FÚTBOL

El presidente golpeado, el árbitro que ve un arma de fuego y la oportunidad que quiere aprovechar Milei

Fassi, máximo responsable de Talleres de Córdoba, ha denunciado que un árbitro le agredió el pasado sábado tras el duelo ante Boca.

Andrés Fassi, en un acto de su actual club. /Talleres de Córdoba
Andrés Fassi, en un acto de su actual club. Talleres de Córdoba
Sebastián Fest

Sebastián Fest

Buenos Aires.- Argentina, ese fútbol ganador, tricampeón del mundo y capaz de producir un Alfredo Di Stéfano, un Diego Maradona y un Lionel Messi, ofrece también escenas en las que el presidente de un club denuncia haber sido golpeado por un árbitro mientras este asegura que fue intimidado con un arma de fuego en el vestuario.

El escándalo que involucra a Andrés Fassi, presidente de Talleres de Córdoba, de la primera división, supera las fronteras de un partido e incluye a Claudio "Chiqui" Tapia, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), aunque tampoco es ajeno al pensamiento y los objetivos del propio presidente Javier Milei.

Nadie le negará al fútbol argentino su capacidad de ir más allá de lo insólito, alcanza con recordar la final de la Copa Libertadores entre River y Boca que en 2018 debió jugarse en Madrid. Pero lo que sucedió el sábado tras la eliminación de Talleres en los penaltis a manos de Boca en los octavos de final de la Copa Argentina aporta un capítulo no escrito hasta ahora.

"Con el manejo de los arbitrajes le das miedo a todo el mundo", dijo Fassi, de 62 años, durante una rueda de prensa el lunes, en un mensaje directo a Tapia, al que no pocos clubes acusan de manipular partidos en colaboración con árbitros.

En este caso, el presidente de Talleres, que busca poner un pie en el fútbol español comprando un club -ha venido negociando con el Espanyol-, denuncia a Andrés Merlos, un árbitro de 43 años que acumula polémicas importantes y que hace años, lejos del fútbol, era mecánico de aviones supersónicos en la Fuerza Aérea Argentina.

Esta vez, Merlos está en la mira porque ni él ni el juez de línea vieron que, en la jugada del gol de Boca, el balón había salido del campo de juego. "Fassi describió este lunes lo que era un secreto a voces en el fútbol argentino: la manipulación de los arbitrajes; el temor de los dirigentes a que, si critican a la AFA, sus equipos sean perjudicados con la designación de árbitros 'serviles'; la permanente alteración de campeonatos y descensos para proteger las alianzas que sostienen a Claudio Tapia en el poder; y la utilización de fondos que aseguran una AFA rica y clubes sometidos por su debilidad económica", sintetizó Gonzalo Abascal en Clarín.

"El telón de fondo es la resistencia de 'Chiqui' Tapia y otros directivos a la transformación de los clubes en sociedades anónimas, y a que ese cambio empuje una renovación en la AFA", añade. Que el presidente de un club denuncie que el árbitro de un partido le dio un puñetazo es la muestra más gráfica de la degradación del fútbol argentino. Que el árbitro asegure que fue intimidado con la disimulada exhibición de un arma de fuego, también.

Fassi es una "rara avis" entre los presidentes del fútbol argentino, porque maneja a Talleres con los criterios de una empresa privada, y ha mejorado notablemente la economía del club y sus resultados deportivos, tal como hizo en su momento con el Pachuca en México, al que llegó como profesor de educación física y del que terminó siendo vicepresidente y hombre clave para los negocios.

El escándalo se produce en un momento ideal para Milei, que en su afán de convertir Argentina en el país más liberal del mundo, incluye el modelo de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) para el fútbol.

"Me entusiasma que venga un presidente y hable de terminar con la corrupción", dijo recientemente Fassi, que respalda ese modelo de ingreso de capitales privados a un fútbol que hasta ahora no los admite. Su rostro golpeado es, inevitablemente, funcional a las ideas del presidente argentino, porque potencia la vergüenza que de tanto en tanto da el fútbol argentino y la necesidad de un cambio.

Tapia, fortalecido por los éxitos de la selección de Lionel Messi, no quiere saber nada con las SAD. Milei, que considera a Tapia un poder peronista en el fútbol, quiere aprovecharlas para dejarlo sin sustento político. La FIFA observa y escucha al expresidente Mauricio Macri, presidente de la Fundación FIFA y aliado de Milei, pero también le presta atención a Tapia. Y entretanto, los puñetazos y las armas en los vestuarios se imponen a los goles y el fútbol.