. No entiendo nada. El lenguaje del fútbol es universal. Siempre lo ha sido, lo es y lo será. Y yo soy un hombre del fútbol, un ciudadano del mundo. Mis mejores amigos son dos personas de color, de color negro, vamos. Uno es Jones, que jugó conmigo en mi época en el Atlético de Madrid, un tipo bárbaro, sensacional. A partir de ahí que no me vengan ya con ninguna historia. Y el último gran amigo que tengo es Samuel Etoo. ¡Por favor!".

Un terremoto en la sala de prensa

La bola de nieve no se derritió con el paso de las semanas y el España-Inglaterra se personó con ese rumor agudo que ofrece la naturaleza antes de la erupción de un volcán. Se decidió que los jugadores saltaran al césped con una pancarta con el siguiente lema: Todos unidos contra el racismo en el fútbol. La iniciativa no calmó el ruido. En la rueda de prensa que el seleccionador español dio antes del encuentro se observó que la tensión e indignación en el Reino Unido no había adelgazado. El primero en preguntar a Luis fue un periodista británico: "¿Qué opina usted de que los jugadores ingleses lleven petos con un eslogan antirracista? ¿Piensa usted que es como respuesta a los comentarios que hizo en el pasado sobre el jugador Thierry Henry?". "Lo del racismo es una cuestión de conciencia. Y mi conciencia está tranquila. Seguir hablando de un tema que estaba totalmente debatido no lo entiendo", fue la respuesta del entrenador. Cuando la traductora acabó su intervención, Aragonés se dirigió al redactor: "¿Y la suya, la conciencia suya cómo está?".

La selección inglesa, con la pancarta 'Todos unidos contra el Racismo', en 2004.  GETTY
La selección inglesa, con la pancarta 'Todos unidos contra el Racismo', en 2004. GETTY

Había brasas. No fue el único rifirrafe en la sala de prensa. Los ingleses insistieron. "La Liga inglesa todavía espera unas disculpas de usted", "¿Por qué no le ha pedido disculpas a Henry?"… La comparecencia finalizó y todos se acercaron a Luis para hacerle ver que estaban obligados a interpelarle con semejante vehemencia. El técnico, según cuentan las crónicas de ese día, se calentó con uno de ellos: "Yo sé quién es racista y me acuerdo de las colonias. Hay quien ha corrido detrás de gamos como lobos. Tú eres muy joven y no sabes nada, yo tengo casi 70 años y amigos míos me han dicho que los ingleses perseguíais a los negros en las colonias. ¿Te ha quedado claro? Y puedes escribirlo, puedes publicarlo…".

"Había mucha tensión esa tarde. La prensa inglesa le llamó racista y te puedo asegurar que si había alguien que no era racista era Luis", asegura a Relevo José Damián González, periodista de El Chiringuito y presente en aquella comparecencia como periodista de As. "Lo de Henry le afectó. No entendía que lo que para él era una cosa natural de motivación se hubiera convertido en esa polémica. Interpretó eso como algo injusto y creyó que las imágenes con Reyes se utilizaron en Inglaterra como algo demagógico. Le pareció una campaña. Luis lo pasó muy mal; él vio todo como una auténtica barbaridad", remata.

"Hubo mucha tensión esa tarde. Luis creyó que las imágenes con Reyes se utilizaron en Inglaterra como algo demagógico. Le pareció una campaña"

JOSÉ DAMIÁN GONZÁLEZ Periodista

La pelotera en esa sala de prensa avivó la discordia y con esos fórceps nació el partido. Parte de la grada escupió insultos y sonidos de mono a los jugadores negros de Inglaterra. Entre ellos a Cole, compañero de Reyes y Henry en el Arsenal, que llegó a empujar a Luis. El lateral asumió su error, pero tiró más combustible a la caldera: "Fui un estúpido, no debería haberlo hecho, pero estaba furioso. Su forma de mirarme reflejaba ira en su cara. No dijo nada, pero en su mirada había algo malo". Después, fue con todo y le culpabilizó del ataque racista: "Fue Luis Aragonés quien comenzó todo lo que ha ocurrido. Después de sus declaraciones no me sorprende que los aficionados se comportaran como lo hicieron".

Imagen de aquel España-Inglaterra de 2004.  Archivo
Imagen de aquel España-Inglaterra de 2004. Archivo

"Yo estaba viviendo en Inglaterra y tenía otra sensibilidad. Aquel día vi que en España no se entendía a qué venía tanto rollo. Parte de la prensa se puso muy a la defensiva, siguiendo la postura de Luis, no acababan de entender la indignación inglesa. Y estamos todavía en ello; hay que explicar cosas", afirma Guillem Balagué, que por entonces ya trabajaba en Sky. Pocos en mejor posición que él para comparar las dos velocidades en que se movían ambos países en cuanto a tolerancia contra el racismo: "En el partido, hubo aficionados españoles que se pintaron la cara de negro, se insultó a Cole y yo aluciné. Los periodistas ingleses me preguntaban indignados: '¿Esto qué es?'. Y después del encuentro… ¿Cómo puede ser que nadie dijera nada, que no se hiciera un escándalo? Hice dos labores: con mis artículos en España [colaboraba en As] echaba la bronca y con mis intervenciones en Inglaterra intentaba contextualizar. Estaban frente a frente dos países en dos momentos históricos diferentes. Era imposible que hubiera ningún tipo de conversación. Lo malo de Inglaterra es que a veces parece que hablan desde el púlpito, dando lecciones, también había racismo en el país. Pero hay que decirlo: el liderazgo del Reino Unido y del mundo anglosajón ha sido esencial para que el mundo sea mejor".

"Hubo aficionados españoles que se pintaron la cara de negro, se insultó a Cole y yo aluciné. Los periodistas ingleses me preguntaban '¿pero esto qué es?'"

GUILLEM BALAGUÉ Periodista

Ya vimos que entre el caudal de condenas se encontró la FIFA y su presidente Blatter. Garantizó sentirse "horrorizado" y juró que hubiera apoyado cualquier plantón de la selección inglesa. Pues bien, pocas semanas después, el organismo que dirigía resolvió el pleito con una multa a la Federación Española de Fútbol de 100.000 francos suizos (64.891 euros). Esto provocó una nueva ola de enfado en el gobierno británico, que calificó la medida como "patética". El ministro de Deportes, Richard Caborn, concretó: "Estábamos esperando una medida ejemplar para dejar claro que este tipo de comportamientos no pueden permitirse, pero no han hecho eso. Es una oportunidad perdida por la FIFA para haber plasmado su autoridad y demostrado que el fútbol no va a tolerar el racismo. Hay que dar autoridad a los árbitros para suspender los partidos en estos casos".

La tibieza de castigo fue una espina en las Islas, que no olvidaron. Se comprobó cuatro años después, cuando Inglaterra confirmó un veto al Bernabéu que aún no ha cicatrizado. En las negociaciones para cerrar un amistoso en febrero de 2009, los británicos boicotearon el deseo español de que el encuentro se celebrara en Concha Espina. "Se trató del peor abuso racista sufrido por los nuestros", fue la respuesta de la FA con la que se encontró Ángel María Villar. El presidente de la RFEF se tragó esa línea roja y llevó el duelo al Sánchez-Pizjuán. La censura no se ha levantado oficialmente puesto que Inglaterra no ha vuelto a pisar la casa del Real Madrid. Volvió a nuestro país dos veces más y siempre lo hizo lejos de la capital: 13 de noviembre de 2015, en el Rico Pérez de Alicante (amistoso); y el 15 de octubre de 2018, en el Benito Villamarín (Nations League). Casi 20 años después, se ha recorrido mucho camino, aunque aún faltan kilómetros. El grito del Bernabéu en el España-Brasil se unirá al de Vinicius, atronador, y también servirá para limpiar manchas del pasado.