ELECCIONES BOCA

Contra los ídolos no se puede ganar: Riquelme y su paso de futbolista brillante a presidente de Boca

Tras convertirse en el presidente más votado de la historia de Boca en unas elecciones récord, estas son las claves del Riquelme directivo.

Juan Román Riquelme, ídolo en Boca Juniors./Getty Images
Juan Román Riquelme, ídolo en Boca Juniors. Getty Images
Marcos Durán

Marcos Durán

Juan Román Riquelme, durante cuatro años como vicepresidente de Boca Juniors, no lo hizo todo bien. Además del cargo directivo, fue el que se encargaba del fútbol, es más, tenía un nombre específico: el 'Consejo del Fútbol'. En él están sus amigos Marcelo Delgado, Raúl Cascini, Mauricio Serna, también estuvo el 'Patrón' Bermúdez... y fueron criticados en todo momento. Desde muchos medios y desde la oposición hablaban de el 'Club de Amigos' para desprestigiar. ¿Lo hicieron todo bien Riquelme y los integrantes durante estos cuatro años? Por supuesto que no, hubo muchos errrores que ayer, cientos y seguramente miles de votantes, reconocen. Pero que de la misma manera votaron a su ídolo, a Juan Román Riquelme.

Esta vez, Riquelme decidió ponerse a los mandos de manera completa. Como cuando agarraba la pelota en la cancha y se disponía a tirar un tiro libre. Tras ganar varios campeonatos durante estos cuatro años (todos locales) y perder la final de la Copa Libertadores, la tan ansiada por muchos, decidió ser cabeza de cartel. Sabía que en la oposición Mauricio Macri, el mejor presidente de la historia del club, iba a intentar presentarse de alguna manera para volver a tomar las riendas de la institución deportiva más importante y relevante del país. Por eso, tenía que actuar.

Ser cabeza de lista fue un golpe de autoridad. Si los resultados deportivos (ganar la Copa Libertadores) hubieran acompañado, seguramente no hubiera habido elecciones. Pero las hubo. Y se pospusieron porque la oposición pidió al poder judicial que se suspendieran. Líos de votantes, categorías de socios, declaraciones cruzadas. Tras las elecciones a Presidente de la Nación, estas fueron las más importantes de los últimos cuatro años.

Finalmente, se votó. Boca organizó unas elecciones como nunca antes lo había hecho. Más de 90.000 socios estaban llamados a las urnas, pero era imposible llegar a esas cifras ya que muchos de ellos viven en el interior del país y otros en el extranjero. Normalmente, en un club deportivo en Argentina, vota el 30% del padrón. Bueno, Boca es diferente: un 17 de diciembre, con temporal en toda la provincia de Buenos Aires, llevó 46.402 personas a las urnas, un número récord que superó las anteriores elecciones del club y está cada vez más cerca de esos 57.000 que votaron en el FC Barcelona en el año 2011 cuando Rosell fue elegido.

Boca es diferente: un 17 de diciembre, con temporal en toda la provincia de Buenos Aires, llevó 46.402 personas a las urnas, un número récord.

¿A qué se debe tal movilización? Un sólo nombre actualmente en Argentina puede conseguir esto: Juan Román Riquelme. El ya presidente consiguió 30.318 votos, casi 15.000 de diferencia con el segundo candidato. Durante las semanas previas, Riquelme había dicho que iba a ganar 95-5. El resultado fue de 65% a 35%, lo que sigue siendo un número casi imposible de igualar.

En Boca, los votantes más veteranos confiaban en la fórmula Ibarra-Macri. Las primeras mesas escrutadas así lo reflejaban. La diferencia era poca, incluso algunas se las llevó el candidato opositor. Pero fue un espejismo, porque poco después, cuando comenzaron a salir las mesas de los votantes de menos de 50 años, Riquelme arrasó. Con poco más de 30 mesas escrutadas la tendencia ya era insalvable.

Así estaba La Bombonera durante las elecciones. Getty Images
Así estaba La Bombonera durante las elecciones. Getty Images

A pesar de que que hizo muchas cosas mal, el socio habló. En Boca tienen claras varias cosas: el club es de los hinchas, la Bombonera es sagrada y los que quieren hacer daño a la institución, no deben entrar. La oposición presentó una propuesta de un nuevo estadio a metros del mítico actual, que está bien, es algo rompedor, pero no cuajó. Muchos hinchas prefieren no pisar más la Bombonera y que no la tiren. Es su casa.

En lo deportivo, serán cuatro años duros para Riquelme. La economía del país no es la mejor, Boca no jugará Copa Libertadores 2024 (y veremos si el Mundial de Clubes 2025), los ingresos van a bajar y tiene la obligación de hacer un equipo campeón que compita por todo. Ya no es vicepresidente, ahora dirigirá todo. Quizá deje su oficina en Ezeiza, a 50 kilómetros de La Bombonera, donde está la Ciudad Deportiva, para volver al segundo piso del mítico estadio, donde se aloja el presidente. O quizá no.

El hincha de Boca habló y demostró que, a pesar de todo, Boca no es solo fútbol. El cuidado de esta dirigencia por muchos socios, por otras disciplinas menores y por temas ajenos al balompié, pesó. Y claro, pesó que el presidente se llame Juan Román Riquelme, el futbolista más importante de la historia del club. Porque contra los ídolos es más complicado competir. Y así lo demuestran los datos.