Un orgulloso Inter bloquea al City, anula a Haaland y encumbra a Ederson
![El Inter la tuvo en la final pero Ederson fue una muralla./](http://s2.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202306/10/media/cortadas/ederson-final-RVduyG6Z5pS2ojFKzxA1mEK-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
La final de Haaland fue la final de Ederson. Así es el fútbol. Cuando todos los focos apuntaban al mejor goleador de la temporada (52 goles en 53 partidos), resulta que el City es campeón gracias a las paradas inverosímiles de un portero brasileño que necesitaba un noche como ésta... y de un madrileño de la cantera del Atlético, Rodri, que marcó el gol del triunfo en uno de los partidos en el que se debió sentir más incómodo de toda su carrera deportiva.
El Inter defendió su historia con orgullo y cayó como se le exige a un finalista. Verdad es que las finales son para ganarlas, que nadie se suele acordar del finalista y que la gloria es solo para el campeón, pero los de Simone Inzaghi demostraron que habían preparado el partido al detalle y que ellos sí creían que podían complicar la vida al favoritísimo City. Y lo hicieron. Futbolísticamente, en las dos facetas, la defensiva y la ofensiva, no fueron inferiores al campeón bajo ningún concepto.
Todo parecía, incluso, controlado por parte italiana hasta ese rechace, hasta ese balón muerto que acabó en el interior de la pierna derecha de Rodri. Un golazo. Precisamente uno de los grandes aciertos del Inter durante todo el partido fue ese. Anular al español. Un sandwich en toda regla. Un hombre por delante, el delantero que tocase, Lautaro o Dzeko y un centrocampista por detrás Barella o Calhanoglu. La misión no era otra que el juego no circulase por los pies y la cabeza del madrileño y saliese por los de Stones, que pone voluntad, pero no deja de ser un central, aunque el balón no le asuste..
El otro gran acierto defensivo del cuatro italiano para llegar como llegó al final del encuentro fue secar a Haaland. Entre los tres centrales encerraron al noruego. Vigilancias constantes. Uno de los tres, Darmian, Acerbi y Bastoni, siempre cerca. Aunque el balón no estuviera en la zona ni siquiera en la posesión de su equipo.
Pocos equipos, tácticamente, superan a los italianos en estas lides defensivas. Una ocasión de gol tuvo Haaland en 95 minutos. Poco bagaje para lo que se podía esperar. Toda la culpa de ello fue de ese trío de centrales, bien arropados por unos compañeros que en ningún momento jugaron con complejos, a pesar de que muy pocos apostaban por ellos.