La dos caras del fútbol femenino español: éxito mediático y falta de consenso en los despachos
La Liga femenina tiene dos convenios en vilo: el de las jugadoras y el de colaboración con la RFEF.

El fútbol femenino español tiene sus propios deseos para el próximo 2024. Algunos desconocidos -o menos comentados públicamente-, y no por ello menos importantes, como la negociación de dos convenios que serán decisivos en el crecimiento de esta categoría: el que seguirá mejorando los derechos laborales de las futbolistas y el que definirá la nueva era de paz entre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Liga F. Vayamos por partes, porque hay bastante miga en uno y otro tema, con unas negociaciones que no están siendo sencillas y que marcarán el futuro más cercano en el funcionamiento y día a día de la máxima competición femenina en España.
Empecemos por el convenio colectivo de las jugadoras. Y aquí surge la primera duda: ¿no habían firmado un acuerdo tras la huelga de esta temporada? La respuesta es sí, pero a medias. Tras la protesta de las jugadoras en el inicio de curso, se ató el asunto económico (salario mínimo de las jugadoras), considerado como el más relevante de todos.
No obstante, quedaron pendientes otros muchos puntos de este nuevo convenio, que sustituirá al firmado en 2020. Entonces, al filo de la pandemia del COVID-19 que paralizó España se dio paso al primer documento que fijaba unos derechos mínimos para las futbolistas. Este acuerdo fue pionero en el mundo, marcando los pasos a seguir para contar con una base sólida de derechos y protección en aras de un mejor crecimiento. Además, marcó fue el primer escalón a subir para que se declarara profesional a esta competición.
Ya es oficial: ¡Vuelve la Liga F!
— Relevo (@relevo) September 13, 2023
🚨 La patronal y los sindicatos llegan a un acuerdo sobre el sueldo mínimo (21.000€) tras cinco reuniones en las últimos 10 días.
Termina la huelga y el viernes dará comienzo la competición.https://t.co/TQLinsPH8w
¿Dónde está ahora el problema? Desde el banco social, compuesto por los sindicatos AFE, FUTPRO, Futbolistas ON o UGT, reclaman acelerar los procesos para completar y firmar este nuevo convenio cuanto antes. Hay voluntad de cambio. De todos.
Sin embargo, las diferencias entre sindicatos y patronal y las exigencias económicas que están asumiendo los clubes en este crecimiento meteórico de esta categoría (subida de salario, mejoras en los campos, viajes...) dejan un escenario complicado. O, mejor dicho, presagian una negociación lenta. Un hecho que tampoco sorprende, pues estos acuerdos suelen dilatarse en el tiempo -el primer y único convenio del fútbol femenino tardó 17 meses- y dan paso a una auténtica batalla por encontrar un punto en común que normalmente dista de la propuesta inicial de cada una de las partes en la mesa negociadora.
En enero, nueva cita por el convenio colectivo
Con el asunto del salario ya resuelto, los focos se centran en temas como la indemnización de las jugadoras por incapacidad o finalización del contrato, la polémica lista de compensación para jugadoras menores de 23 años, la formación tras retirarse o el protocolo de maternidad y lactancia. Con una reunión pendiente para la segunda semana de enero, tras las vacaciones de Navidad, el convenio colectivo espera ver la luz pronto tras un encuentro poco fructífero a finales de este año.
El convenio colectivo de las jugadoras no es el único frente que afronta la Liga F en estos meses. La entidad presidida por Beatriz Álvarez tiene ante sí el reto de encontrar la estabilidad y, sobre todo, la tranquilidad, en su relación con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Si bien es cierto que la relación entre ambas entidades ha mejorado sustancialmente, con una aparente paz, queda establecer un acuerdo sólido que ayude a caminar con seguridad en estos primeros años de la competición como profesional. Hasta la salida de Luis Rubiales de la RFEF, el convenio de colaboración lucía como tarea imposible. Ambas entidades estaban distanciadas por un sinfín de conflictos, muchos de ellos en los tribunales, en los últimos años.
Malestar de la Liga F: no hay avances claros con la RFEF
Con las aguas más calmadas, y en su segundo año como profesional, el fútbol femenino espera que este periodo facilite la firma de este documento, existente en el masculino y decisivo para el funcionamiento de la Liga F. Los primeros acercamientos ya se han producido, con varios puntos a tratar con urgencia: el recibo arbitral de la discordia y el reparto de los ingresos comerciales. Aunque desde la entidad presidida por Beatriz Álvarez nos trasladan su malestar pues las reuniones se están dilatando sin avances claros. De nuevo nos encontramos con una sensación que se repite también en el convenio colectivo: hay voluntad de ambas partes, pero esta no es tan contundente como debería. Al menos, para conseguir asentar las bases de un acuerdo en el que se lleva meses trabajando.
Desde la Liga F sienten que no se está haciendo todo lo posible para firmar este documento y trasladan una preocupación creciente con respecto a este asunto. Se acerca un periodo de gran agitación, con las elecciones de la RFEF a la vuelta de la esquina, y son conscientes de que esto puede retrasar aún más la rúbrica de este convenio de colaboración. Dentro de este peligro, destacan que de su firma dependen muchos de los ingresos de la Liga F y de sus clubes. Y aquí hay un nexo irremediable con el convenio colectivo de las jugadoras que, en parte, dependerá también de que se resuelva el acuerdo RFEF-Liga F.

Entre los aspectos más importantes a cerrar entre ambas entidades está el tema arbitral. Este es un problema que se remonta al inicio de la pasada temporada, cuando se firmó un acuerdo con las colegiadas tras una huelga en la que reclamaron una subida de salario y mejores condiciones. Aquello marcó un pago de un recibo de 4.050 euros (1.066 euros por partido para la colegiada, 1.006 para la asistente y 250 para la cuarta árbitra). A pesar de esto, este ascendió a los 14.646 euros, siendo de 15.411 euros por encuentro para la presente campaña y con subida en las cantidades de las tarjetas amarillas y rojas.
Todo ello ratificado por el Consejo Superior de Deportes, como la obligatoriedad de la Liga F de pagar el 20% de sus ingresos comerciales a la RFEF, lo que merma el crecimiento económico de la competición en concreto. Mientras, desde la Liga F continúan cerrando un nuevo patrocinador principal tras su conflicto con Finetwork, que decidió romper de forma unilateral, y sin previo aviso, su acuerdo con la entidad presidida por Beatriz Álvarez.
También quedan sobre la mesa asuntos de gran importancia como el calendario de la competición. Asuntos que no han podido definirse antes de fin de año y que ahora miran a 2024 con el deseo de que se pise el acelerador para dos acuerdos que urgen en el fútbol femenino. El crecimiento mediático de esta categoría es mayúsculo y dejar pasar esta ola provocará un daño irreversible. Es el momento para dar también el gran salto desde los despachos.