El Clásico pierde fuelle entre un madridismo obsesionado con la Champions

"Ojos que no ven, corazón que no siente", dice el famoso refrán, al que bien podrían acogerse los madridistas en el Clásico femenino. Tras dieciocho golpes consecutivos, sin reacción de las blancas, a la afición del Real Madrid le resulta complicado mirar con comodidad al partido frente al Barça, su eterno rival histórico y al que se medirán este domingo (12:00h, DAZN) en Liga F en el que será el quinto enfrentamiento de esta temporada. Lo harán, además, en Montjuïc, abriendo el gran estadio del Barça por segunda vez, más la que jugaron en el Camp Nou.

A priori y salvo sorpresa de última hora, no se espera hinchas del conjunto madrileño en el Estadio Olímpico Lluís Companys, a excepción de algún aficionado puntual. Y las peñas madridistas en Cataluña confirman a Relevo que tampoco se ha organizado ningún visionado ni nada similar de cara a este partido. La hinchada blanca ya tiene su mirada puesta en el duelo en Londres. Incluso, se prepara un desplazamiento de la peña Pioneras Blancas, primera exclusiva del equipo femenino, para asistir al decisivo encuentro. En juego, el pase por primera vez en su historia a las semifinales de la Champions, ante el Arsenal y con ventaja, tras el 2-0 en Madrid.

Cabe destacar que la ilusión por el Clásico, que tanto se resiste para el Real Madrid femenino, se ha mermado durante los últimos encuentros. Sobre todo, tras dolorosos resultados en los últimos duelos, en la final de la Supercopa en Leganés (5-0) y la ida de las semifinales de la Copa de la Reina en el estadio Alfredo Di Stéfano (otro 0-5). A esto se suma la distancia en la clasificación de Liga F: el Barça es líder con siete puntos más tras el reciente pinchazo del Real Madrid ante el Dépor.

La vuelta copera dejó un ambiente descafeinado en el Johan Cruyff, en el que hasta la afición del Barça se tomó con 'desgana' el encuentro, por la falta de emoción que su resultado dejaba antes del inicio del partido. Este cruce, por cierto, terminó con 3-1, con gol de Bruun en los últimos minutos y un Barça que tiró de sus jóvenes para cerrar la eliminatoria y plantarse en la final.

Todo ello con la cautela desde el club catalán sobre una derrota que puede llegar en cualquier momento ante el Real Madrid. Pese a la aplastante superioridad de estos años. "Esto no será eterno. Preparaos, porque en un tiempo las cosas pueden cambiar", avisaba Pere Romeu, técnico del Barça, tras el último enfrentamiento en ambos en las semifinales de Copa de la Reina, con un abultado resultado global de 8-1.

Diez días después, llega el último Clásico de la temporada. Con la remota posibilidad de que pueda darse un Real Madrid - Barça en la final de la Champions: ambos ganaron el partido de la ida en cuartos de final y siguen vivos en la competición europea. Aun así, faltarían las semifinales, en las que las blancas se medirían al Lyon o al Bayern y las azulgranas al Chelsea o al Manchester City. De concluir este camino de forma exitosa se podrían ver las caras en una histórica final en Lisboa. Quién sabe.

Por lo pronto, el presente nos deja en el Barça - Real Madrid que se disputará nuevamente en Montjuïc. Como en la temporada pasada, con 38.707 hinchas en las gradas del estadio Olímpico. Las primeras previsiones apuntan al buen ambiente: desde el club catalán apuntan a que se superarán los 30.000 espectadores. Aunque se mira de reojo al tiempo, con pronóstico de lluvia. Del clima dependerán algunas de las actividades que la hinchada culé tiene sobre la mesa, como el recibimiento del autobús.

También se están preparando pancartas y, como detalle, no habrá grada fan establecida como ocurre en el estadio Johan Cruyff. En el habitual templo del Barça femenino hay un espacio determinado para la peña PB Totes Unides Fem Força, primera oficial y exclusiva del equipo azulgrana en esta categoría.

Hay que recordar que, el último Clásico, tanto en el Johan Cruyff como en el Di Stéfano, se redujo considerablemente la afición en las gradas. En territorio culé se ha pasado del casi lleno, consiguiendo un récord de espectadores en 2023, con 5.569 espectadores, a una entrada de 3.689 aficionados en el último enfrentamiento. Algo similar ha ocurrido en el templo blanco, que colgó el cartel de no hay entradas en noviembre del 2022 para un Clásico que dejó su mejor entrada en Valdebebas (5.126 espectadores). Esto contrasta con su última asistencia en el Clásico de Copa: 2.185 personas.

Evidentemente, las circunstancias pesan. Y la distancia que se ha marcado sobre el verde entre Barça y Real Madrid han ido rebajando la intensidad de estos partidos en la grada. Al menos, por el momento. A la espera de una mayor igualdad que hasta desean en el vestuario catalán. Atrás también quedan grandes citas como aquel encuentro de cuartos de final de la Champions en el Camp Nou, con el récord de espectadores a nivel mundial (91.553 personas) en el fútbol femenino —se superó poco después en el mismo escenario ante el Wolfsburgo—. Todo ello representa las necesidades de un Clásico que no solo tiene carencias en el terreno de juego, sino que necesita un cambio de chip en todos los sentidos. Y eso solo lo puede determinar la pelota...