Los terremotos en San Lorenzo no cambian a Muniain: seguro de su decisión a la espera de Miguel Ángel Russo
El exjugador del Athletic está disfrutando de la experiencia argentina, feliz en la ciudad y convencido del paso que dio al firmar por el Ciclón.

Iker Muniain aterrizó en Ezeiza para fichar por San Lorenzo tras meditar mucho el paso que daba. Una decisión arriesgada, pero ilusionante. Un sueño que llevaba años masticando, apasionado por el fútbol sudamericano y especialmente el argentino, con sus cosas buenas y también las malas. Cuando se decidió a firmar por el Ciclón, inmerso en una crisis deportiva, era consciente de lo que podía suponer y también de que era algo en lo que se exponía. Podría haber elegido otros destinos más cómodos, pero esto, precisamente, era lo que más le atraía. Buscaba un reto deportivo. Y sacar adelante a un grande de una mala situación suponía una exigencia diaria a nivel deportivo y emocional que le removió algo por dentro.
En este poco tiempo ha probado la miel del éxito, con un doblete inolvidable en su primer encuentro como titular, y también lo amargo de una situación convulsa que acabó con la renuncia de su entrenador tras un rocambolesco penalti en el último minuto que les privó de una victoria clave hace unos días. Todo y nada, aunque suene paradójico, ha cambiado.
Se han movido las piezas y se ha recrudecido la situación social, pero el objetivo sigue siendo el mismo: sacar a San Lorenzo adelante de una situación clasificatoria que ahoga por momentos. El navarro sigue encantado con su decisión y convencido de haber acertado, aún más comprometido en darle la vuelta.
Junto a su pareja, foco constante en los partidos, están disfrutando de la vida en Buenos Aires. Cuentan que el mate ya le acompaña a todos lados y que se ha enamorado de las empanadas y la pasta, pero también de la pasión de sus hinchas. Ya se conocen todas las canciones que se cantan en el estadio y están comprometidos en un vestuario que rema en la misma dirección. Ese punto, precisamente, es una de las cosas que más feliz le está haciendo. Salir de un vestuario como el del Athletic siempre es difícil pero, salvando las distancias, está tan cómodo como en el de Bilbao.
Lo sucedido en el último choque, con un penalti en los últimos segundos de partidos lanzado a lo panenka y fallado por Francisco Fydriszewski inició el primer terremoto social. Pero ahí se notó ese clima que hay en la privacidad del vestuario. El 'polaco', como apodan a Fydriszewski, llegaba necesitado de confianza y nadie dudó de que ese momento era importante para él. Sin embargo, todo se volvió en contra con su fallo y derivó en el lamento de su entrenador, Leandro Romagnoli, que no entendió la situación en un momento tan importante, con empate (1-1 ante Godoy Cryz) y la posibilidad de sumar tres puntos clave. La situación tomó aún más vuelo al día siguiente, cuando el Pipi Romagnoli renunció.
Miguel Ángel Russo, nuevo técnico
Según cuenta fuentes del club consultadas por este medio, la decisión no llegó únicamente por lo sucedido en ese penalti, sino por entender que él no era el indicado para manejar una situación tan dramática como la que está viviendo San Lorenzo en estos momentos. La idea le venía rondando la cabeza en las últimas semanas y ante un nuevo golpe anímico, desistió.
La dirigencia buscaba un nuevo inquilino para el banquillo, algo en lo que Muniain no se ha involucrado, consciente de que ese no es su papel. Miguel Ángel Russo, que conoce la casa y tiene una larguísima trayectoria en Argentina. Entre tanto, se ha vivido un nuevo episodio convulso con la barra brava pidiendo compromiso a un vestuario que está ansioso por sacar adelante la situación. Momentos difíciles, amargos, pero que estaban entre las posibilidades cuando se lanzó a esta experiencia sudamericana. La única receta, como demostró siempre en Bilbao y se confirmó cuando levantó la Copa del Rey, es la de levantarse y mirar el siguiente reto: el Ciclón recibe a Barracas Central, colista de la Liga Argentina, obligados a cambiar el rumbo.