Juan Carlos Rivero: "Fui trending topic por fallar en un jugador... Me afecta bastante menos de lo que ellos querrían"
El narrador de TVE, muy criticado en Twitter, repasa una trayectoria de 30 años en la profesión.

Si hay algo que queda claro después de charlar con el periodista Juan Carlos Rivero (Madrid, 1961), es que se siente un privilegiado por ejercer su profesión: "Doy gracias a la vida y al universo por haberme elegido". Y eso que su padre tenía para él otros planes de futuro que nos desvela en esta charla en la que no elude el ruido que ha generado en Twitter, sobre todo, durante el Mundial de Catar, su cuarta cobertura mundialista tras Italia '90, Estados Unidos '94 y Francia '98, y de cinco Juegos Olímpicos. "Hay una tendencia a que si de 100 tienes 98 aciertos y 2 errores, todo el mundo se agarra a eso. Tendrían que hacerse mirar cuál es su objetivo de vida. Fui 'trending topic' por equivocarme en un jugador, por cualquier cosa. Me afecta bastante menos de lo que quisieran", asegura el narrador de TVE. Rivero también confiesa conocer sus "limitaciones" y haberse sentido identificado con Leo Messi en la final mundialista del Lusail.
¿Cuánto has disfrutado de tu cuarto Mundial?
Ha sido muy especial. Yo había estado en tres anteriores, pero no tienes la misma consciencia cuando vas con 30 años que cuando vas otros 30 después. Lo he vivido de una manera muy presente, siendo muy consciente de lo que estaba haciendo y, además, el papel que yo tuve en los otros tres campeonatos era también narrar partidos, pero yo no me ocupaba del 'primer partido', aunque todos sean importantes. He sentido como si tuviera una gran responsabilidad, pero encantado de tenerla. Me he sentido muy pleno, muy lleno y muy contento de lo que tenía por delante y de lo que he hecho.
¿Qué diferencia de responsabilidad hay entre unos partidos y otros?
La responsabilidad es que, por ejemplo, cuando yo fui a los otros campeonatos del mundo el primer partido, o sea, el partido importante, lo hacía Jose Ángel De La Casa. En un Mundial todos los partidos son buenos, pero yo no me ocupaba de la Selección. Si había unos cuartos de final Países Bajos-Alemania lo hacía José Ángel, no yo. Ahora eso no ha existido, yo era la persona que narraba los partidos -18 de los 19 encuentros que ha retransmitido TVE-. Han sido muchas horas hablando y para muchísima gente, porque han sido partidos que han gozado de mucha audiencia. Por eso digo que yo nunca había tenido yo un papel tan prioritario, por decirlo de alguna manera, sin sentirme nada especial por ello, sino simplemente por lo que supone de asumir responsabilidades y de enfrentarte a un reto que a estas alturas de campeonato ya no lo esperaba, la verdad.
"No hay nada más atractivo que cubrir unos Juegos Olímpicos. En unos Juegos hay veintitantos Campeonatos del Mundo a la vez"
Periodista de TVEJugar un Mundial es, si no la mayor, una gran aspiración para un futbolista. ¿Cubrirlo también lo es para ti como periodista?
A mí me gusta mucho el fútbol y para mí un Mundial es algo muy grande, pero creo que para un periodista deportivo lo más grande que hay son unos Juegos Olímpicos. En unos Juegos, durante 15-17 días, hay veintitantos campeonatos del mundo a la vez y la actividad es frenética. Es inmensa. Yo creo que para un periodista deportivo no hay nada más atractivo. Pero valoro una barbaridad un Mundial. Es un evento muy especial. Y el de este año ha sido muy especial por todo: porque se ha jugado en mitad de la temporada, en un país árabe, en una sola ciudad, porque teníamos los ochos estadios a tiro y porque, además, deportivamente ha sido muy, muy interesante, aunque a la Selección no le haya ido bien.
Entonces, entre los cuatro Mundiales y las cinco Olimpiadas en las que has trabajado en tu carrera, ¿cómo quedaría el podio?
Es muy difícil establecer una clasificación. Recuerdo con mucho cariño los Juegos de Barcelona. Ahí me ocupé del torneo de fútbol y dio la casualidad de que España ganó la medalla de oro, la única que tiene en el torneo olímpico de fútbol. Aquellos partidos que hacíamos en Valencia, con mi compañero Luis Fernández ya fallecido, y la final en el Camp Nou con aquel gol postrero de Kiko contra Polonia… Eso queda para mí, no lo voy a poder olvidar en mi vida. Y tampoco los Juegos de Atlanta, donde también hice el fútbol y luego me quedé porque a España la eliminaron. Era la España de Clemente. Los primeros Juegos, que fueron los de Seúl, los hice con la radio. Luego volví a Río de Janeiro, donde presenté toda competición que había por las tardes junto a María Escario. Es difícil de establecer un baremo, pero si tengo que juntarlo todo, por motivos sentimentales y porque eran los Juegos de Barcelona, pondría Barcelona 92. Y por motivos profesionales y por lo mucho que me ha llenado y lo que ha supuesto en este momento de mi vida, el Mundial de Catar.
Barcelona 92 y Catar 2022.
Sí, los Juegos de Barcelona y el Mundial de Catar. Eso estaría en mi orden de número uno de sitios donde yo he podido estar que me han parecido algo realmente grandioso.
¿Qué sentiste cuando te lo propusieron? Has dicho que no te lo esperabas. ¿Por qué no?
No lo esperaba porque en la televisión en la que estoy, TVE, un medio público, el fútbol se ha disparado y no contaba en absoluto con que tuviéramos la oportunidad de volver a cubrir un Mundial. Hace 24 años que no habíamos estado en un Campeonato. Es un éxito tremendo que una televisión pública haya conseguido -y en nuestros país, donde hay televisiones privadas muy fuertes- los derechos del Mundial. Ha sido una negociación fantástica, lo tendré que agradecer siempre y no lo esperaba. ¿Y cómo me lo comunicaron? Bueno, imaginaba que hacía los partidos, pero no lo tuve seguro porque no tenía por qué hacerlos yo todos. Podía haber un equipo que se encargara de unos partidos, otro que se encargara de otros y que hubiera una alternancia. En principio, eran 19, pero uno coincidía, el Croacia-Bélgica, con el mismo día que jugaba España, y fueron 18. Cuando me lo dijeron me llenó de ilusión. Como se suele decir, de entusiasmo y orgullo. Me dieron una grandísima alegría porque a mí me gusta esto.
¿Con qué imagen te quedas de todo lo vivido allí en este Mundial?
Ha habido momentos muy buenos. Me quedo especialmente con la goleada de España en el primer partido. Nos abrieron los ojos, aunque luego nos los cerraron enseguida. Y me quedo con la final. Me daba igual quién ganara, pero desde un punto de vista de narrador era mucho más épico, más bonito, más interesante de contar un triunfo de Messi. Yo me he sentido identificado con alguien como él, por supuesto, a años luz en su profesión de cualquiera y de mí, desde luego.
¿Identificado en qué?
Identificado en el sentido de que estaba en su tramo final, era su última oportunidad y yo pensaba que el fútbol le debía un triunfo de ese calibre a un hombre como él. Independientemente de que lo consiguiera o no, que ahí yo no puedo hacer nada. Pero me quedo con la victoria de Messi, con el triunfo de Argentina y con la goleada de España. Y ha habido muchos detalles, muchas cosas de fútbol maravillosas. Y ejemplos en la grada. No ha habido ni un solo conflicto o problema entre aficiones. Al margen de las condiciones de vida o derechos humanos, eso es aparte, en el plano deportivo todo ha salido maravilloso y la verdad es que la ayuda ha sido tremenda.
Significativo ese paralelismo que estableces entre el argentino y tú…
(Me interrumpe.) Cuidado, cuidado, cuidado con esto (dice levantando la mano), cuidado con esto, que aún van a decir: "Éste se cree que es el Messi..." No, no, no. No, no, no, no, no. Yo, como si fuera jugador de Tercera división. No, no. No tengo ninguna soberbia en ese aspecto ni me creo nada en especial. No lo digo con falsa humildad, es que es la verdad. No creo que los periodistas seamos protagonistas de nada. Hoy en día hay mucho la sensación de pensar que haces un regate y eres Garrincha y no, no, no. Lo importante es contar lo que pasa. Lo que pasa es cosa de otros. No quiero que nadie interprete que yo identifico una carrera con otra. Messi está entre los cuatro mejores jugadores del mundo, por no decir el mejor jugador del mundo de toda la vida, y la comparación es imposible. Lo que sí siento, lo que creo entendí de él, es que en esa carrera de futbolista, que es mucho más corta que otras, a sus 35 años estaba ante su última oportunidad, y yo también soy consciente de que estoy en el final de mi carrera como profesional. Estoy en los últimos años. Eso es una evidencia y algo que hay que llevar con toda naturalidad.
Sí, iba a decir que son dos grandes logros en la etapa final de dos carreras.
Eso es. Lo que sentí en ese momento es la inmensa fortuna y la enorme suerte de haber nacido para contar algo así. Siempre he dicho que yo me he dedicado al periodismo porque me gusta contar cosas. Desde pequeñito me gustaba mucho la actualidad, me gustaban los periódicos… En mi casa no hay ninguna tradición de periodismo. De hecho, mi padre no estaba muy por la labor de que yo estudiara periodismo. Él quería que yo hiciera medicina y tengo en ese sentido una anécdota muy curiosa con él. Pero siempre me gustó contar, y he tenido el enorme y maravilloso privilegio, y espero seguir teniéndolo, de contar lo que veo. En el fútbol, cuando estás narrando, estás contando lo que está pasando al instante. Para mí no hay nada más maravilloso y fantástico en periodismo. Siempre me ha gustado estar en cosas en directo, cosas que están sucediendo en ese momento. Doy gracias a la vida y al universo por haberme elegido para hacer algo así, por haber tenido la inmensa fortuna de dedicarme a algo así. Soy, en ese sentido, tremendamente feliz.
¿Nos cuentas esa anécdota con tu padre?
Mi abuelo paterno, yo no lo conocí, fue médico y mi padre -somos tres hermanos- siempre quiso que al menos uno fuera médico. Mis hermanos no estudiaron tanto, yo era el más aplicado en clase, el que sacaba mejores notas y todas esas cosas y entonces dijo: "Bueno, pues éste, éste es el elegido". Entonces, él quería que yo fuera médico, que estudiara medicina. Hice el B.U.P., el Bachillerato Unificado Polivalente, estudiándolo por ciencias. Llegué a C.O.U., el Curso de Orientación Universitaria, y lo estudié por ciencias, justo la antesala de la Universidad, y cuando llegó el momento de ir a la facultad me armé de valor y le dije a mi padre: "Mira, papá, yo lo siento, pero es que a mí lo que me gusta es el Periodismo". La respuesta de mi padre, que recordaré de por vida, fue: "Bueno, vale, pero eso lo haces por las tardes". A lo que yo le contesté: "No, no, no. ¿Por la tarde? ¿Qué te crees, que esto es francés? (Se ríe). Que esto es una carrera, un poco de respeto". Claro, a él le sonaba a "club de Periodismo, eso lo haces por las tardes". Como entonces se hacía taquimecanografía y cosas así. Pero luego la verdad es que mientras vivió me acompañó muchas veces a muchos partidos y, como cualquier padre, estaba muy orgulloso de mí.
Habrás vivido, y quizá hayáis compartido, muchas anécdotas también en el Periodismo en estos años. ¿Cuál ha sido la mayor vivencia?
Recuerdo mi primera retransmisión en televisión. Yo primero empecé a ir a la Premier. Los partidos los daban de madrugada. Recuerdo que el primer partido al que fui fue al Baseball Ground, que ya no existe, que es el estadio del Derby County, y luego cuando hice el primer partido de Champions, entonces era Copa de Europa. Era en Bucarest. Empecé el partido tan nervioso que no era capaz de dar las alineaciones porque me quedaba sin aire. Empecé con el "buenas noches, aquí estamos en Bucarest, va a comenzar el partido de octavos de final de la Copa de Europa"… Y digo: "No llego". Tuve que hacer un silencio, porque no era capaz de seguir respirando. Eso me pasó en el primer partido que hice ya para TVE, porque los de la Premier se daban de madrugada y, bueno, me lo tomaba de otra manera. (Ríe)
Y, luego sí, tengo muchas anécdotas. Recuerdo en Bucarest, con Javier Azcargorta, otra vez en un partido del Steaua. Era el final de la época de Ceaucescu. Lo asesinaron, no había muerto todavía y se nos pegó un comisario de la policía rumana, o del gobierno rumano, y nos empezó a dar una paliza… No se separaba de nosotros. Nos llevaba en coche a todas partes, ponía una sirena, íbamos por dirección prohibida, nos metía por donde él quería, y me dio un montón de folios para que los llevara a El País. Eran unos folios de una historia donde se explicaba la situación real de Rumania, claro, según él. Ceaucescu murió semanas después y felizmente en Rumanía se acabó la dictadura.
Con los comentaristas también habrás vivido muchos grandes momentos.
Con comentaristas he vivido muchas historias. Tengo diez años con Míchel (ríe) y hemos vivido un poco de todo. Recuerdo llegar a Mestalla con él. Entrábamos por la puerta por donde entran los periodistas. Y yo voy hablando y, de repente, me giro y digo: "Joer, ¿pero dónde se ha quedado? ¡Míchel!" Y Míchel estaba enfrascado con un aficionado que le empezó a decir no sé qué. Míchel, que siempre ha sido de sangre caliente, y yo le estaba viendo ahí. "Vámonos, vámonos, ¿qué haces?". Se había quedado allí liado. Claro, llega un aficionado y luego llega otro, luego otro y otro, y se monta un buen pollo. Muchas cosas. La verdad es que he aprendido mucho de todos ellos, de José Mari Bakero… De tanta gente con los que he trabajado hasta ahora.
Y con muchos internacionales con los que has compartido también este Mundial.
Con Chapi, con Marchena, con Javi Martínez, con Iker… Mira, con ellos tuve una en la final. Estaban Marchena, Javi Martínez, Iker Casillas y Santi Cazorla. Estaban los cuatro. Estábamos sentados en dos posiciones de comentaristas, porque cada posición en el Mundial era para tres personas. Y, bueno, aparte de que Iker que es un personaje interesante, no se van a enfadar porque cuente esto, pero es que tal y como estaba la final, que eso era impresionante, cómo era el partido, primero 2-0, luego empate a dos, luego hay prórroga, meten otros dos goles en la prórroga, uno Argentina, otro Francia, tiene una oportunidad Francia para ganar el partido en el último minuto… Y creo que era en la segunda parte, miro en el pupitre de al lado, que es donde estaban Javi Martínez e Iker, y veo que tienen como un montoncito de frutos secos en la mesa. Y yo les miro diciendo: "¿Qué hacéis?". Me mira Iker y me dice: "¿Qué? ¿Qué pasa?" Y estaban comiendo. Y luego Javi Martínez se comió un sándwich también. Yo decía: "Madre mía, de verdad". Pero bueno, tragan rápido y se ponen a hablar. (Ríe irónico.)
Impensable para un periodista comer durante el tiempo de juego de un partido.
No, no, no. Yo no puedo, yo no puedo. Chapi, por ejemplo, se comía un bocadillo en los descansos. Yo no puedo comer mucho tiempo antes de un partido, después sí. Pero mucho tiempo antes no quiero comer, sólo beber agua. Prefiero estar muy, muy, muy fresco, todo lo posible.
¿Y como te dejó el estómago la participación de España?
Hombre, pues mal. Mal, porque todos esperábamos más de la Selección. Yo creo que los dos peores partidos que ha hecho España con Luis Enrique en el último año y medio han sido el de Japón y el de Marruecos. Pensaba: "También, vaya tino que hemos tenido, que los dos peores partidos los hemos hecho en el Mundial". España tenía equipo, tenía trayectoria y tenía entrenador para haber hecho más cosas, pero la Selección se ofuscó en una idea de juego, en una manera de afrontar los partidos, con el primer equipo que se le encerró que fue Japón. Y luego con Marruecos le pasó exactamente lo mismo. Nos faltó plan B en el Mundial. Y mira que me extraña, porque creo que Luis Enrique es un gran entrenador.
"En España nos falta el pegamento correcto para estar todos unidos"
Periodista de TVE¿Prefieres narrar partidos de selecciones o de clubes?
No me importa. Hombre, con los partidos de selecciones tengo mucho cariño porque al final es un poco de todos, aunque este país en el que estamos nos falte el pegamento correcto para estar todos unidos, que alrededor del fútbol, si la selección va bien, se acaba uniendo mucha gente. Los partidos de la selección me resultan muy atractivos, muy bonitos porque, además, son todos jugadores de la tierra, españoles y los mejores que tenemos, y me llama mucho la atención. Y luego, por supuesto, los partidos de clubes tienen un interés espectacular. El otro día el Real Madrid-Atlético de Madrid yo sabía que iba a ser un partido intenso, intensito, porque lo son siempre los derbis y por lo que se jugaban los dos equipos.
En un mismo año he tenido la oportunidad de narrar la final del Mundial y la final de la Champions. Hacer una final de Champions con un equipo español en juego, eso es impagable. Las últimas han sido una del Barça y otra del Madrid, y los dos han ganado. El Barça, la última, en el 2015, que fue nuestra última temporada con derechos en Champions, en Berlín contra la Juve. Y la del Real Madrid con el Liverpool del año pasado. Es una carga de adrenalina maravillosa.
"Fui trending topic por equivocarme en un jugador, por cualquier cosa. Me afecta bastante menos de lo que quisieran"
Periodista de TVEAcabas de dar tres palabras o frases clave en las últimas respuestas: no perder el tiempo con cosas que no puedes controlar, Twitter y alta sensibilidad. ¿Cómo se unifica todo eso en la figura de Juan Carlos Rivero? Porque estás en boca de todos durante los partidos que narras.
Estoy abierto a lo que me pueda decir todo el mundo. Yo conozco mis limitaciones, como te decía antes en lo de la comparación con Messi. Sé hasta donde puedo llegar y soy el primero que lo tengo asumido. Fui trending topic por equivocarme en un jugador, por un fallo, por cualquier cosa. Me afecta bastante menos de lo que ellos querrían. ¿Lamento haberme equivocado? Sí, cometo algún error. Hay una red de infalibles ahora que se mueven en las redes sociales y yo les deseo lo mejor. Te lo digo con toda sinceridad. Les deseo lo mejor. Cuando son a veces muy maleducados, lo paso rápido. Y hay veces incluso que es peor, porque alguien se inventa una cosa que no has dicho, entonces todo el mundo sigue esa rueda, "todo el mundo", ese tipo de gente sigue esa rueda y hasta donde quieran. No me afecta mucho. Soy muy consciente de lo que soy, de dónde llego, de lo que puedo hacer y no le doy la importancia que, probablemente, la gente de fuera piensa que le doy. No le doy tanta. Es una opinión, a veces es simplemente solo un insulto, y no le doy más importancia. No es algo que yo esté pendiente ni que esté mirando. A veces son personas cerca de mí los que me dicen: "Oye, mira, te han puesto esto, te han puesto lo otro", y yo no lo he mirado. Y hay una tendencia que, si haces 98 aciertos pasas desapercibido y, si de esos 98 sobre 100 tienes dos errores, entonces todo el mundo se agarra a eso. Tendrían que hacérselo mirar, exactamente cuál es su objetivo de vida. No es un asunto mío. Por eso ni me interesa mucho, salvo que sean cosas que digo: "Hombre, esto está bien".
"Si ése es el camino que han pensado para crecer como seres humanos, para hacerse más grandes: atacar, insultar..."
Periodista de TVEHay que escuchar a los demás, eso está bien. Pero todo lo demás, ni me interesa mucho ni pierdo el tiempo con algo que no puedo controlar. Sé perfectamente qué tipo de gente se esconde a través de un anónimo en Twitter. No pasa nada. Por la calle nunca nadie me ha dicho nada de lo que aparece a veces ahí. Nadie, nunca. Jamás. Que también me lo podría decir. Qué se le va a hacer. Si a ellos les permite crecer así como seres humanos, pues igual ése es el camino que han pensado para hacerse más grandes: atacar, insultar… De verdad que no me afecta. Parece que porque lo diga entonces sí, pero es que no. De verdad que no. La gente que me conoce sabe que no. Soy bastante sólido para esas cosas. Me afectan mucho más otras.
Hablas de "ese tipo de gente" que te critica desde las redes sociales. ¿Qué tipo de personas son, quiénes son?
No, me refiero a gente que no pone ni su nombre, que se llama de una manera como no es, que pone una foto de otro. Empezando por ahí, ya vamos mal. La comunicación tiene que ser sincera y honesta si tú quieres establecer una comunicación con alguien. Si lo único que quieres es echar por tierra el trabajo de los demás oye, pues nada, estás en tu derecho. Pero no cuentes conmigo porque no me interesas.
Dices que a ti no te afecta pero, ¿y a tu familia, a tu entorno?
No, no. Una cosa son las críticas, que todos los que trabajamos ante el público, más en un medio como TVE, y más aún hablando de fútbol, con toda la sensibilidad que hay alrededor de esto. Claro que me interesan las críticas. Las veo y pienso: "Mira, esto lo voy a corregir", pero es que de eso hay muy poco. Lo que se dicen son barbaridades. Entonces, es una comunicación unidireccional. A mí no me llega. Es como una pelota que tiras a un frontón y la pared la devuelve. Aquí es que no llega ni a la pared, no me llega, no participo de esa comunicación. No me interesa. Habrán visto que no les contesto nunca. Primero, no los leo. Si leo, sólo miro el último porque no hay más remedio. El último lo ves, pero no entro en ese juego. Es que no gano nada con eso. ¿Qué voy a ganar yo? Nada.
¿Y tu familia?
Qué va, qué va. Nada, nada. Me lo comentan y, a veces, es un poco de broma o diciéndome: "Madre mía, la que tienes liada". Me lo dicen en muy buen rollo y yo me río con ellos. Yo me río mucho de mí mismo. Si alguien piensa que por ahí me hace daño se está equivocando porque el primero que se ríe de sí mismo soy yo.
¿Cuáles son tus limitaciones, a las que aludías antes?
¿Mis limitaciones? Hombre, yo sé que perfectos no somos nadie, yo por lo menos. Y que puedo cometer errores, me puedo equivocar en algún momento, en algún jugador, se me puede escapar una palabra que no era la que quería decir… Es verdad que voy a veces muy rápido, hablo muy deprisa, y eso durante dos horas de un partido de fútbol puedes caer en alguna. Pero, bueno, cuando digo que conozco mis limitaciones es que, evidentemente, no me siento perfecto. Ni lo pretendo ni es mi plan de vida ni mi objetivo. Soy un ser humano que tiene la inmensa fortuna de dedicarse a algo que para él es casi como un hobby. A lo largo de nuestra vida profesional te pueden engañar muchas veces, pero con el trabajo no me han engañado. Le dije a mi padre lo que yo quería hacer, han pasado casi treinta y tantos años y he seguido haciendo lo que me ha gustado. Eso, de verdad, es impagable. Es una fortuna inmensa. No sé lo que es sentirse multimillonario (se ríe), no sé lo que es ser tener muchísimo dinero, tener muchas cosas. En mi faceta profesional me siento un afortunado tremendo. No sé como puedo reflejar en palabras la gratitud que tengo por que la vida me haya dejado hacer lo que me gusta.
"No sé lo que es sentirse multimillonario, pero hacer lo que me gusta es una fortuna inmensa"
Periodista de TVE¿Alguna de esas críticas que te hayan resultado interesantes?
Hace muchísimos años. Estaba Santi Aragón en activo. Y recuerdo en una jugada de saque de banda que yo grito "fuera de juego", y me escribió. Entonces no había mensajes, no sé como fue, pero me lo hizo llegar. Santi Aragón me dijo: "Oye, maestro, que en el saque de banda no hay fuera de juego". "¡Es verdad! ¿Cómo se me puede haber pasado a mí esto?" Y, automáticamente, miras el reglamento y te dices: "Vamos a ver, no hay fuera de juego en saques de banda, córners…". O con Míchel. Míchel es una maravilla, estás dos minutos y aprendes cantidad de cosas de fútbol. En eso sí me gusta ser muy detallista. Eso sí lo considero un error gravísimo. Lo que pasa es que eso fue hace muchísimo tiempo. O, por ejemplo, he empezado partidos de España durante el Mundial y alguien cercano me ha escrito y me ha dicho: "Baja, baja el tono que no llegas". O al revés, he visto un mensaje que me dicen: "Se te están muriendo los de al lado. Eleva un poco, que se os cae esto". Porque yo estoy muy pendiente de eso, de defender el producto que estamos haciendo. Un narrador no sólo cuenta lo que hay, sino que, además, tiene que defender lo que está haciendo. Tiene que pensar que, en ese momento, no hay nada más importante ni nada más bonito de contar que lo que estás contando. Y tienes que ayudar al producto, lo tienes que proteger. Sin engañar, sin mentir, con toda honestidad pero dándole el valor y la importancia que tiene y que tiene para ti. Hay gente a la que le gusta tirarlo todo por tierra, que todo es una castaña. Vale, me parece muy bien. Tú no puedes decir que un partido es bueno si es malo, pero hay muchas maneras de contarlo aunque sea malísimo. Sin disfrazar la verdad, que no se trata de eso.
¿Consultas mucho el reglamento?
Sí que lo miro. Y tengo la ayuda de Luismi Martínez, que fue el árbitro que hemos tenido en 'Estudio Estadio' un montón de tiempo y con él hablo a veces. Incluso de jugadas y le pregunto: "Oye, ¿este fuera de juego que han señalado aquí?", y él me lo explica. Por ejemplo, lo de la jugada de la tarjeta de Ceballos, yo le he preguntado. Él me lo dijo en directo, pero le he preguntado luego: "¡Pero esto es tarjeta!", y dice: "No es tarjeta porque es una jugada imprudente pero no temeraria", que son estos conceptos que manejan los árbitros que luego todos los demás, desde fuera, no acabamos de entenderlo mucho, con el fuera de juego, con las manos… Me sirve para ir creciendo en el aspecto arbitral. Me ayuda con todas las circulares nuevas, me las manda: las que hay sobre las manos, las que deciden sobre los fueras de juego. Y seguir lo que hace la International Board. Tienes que estar muy al tanto. No te puedes quedar atrás.
"No te puedes quedar atrás". A ese respecto, ¿qué tal Twitch? ¿Lo manejas?
Ése es el que no controlo mucho. He participado alguna vez con Siro López, pero no lo acabo de controlar muy bien. Hay que ponerse porque, en esto, no te puedes quedar atrás. No me apetece quedarme atrás. Los de mi generación ya no vamos a manejar la tecnología como la pueden manejar los chavales de 18 años, pero eso no significa que no tengamos que estar atentos a lo que hay y a lo que pasa. Yo tengo compañeros que no quieren tener Twitter o que no quieren tener Instagram. Tienes que darle la importancia que tiene. Tienes que saber medir las cosas en cada momento: ni sumergirte en el mundo de Twitter pensando que es el único mundo que hay ni dejarlo de lado. No. Hay que tenerlo ahí. Hay que mirarlo de reojo. Hay que saber lo que está en cada momento. Y en las páginas web, y en el teléfono. En el teléfono tenemos un montón de información. Y esto no ha terminado. La tecnología nos obliga a estar muy despiertos y a mí eso me parece fantástico. No me parece nada mal. Yo no me quiero quedar atrás.
Cambia, avanza la tecnología, y también el fútbol. ¿Qué te parece la Kings League?
Esto no lo estoy siguiendo mucho. No tengo tiempo para lo de la Kings League. A mí, de momento, mientras tengamos Champions, Liga, Copa, Europa League, Mundiales, Eurocopas, Liga de Naciones…, lo de la Kings League lo veo un poco residual. Entiendo que hay mucha gente a la que le puede interesar, pero a mí, de momento, no me ha dado tiempo a estar muy pendiente de eso. Le deseo larga vida y mucho éxito. No sé si por ahí a lo mejor va el fútbol, pero ahora creo que hay un fútbol grande, maravilloso, que está muy por encima de lo que quieren hacer con la Kings League. Aunque yo lo entiendo. Y entiendo que a la gente le divierta y si le da espacio a que mucha gente pueda hacer deporte y jugar al futbol, estupendo. Sólo por eso ya me parece maravilloso. Pero de momento, mucho no lo estoy siguiendo.
¿Qué salud le ves al fútbol? Lo calificas de grande y maravilloso.
Pues está ante un momento importante, porque creo que hay una cosa que el fútbol nunca va a agradecer lo suficiente, no lo va a pagar jamás, y es lo que la televisión ha hecho por él. No hay otro deporte como el fútbol que haya nacido y que esté hecho para ser televisado. Y la televisión, durante mucho tiempo y por supuesto ahora, al fútbol le ha dado una dimensión que está por encima de todos los demás deportes, pero a años luz. Y, ahora, no sé si todo lo va a poder el fútbol como ha podido hasta ahora, porque cada vez el fútbol está más cerrado, cada vez está más alejado de la gente, los horarios son peores, parece que los que van al campo son los que menos importan, los precios son caros, la gente tiene muy poco contacto con los sujetos de la información, que son los futbolistas. Los clubes se bunkerizan cada vez más. Se están equivocando. De la misma forma que la televisión se tiene que redimensionar, las generalistas, sobre todo, porque se está alejando de la gente joven que no pone la tele como la poníamos nosotros y tiene un gran reto para atraer ese personal, el fútbol se está alejando de la gente joven. Aun siendo un deporte tan poderoso y que mueve tantos sentimientos y que está en las familias, en la gente, en los pueblos, en todas partes, el fútbol algo tiene que hacer para ser más cercano. Del fútbol estamos sabiendo que hay muchos millones que se mueven en todos los sentidos, pero yo creo que se tiene que hacer un poco más humano, más natural.
¿Se te ocurre alguna idea para conseguirlo?
Una idea como esa vale mucha pasta ¿eh? (Se ríe). Una idea como esa ya le gustaría imagino que a Tebas o Infantino o a Ceferin o a Luis Rubiales. No sé por dónde tienen que ir los tiros, pero hay que hacer algo para que el fútbol vuelva un poco más hacia la gente. Que el fútbol, los futbolistas estén más pendientes de los aficionados. Creo que ahí es donde está el fondo de la historia. Los aficionados son los que van al campo y luego se ponen a ver los partidos por la tele, los escuchan en la radio o los siguen por internet, en Twitch o donde quieras. El fútbol tiene que volver a acercarse un poco a la gente. Se está alejando cada vez más.
"Cuando estás haciendo un partido para dos millones de personas, tienes que apuntar a un diez en neutralidad"
Periodista de TVEY en el binomio fútbol-periodismo, ¿dónde queda la objetividad?
Te decía que el futbol es un producto de alta sensibilidad. Ahí no vamos acertar nunca, porque igual te puede alguien decir: "Cómo has gritado el gol de…". Antes no se gritaban los goles. Yo, en el medio en el que estoy, no sé si he sido el primero que se ha puesto a gritar cuando hay un gol. Te miden la frecuencia, a ver cuánto dura más uno, cuanto dura más otro. Me parece, además un gasto de energía, una pérdida de tiempo tremenda. Muchas veces depende de la jugada, depende del aire que tengas, de cómo te pille. Son muchas cosas. Pero no significa que, conscientemente, te vayas a alegrar más por un gol que por otro. Siempre he dicho que si están jugando dos equipos de tu mismo país, es de cajón que tengas que mantener una neutralidad. Es una obligación. Mucho más, en el medio en el que estoy. Soy muy consciente de eso. Cuando estás haciendo un partido para millones de personas, tienes que apuntar a un diez en neutralidad. Eso es objetivo prioritario, es una cuestión de respeto, lo tengo muy claro. También te digo que la gente nos exige en TVE cosas que a lo mejor en las televisiones privadas pasan más de largo. Y lo entiendo. Lo entiendo, lo acepto y lo asumo.
Por ser una televisión financiada con dinero público.
Correcto, eso es. Porque entienden que es la televisión pública del país, que es un poco patrimonio de todos. Entiendo eso y creo que todos los que estamos en TVE lo tenemos asumido y lo entendemos, que hay que saber dónde estamos y hasta dónde podemos llegar.
¿Perjudica o beneficia que se sepa de qué equipo es un periodista?
Es una manera de descubrir tus cartas y de ser tremendamente honesto. Yo no estoy en contra de que alguien diga de qué equipo es, si lo hace con honestidad. Si luego, por ser de ese equipo todo lo ves con el color de ese equipo, entonces eres un 'forofete', sin más. Que está muy bien ser forofo, pero si te dedicas al periodismo, tienes que corregir. Todos, la mayoría de nosotros, pues uno prefiere que gane uno o que gane otro. Ahora, si es penalti, es penalti. Si es jugada dudosa, es jugada dudosa. A lo que se tiende ahora es a que el periodista declara que es de un equipo y, encima, es un forofo. También es verdad que, para el que recibe sus mensajes, ya sabe muy bien de dónde vienen. Eso es una manera de ser honesto. Siempre he dicho que, en el periodismo, es imposible la objetividad porque ninguno de nosotros mira la realidad de la misma forma. Si tú y yo nos ponemos a seleccionar noticias para un telediario, lo primero, no vamos a seleccionar las mismas. Segundo, es muy probable que el orden de las noticias no sea el mismo. Pero eso no significa que tú quieras manipular o que quiera manipular yo. Tú lo estás haciendo con tu manera de entender las cosas y yo con la mía. Por lo tanto, no creo tanto en la objetividad como sí en la honestidad. El periodista lo que debe ser es honesto. Si tú o yo organizamos el orden de las noticias sólo en función de "bueno, vamos a esconder ésta que no nos interesa que la gente lo sepa", entonces no estamos siendo honestos, estamos manipulando y eso ni es periodismo ni es nada. Pero si lo estamos haciendo por nuestro sentido de entender las cosas, entonces es honesto.
Mirando hacia adelante, ¿te ves en el siguiente Mundial? Y empatas a cinco con los Juegos Olímpicos que has cubierto.
(Se ríe) Empate a cinco, ¿no? No, yo lo que me veo es en el día a día. Cuando tienes menos años te gusta más mirar hacia adelante y al futuro. Yo ahora vivo el día a día, cada momento, cada instante. Prefiero no tener expectativas. No pensar: "Voy a estar en este sitio, voy a hacer lo otro", sino disfrutar cada momento, cada regalo de día que tengo. No me marco objetivos y expectativas. Me gustaría seguir, por supuesto que me encantaría seguir haciendo cosas y volver a otro Mundial y hacer más Juegos Olímpicos, pero no me lo planteo como una obsesión de vida. Lo que llegue, llegará. Estoy bien ahora y espero estar bien dentro de un minuto. El aquí y ahora, que es lo que estoy viviendo. Lo que me interesa.
Le pese a quien le pese y te critique quien te critique.
Hay que relativizar las cosas. Puedes ser trending topic con 4.500 mensajes en una transmisión de televisión que va para seis millones y medio de personas. Es decir, la opinión no está sólo en la gente que grita en Twitter. No me parece justo para todos los demás. El mundo no está sólo en Twitter. Eso es una trascendencia que, quien quiera dársela que se la dé. Por ejemplo, hay veces que un programa de televisión puede tener un gran seguimiento en las redes y luego tener muy poquita audiencia. Pasa muchas veces, porque son públicos diferentes. El público que interesa es el que te ve, no el que opina sin verte, que muchas veces hay gente que opina sin verte ni escucharte.
¿Cómo es Juan Carlos Rivero cuando deja el micrófono?
Un tipo bastante normal. Me hago mucha compañía a mí mismo. Me gusta leer, me gusta estar muy tranquilo, voy al gimnasio. Me gusta mucho disfrutar la vida. Me acerco a Menorca cada vez que puedo y disfruto de mi familia. Un tipo muy sencillo. Y creo que, con el paso de los años, puedo decir que he ido creciendo. Espero no haberme parado aquí. Me gusta mi crecimiento personal, con sus parones, con sus problemas, con sus idas y vueltas como podemos tener todos. Pero miro atrás y me gusta ver que no me arrepiento de nada, porque no puedo arrepentirme -es absurdo arrepentirse de nada-, pero he aprendido de todo. O creo haber aprendido mucho de todo.
¿De qué es de lo que más has aprendido? ¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje?
El mayor aprendizaje es la vida, sin duda alguna. Es vivir, es el camino, el día a día. Es reconocer tus errores, aprender de tus aciertos, de todo lo que haces. No volver a golpearte con lo mismo una y otra vez, sino saber que todo está dentro de nosotros. Que no dependemos de lo que hay fuera. Fuera alguien puede decir sobre ti. Hay mucha gente que, en nuestro caso, habla de nosotros, pero lo importante es lo que sientes tú, lo que piensas tú. Cómo estás tú. Saber dónde estamos, a dónde llegamos, qué es lo que queremos hacer, cómo nos sentimos… No depende del exterior. El exterior está para disfrutarlo. Tú tienes que estar bien, feliz, contento contigo mismo, saber escuchar. Es cuestión de crecimiento propio, y ésa es la única manera. Si estás irritado, si no te encuentras a gusto contigo mismo, entonces todo te parece horroroso. Todo te parece mal.
¿Alguna vez que te han comentado algo al respecto desde RTVE? ¿Has pensado si te podía perjudicar en tu trabajo?
No, no. Nunca, nunca. Nunca jamás me han dicho nada. Eso también se ha disparado un poco a raíz del Mundial, aparece mi nombre, un partido de fútbol… Me acuerdo que un día me hacía una entrevista Jesús Gallego y me decía: "Saludamos al hombre más escuchado de España en estos días". Creo que acabará pasando. Es como una ola, que acabará pasando y ya está, y volveremos a la situación en la que hay alguien que dice que sí, que dice que no, otro que dice que 'nanai', pero creo que es el impacto del Mundial, que ha sido brutal. Ha sido algo tremendo, yo lo notaba. Cuando estás en un partido de fútbol, en una transmisión, tú notas que hay mucha gente detrás. Yo lo siento. Lo veo y lo disfruto. No me asusta nada. Todo lo contrario. Y cuando estás en otra, sabes que no hay tanta. Así que no, no. En mi empresa hay gente muy inteligente y no le prestan mayor atención. Otra cosa es que yo tuviera disputas, o broncas, peleas, entonces probablemente sí me dirían algo como periodista de TVE, que no me conviene a mí entrar en ese tipo de historias. Pero no hace falta que me lo digan, porque no lo voy a hacer. La verdad es que nunca me han dado una instrucción en un sentido o en otro, más allá de hacerlo lo mejor que pueda.
¿Y por qué Menorca? ¿Qué tienen las olas de esa isla?
Fui allí en el año 94. Venía del Mundial de Estados Unidos y con la madre de mis hijos quedé en un sitio muy pequeñito que se llama Cala Fonts. Vine directamente desde Los Ángeles a Madrid y esa misma tarde me fui a Menorca. Aquel puertecito, después de estar 40 días en Estados Unidos, me impactó. En Es Castell. Esos días que estuve en la isla, me llegó al alma. Me llegó al alma tanto que no he dejado de ir prácticamente ni un solo año. Y me gusta visitar la isla con frecuencia. Me gusta muchísimo Menorca. Me siento como si fuera uno de mis lugares en el mundo.
(Se le humedecen los ojos) ¿Te veo hasta emocionado?
Sí… Sí. Me puedo emocionar por todo lo que he vivido allí, que ha sido muy bonito. Une todos los cambios que se han ido produciendo en mi vida y la situación en la que me encuentro: personal, sentimental y profesionalmente. Te lo he dicho siempre, me siento muy afortunado.
Pues a seguir sinténdote así, Juan Carlos.
Muchas gracias a ti, Cris.