El riesgo emocional de futbolistas y árbitros en un entorno de 'haters': "Pasamos de un insulto controlado a otro que puede ser 24/7"
Jordi Bernabéu, psicólogo y autor del libro 'Vivir entre pantallas', reflexiona sobre el riesgo de las redes sociales.
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Los corrillos se ven por todos lados en el EdTech Congress, en la Fira de Barcelona. Duran minutos y se dispersan, de conferencia en conferencia, y se detienen con más expectación en la que lidera Jordi Bernabéu, psicólogo de la Fundación Althaia y profesor de la Universidad de Vic, coautor del libro 'Vivir entre pantallas'. Minutos antes, ha atendido a Relevo para reflexionar sobre el deporte y las redes sociales, la falta de atención en los jóvenes y cómo los deportistas de élite tienen que lidiar cada fin de semana con haters y con una sobreexposición que no les es ajena.
Se ha visto en las últimas semanas, desde el acoso en las redes sociales a colegiados como Munuera Montero a los que recibió el jugador del Espanyol Carlos Romero tras su entrada a Kylian Mbappé pasando por todos los que reciben los jugadores más mediáticos, siempre en el foco.
¿Es más difícil ser un deportista de elite hoy en día que hace 20 o 30 años en un entorno no digital?
Creo que la vida de hoy tiene más variables que la de hace 30 años. Y es más compleja. Debes tener muchas cuestiones en cuenta y antes controlabas todo con menos recursos. Quizás es más difícil ser adolescente ahora que hace 20 años. Parece que lo tienes todo, pero puedes llegar a tener más problemas, hay más cosas para focalizar la atención y eso es difícil de sostener. Hasta qué punto las redes sociales no distorsionan todo, también. Explicamos lo que pasa según lo que dice la gente. Cada perfil es un relato y se crean narrativas que quizás no son así.
Por lo tanto, ¿es mucho más difícil mantener la atención en la vida y en el deporte?
Es lo que llamamos la economía de la atención. Cómo focalizamos esos procesos. Las personas tenemos más dificultad para tener una atención sostenida. El deporte nos da esa capacidad de poder mejorarla. La atención concreta te da calidad, pero si la multitarea es de baja complejidad también puedes sostenerla. Lo que pasa es que caemos un debate polarizado, sobre móvil sí o no, y hay que llevarlo, creo, a cuándo toca o cuándo no.
"La manera en cómo los adultos conceptualizamos el uso de las tecnologías es diferente de como lo hace un menor", Jordi Bernabeu en el #edtechcongressbcn25 pic.twitter.com/tPOW044jrM
— Edutech (@EdutechCluster) February 18, 2025
Recientemente, Ancelotti o Luis de la Fuente comentaron que pensaron incluso a prohibir los teléfonos en los vestuarios. ¿Lo harías?
Un deportista está sobreexpuesto. Hay interferencias a distintos niveles. Los actores digitales hablan de identidad digital, pero un deportista famoso es objeto de consumo; existes, te relacionas y dependes del reconocimiento. Si pudiera aconsejarles, les diría que, o bien se olviden de las redes sociales o las controlen muchísimo. Pueden generar un impacto en aspectos que no puedes controlar. Te pueden distorsionar. Pero, claro, cómo te mueves en negocios, intereses... Lo que dice Ancelotti es lógico. De base, para extender el debate, no lo prohibiría en el colegio, pero creo que no es básico. Hay que buscar un punto de equilibrio. Nos preocupa el uso.
¿Por qué no lo recomendaría?
Las redes sociales han redimensionado y han amplificado cosas que ya existían. Antes la afición podía insultar en el estadio, la prensa podía ser crítica... Pero eran zonas controlables. Ahora es 24/7. El riesgo que se pierda el sentido de la idea inicial es altísimo. Todos nos creemos con derecho a opinar de todo. Perdemos los matices. Puede tener un impacto brutal. Los jugadores no pueden controlarlo, muchas veces hay linchamiento y no hay objetividad. Hay aspectos en los que puedes opinar, pero otros donde no tienes respeto ni conocimiento.
Recientemente, se han visto episodios de linchamiento como con Carlos Romero, jugador del Espanyol, o el árbitro Munuera Montero... ¿Cómo les afecta?
Uno de los riesgos de salud mental para el deportista de elite es la presión ambiental. Esta presión puede aumentar el riesgo de malestar, bloqueo, autoexigencia… Se ven muchos casos de depresión y ansiedad. Las redes sociales son un permanente estado de alerta, los usuarios opinan para lo bueno y lo malo, sin filtro. Es difícil manejar este estrés. E influye en tu entorno. Es difícil modular el grupo, la clave es no sobreexponerte. El director comercial estaría interesado en que tuvieras redes, pero el entrenador no. En un entorno proporcional puedes pararlo y controlarlo. Pero ahora es exponencial...
¿Se debería obligar a que todos los usuarios se identificaran de forma real?
Si me pides el punto ético, sí. Eso le daría un punto de responsabilidad si queremos construir una identidad digital. Ahora bien, que no sea un control social. Ya trascendió recientemente que en un país querían imponer la identidad digital; y creo que puede estar bien, pero detrás hay otra idea en la que estamos todos controlados... Hay que buscar un equilibrio entre ética y control. La clave es mantener unos principios de relación basada en respeto.
¿Por culpa de las redes sociales y de los entornos digitales se hace menos deporte?
Recuerdo que hace 20 años se decía que cómo hacemos para que las chicas siguieran haciendo deporte tras la adolescencia. Y las bibliotecas se preguntan cómo hacer para que no dejen de leer cuando llega la adolescencia. Antes existían esos problemas y no había redes sociales. Si las redes son complementarias en tu vida, no hay problema. Las redes puede ser indicativas de que no estás bien. Priorizarás el deporte a las redes, pero cuando no estés bien y se produce un deterioro funcional, las redes sociales serán un refugio. No podemos hablar de causalidad, pero sí es un indicativo. Una persona que funciona con su vida utilizará Instagram de manera concreta y otra que no funciona bien lo utiliza como refugio.
¿Hay redes más dañinas que otras?
Tienen sentidos diferentes. Twitter se usa como fuente de información. Otros desde el hater. Hay algoritmos distintos. Estoy seguro de que desde una perspectiva adolescente, Tik Tok te capta más la atención. Es un algoritmo personalizado que está pensado para eso. Pero yo cojo lo que me gusta, y es difícil porque el algoritmo es personal y quiere que te quedes pillado. Está estudiado que a más scroll y personalización, se pierde calidad. Si te vas a dormir y miras Instagram antes, no pasas cinco minutos sino 45 y si te preguntan luego, no te acuerdas de lo que te ha gustado más.
¿Cómo regular todo eso?
No es lo mismo Instagram, Youtube o TikTok, cada red es distinta... Hay que tener claro que es un negocio, no hay que olvidarlo, y nuestros datos son oro. Y debe haber reglas de convivencia, se debería acotar. Eso es lo que se puede hacer.