Así juega Lamine Yamal: su posición más peligrosa en el campo, su mayor virtud (que no se aprende) y un punto débil
El canterano azulgrana está batiendo todos los récords de precocidad con su talento y desparpajo.

Lamine Yamal para bien o para mal. Este es el lema con el que su padre, Mounir Nasraoui, hace gala de su hijo en Instagram, una frase que viene a dibujar algo que parece programado: el talento de Lamine es inalterable, siendo algo que tiene peso por su propia esencia. El jovencísimo jugador español, que debutó con la Selección absoluta tras cuatro jornadas de Liga, es uno de los mayores talentos que ha dado La Masia, y un jugador realmente especial. ¿Por qué? ¿Cómo juega?
Lamine Yamal solo ha hecho un año en cadetes y uno en juveniles, con alguna aparición puntual en el Barça Atlètic, antes de dar el salto al primer equipo del FC Barcelona. El canterano tendría que estar jugando en el Juvenil A, incluso el B, del Barça al ser juvenil de primer año, pero su talento y sensibilidad para el juego le han catapultado hasta lo más alto en este inicio de curso, pasando de jugar contra niños de 15 años a hacerlo con los mejores del mundo. "Hay que tener calma, no podemos perder la cabeza porque es muy joven y todo lleva su tiempo", apunta un exentrenador de La Masia a Relevo.
El canterano es un atacante que tiende a jugar en la banda derecha a pierna cambiada, aunque en la base le hemos visto jugar de falso '9' e incluso de interior o banda izquierda. Su visión de juego, capacidad pasadora y gol avalan que necesite ver el fútbol de cara, lo que convierte su mejor zona de influencia la del extremo derecho con cierto grado de libertad, porque Lamine Yamal puede y debe conectar con sus compañeros en zonas interiores. Pese a su estatura, 1,80, su cuerpo está todavía formándose, pero es idóneo para el tipo de fútbol que practica: ágil, de zancada elegante y muy elástico, lo que le permite sacar ventaja en cada intervención.
Lo mejor en Lamine, que es algo que no ha aprendido sino que lo lleva de serie, es su dominio del tiempo. El fútbol es un deporte de espacio y tiempo, dos conceptos universales y tan profundos como cada uno quiera que sean, y la particularidad en Lamine Yamal reside en que su bisoñez no choca con el dominio que tiene de ambos, como si para él fuesen como caminar. En un deporte obsesionado con ir rápido, con acelerar más que el resto y llegar antes que nadie, Lamine Yamal demuestra que se puede ser el más rápido siendo lento, que jugar con el tiempo es más importante que anticiparse, porque si dominas lo primero no te preocuparás por el resto.
"Cuando Lamine la tiene ves que todo se para. Es un jugador que tiene la capacidad para jugar siempre con la cabeza levantada y eso es una ventaja enorme", comenta a Relevo un formador de La Masia. Es un delantero que siente el fútbol como un centrocampista sin dejar de verlo como un atacante. Combina ambos mundos de forma natural, uniéndolos con su juego que respeta siempre la naturaleza de lo que es en realidad Lamine Yamal: un jugador para abrir espacios invisibles y darle a la jugada el ritmo que necesite, porque en eso es ya un maestro precoz.
"Me alucina la capacidad pasadora que tiene. Domina todos los registros y eso es algo extraño en un jugador de su edad", explica a Relevo un trabajador del club. Lamine Yamal es, en este inicio de curso, el tercer jugador que más pases ha dado hacia área rival (7), el que más regates ha hecho (9) y el cuarto que más valor total ha añadido con sus acciones (no habiendo llegado a los 260 minutos de juego). Su impacto está siendo altísimo y en gran medida se debe a la facilidad que tiene para inventar ocasiones de gol integrando a sus compañeros.
En su debut al máximo nivel, con 15 años y un montón de miradas sobre él, Lamine recibe en el balcón del área y una vez controla, su cabeza se levanta en busca de un compañero sobre el que progresar. Pese a su edad y ser un jugador de enorme talento en el 1x1, su fútbol es generoso con el resto de futbolistas porque les hace partícipes de la jugada.
Hay un punto que señalaba el analista Albert Morén en uno de sus análisis y es que Lamine Yamal no tiene que preocuparse por su pie cuando juega. Que lo olvida porque es algo que le responde de forma automática, haciendo gestos que para el resto de muy buenos jugadores requieren muchísima concentración. Domina toda la superfície del pie para golpear la pelota, y eso le hace poder realizar pases hiperpreciosos.
Desde la banda derecha, terreno natural para Lamine, es capaz de encontrar a sus compañeros cercanos o lejanos, de disparar o de regatear con infinidad de recursos. "Pese a ser zurdo tiene la derecha muy dominada, es un jugador que puede salir por ambos perfiles y dispara con ambas piernas dependiendo del contexto", explica otra fuente del club a Relevo. Su creatividad es desbordante y logra desbordar sin necesidad de ser muy eléctrico, sino porque encuentra espacios que los otros no.
En situaciones de estrés, en las que se debe pensar antes y más rápido, es dónde se aprecia que Lamine Yamal juega con el tiempo, deformándolo para que el juego se le abra poco a poco delante suyo. Con ello, es mucho más fácil pensar que con su evolución física pertinente, tendrá más opciones que el resto para encontrar las ventajas que el juego presente.
En esa jugada, Lamine termina ejecutando un disparo con su pierna diestra que termina siendo escupido por el palo. Es un latigazo con poquísimo margen de maniobra y su pierna menos hábil, porque en realidad el jovencísimo futbolista azulgrana no necesita tiempo y además domina ambas piernas a pesar de ser zurdo. El tiempo lo modula él, dándole forma suavemente y a su antojo, y eso termina provocando que estas acciones complejas se den con muchísima naturalidad.
6 - Ningún jugador ha intentado más regates en el área rival que Lamine Yamal en LaLiga esta temporada (seis también Bryan Zaragoza del Granada). Atrevimiento. pic.twitter.com/x0rY5DqiL4
— OptaJose (@OptaJose) September 6, 2023
Su regate nace en zonas congestionadas. Cuantas más piernas tenga por delante y le niguen el paso, más respuestas es capaz de ofrecer. Como si la negación de una salida sencilla excitase su creatividad y le estimulase a encontrar soluciones para dejar en evidencia la lógica. Es un regateador que el Barça no tiene desde hace tiempo, por perfil y sensibilidad. Acostumbrados a Dembélé, extremo de regate amplio y en espacios, Lamine Yamal se reconcilia con la estrechez.
Su punto débil, como se vio en Villarreal, reside en su capacidad para sobrevivir y ser útil en escenarios en los que su equipo sufre. Ser mentalmente fuerte para estar tiempo sin tocar la pelota y añadirle una buena dosis de concentración en escenarios de inferioridad, algo indispensable para la élite. Con todo, es algo lógico a su edad, y que corregirá con el tiempo. Lo más relevante ya lo tiene.
Es casi imposible situar un techo en el futuro de Lamine Yamal. Es un talento tan especial que lo dibujará por sí solo, situando las fronteras allí donde su imaginación le permita hacerlo.