Iker Casillas recuerda a su mejor rival: "Guardo el pantalón de Buffon, está muy desgastado de todo lo que me lo he puesto"

La vida de Iker Casillas y Buffon ha ido, durante muchos años, de la mano. Comparten la precocidad en sus carreras, récords, capitanías, números, enfrentamientos en Champions y con sus respectivas selecciones. Los hemos visto abrazarse en numerosas ocasiones, cómplices y afectuosos, siendo esa una de las imágenes más icónicas de los España - Italia de la historia contemporánea. Al acabar los partidos, volvían a encontrarse, unas veces le tocaba al italiano felicitar a Iker, y en otras era el español el que congratulaba a Giggi, como le sigue llamando.

Este jueves España se ve las caras con Italia, el que fue nuestro coco hasta que en la Eurocopa de 2008 se rompió el maleficio. Por fin teníamos la oportunidad de pasar de cuartos cuando llegó la tanda de penaltis que cambiaría nuestro devenir. Aquella noche en Viena los penaltis ponían a prueba de nuevo a Casillas y Buffon. El portero de Italia, que era nada más y nada menos que la campeona mundial, eligió que fuera España la primera lanzar. Iker detuvo el de De Rossi y ahí empezó todo. Lo que pasó después, el mundo entero lo sabe.

Después, en la final de 2012, ocurrió algo también inolvidable para ambos. Con 4-0 en el resultado a favor de España, con el rostro desencajado de Buffon en la portería contraria, Iker pidió respeto para la 'azzurra'. Sabía lo que su amigo podía estar sintiendo en ese momento y no quiso alargar más su agonía. Se escuchaban los gritos de Casillas al árbitro: "¡Respeto para Italia, 4-0, ya!". Buffon contaba en el documental de Iker, 'Colgar las alas', que no había querido volver a ver esa imagen, pero que aquello sólo plasmaba y aumentaba la grandeza como persona del portero español.

Al término de aquel partido, Iker nos dice que Buffon le felicitó y no entró en más detalles. En declaraciones a Relevo, nuestro portero quita importancia al gesto que tuvo, celebró la victoria como el que más, a pesar de nunca dejar de tener en cuenta a Buffon: "Si juego contra él quiero ganar, obviamente, aunque si tiene un pequeño desliz no me gusta, pero si nosotros ganamos…".

Elogios, recuerdos y admiración entre ellos durante los 20 años se han disputado ser el mejor guardameta del mundo. Casillas explica en Relevo lo que ha significado Giggi en su carrera desde que se toparon en el año 2003. Con su memoria prodigiosa, Iker no olvida: "Creo que nos conocimos en un partido de Champions del Madrid contra la Juve, ganamos 2-1 y allí perdimos 3-1. Para mí ha sido una referencia, era un portero que me encantaba, sin ningún tipo de dudas. Además, empezó muy joven, me saca tres años, y me llamaba la atención que siendo tan joven ya fuera portero del Parma, que en aquel momento era un equipazo, y que luego lo fichara la Juventus. Eso significaba que era un portero en el que todos habían puesto muchas esperanzas", cuenta en Relevo.

Iker se refiere al Buffon que con 17 años llegó a la portería del primer equipo del Parma, en 1995. El español lo hacía en el arco madridista en septiembre el 99, con 18. Los dos marcaron una época con sus clubes y en el fútbol mundial. Un estilo como guardametas, incluso en su vestimenta. Buffon fue pionero en aparecer con camisetas de manga corta, desde que empezó a cortarlas con tijeras por una cuestión de comodidad que luego se convertiría en un signo de identidad. Lo mismo haría Iker, que no dudaba en meter tijeretazo en la vestimenta. Esa ropa la intercambiaron siempre que se enfrentaron: "Me acuerdo que cambiamos un pantalón y camiseta en la Copa Confederaciones del 2013 y aún lo sigo teniendo. Tengo muchas camisetas suyas que guardo a muy buen recaudo, pero ese pantalón está superdesgastado porque le he dado mucho uso", confiesa Iker a RELEVO.

Una diferencia entre ambos es que Buffon nunca ha ganado una Eurocopa ni una Champions. En cambio, Iker suma dos de la máxima competición europea con España y tres Champions League con el Real Madrid. Al español también le han respetado más las lesiones, ya que Giggi ha sufrido rotura de hombro, problemas en su rodilla, tobillo, e incluso pasó por quirófano por una hernia discal.

Casi tres décadas se han pasado cada uno bajo palos, aunque sus despedidas fueron muy distintas. Buffon sí pudo elegir su final, a Iker su corazón se lo impuso. El italiano dejaba la Juventus sorprendiendo a todos y yéndose al PSG. Un año después regresaba a Turín a bailar un 'last dance' que alargó hasta 2021, cuando con 43 decidió colgar los guantes. Lo hizo con el dorsal 77, el mismo que usó en sus inicios en el Parma, y rechazando el brazalete de capitán para que siguiera a cargo de Chiellini.

La última vez que se enfrentaron fue en una eliminatoria de Champions entre la Juventus y el Oporto en marzo de 2017, nos recuerda Iker. Desde entonces se han visto poco, pero la relación y el afecto sigue intacto, como explica Casillas en Relevo: "No es que estemos hablando todos los días, pero siempre que nos hemos cruzado hemos tenido un rato para nosotros. Los dos hablamos muy bien el uno del otro, y aunque somos rivales, tenemos una buenísima amistad".

Ese cariño y gratitud por haberse servido de ejemplo se vio en sus respectivas despedidas. En la retirada de Iker, Buffon agradecía el que esa rivalidad le hubiera hecho ser mejor: "Dicen que la competición nos hace mejores que a los demás, pero no somos perfectos frente a nosotros mismos. Quizás esta búsqueda inútil de la perfección es lo que nos hizo quienes somos", explica el portero de la Juventus. "Gracias Iker, sin ti todo habría sido menos significativo".

Cuando le llegó el momento a Buffon, en agosto de 2021, Iker escribía en sus redes: "Fue un privilegio verte comenzar tu carrera. Inspiración para muchos. Un gran honor y admiración enfrentarme a ti. Rivalidad y amistad. ¡Enhorabuena por tu carrera, Giggi!".

Iker y Giggi, Giggi e Iker. Dos de los tipos que más han dignificado la portería y al fútbol. Ejemplo para todos de liderazgo, seguridad, respeto y de cómo, a pesar de ser siempre rivales, pudieron hacerse tanto bien el uno al otro. Este jueves verán el partido con la misma melancolía como los aficionados miramos sus fotografías, juntos, en un abrazo, con el pasado y el destino de los suyos siempre en sus manos.