Las claves de un vestuario 'de cafés', que va más allá del césped y unidas por una misma causa: "Fuera siempre nos vemos y lo de Kika nos ha afectado mucho"

Cuando las cosas fluyen, el rendimiento se refleja sobre el césped. El vestuario del Barça lo tiene claro: tienen que estar unidas para el tramo final de temporada. El conjunto de Pere Romeu se ha plantado en el mes de marzo con grandes aspiraciones y con hambre de ganarlo todo: son primeras en liga, tienen la eliminatoria de los cuartos de final ante el Wolfsburgo prácticamente encarrilada y con la final de la Copa del Rey en el horizonte. Este domingo, además, reciben de nuevo al Real Madrid, en un partido crucial para ampliar las distancias respecto al conjunto blanco. Desde el vestuario lo catalogan como "una final" y, a pesar de no haber perdido nunca contra el Real Madrid, saben que deben estar concentradas para seguir transformando los clásicos en victorias.

Sin embargo, una de las claves que va más allá de los resultados y de los logros, es la unión, la química y el compañerismo que reside en el vestuario de Pere Romeu. "Últimamente lo comentamos mucho. Incluso en nuestros días libres nos reunimos y tomamos algo porque parece que no nos cansamos de estar juntas", dice Jana Fernández, con una sonrisa tras recuperar la titularidad.

A medida que el Barça Femenino se encamina hacia un tramo crucial de la temporada, el vestuario afronta estos días con tranquilidad. Las azulgrana hicieron los deberes en Alemania y saben que ningún contratiempo va a romper la ambición de las jugadoras. Entre ellos, la lesión de Kika Nazareth. La futbolista portuguesa fue intervenida este miércoles en Barcelona de su rotura en el ligamento del tobillo izquierdo y el Barça confirmó que dice adiós a la temporada y a la Eurocopa, es decir, estará cuatro meses de baja. Una noticia trágica para el equipo, que tras conocer la gravedad de la lesión mostró cohesión y apoyo hacia la jugadora. "Somos muy buenas amigas y queremos estar ahí para ella. Es importante seguir en contacto y apoyarla, porque eso es lo que hacemos como equipo. Somos como una familia y queremos seguir ganando, incluyendo a quienes están lesionadas", comenta Aitana.

Y es que el sentido de pertenencia y unidad en el equipo se hace aún más evidente cuando las jugadoras hablan sobre cómo enfrentan estos contratiempos. Claudia Pina se siente, incluso, identificada con su compañera y sabe que es un golpe duro para la portuguesa. "Lo de Kika fue algo muy fortuito, hizo una mala frenada y se rompió el ligamento. Ahora lo importante es estar con ella. Las palabras de ánimo son lo de menos, lo esencial es acompañarla, distraerla y apoyarla. Yo he estado mucho tiempo fuera por una lesión de tobillo y me siento identificada con ella. Se perderá toda la temporada y una final de Champions en su casa, así que debe de ser muy duro para ella. Nosotras estaremos ahí para lo que necesite", dice Claudia.

No es fácil lidiar con una lesión. Y menos para una jugadora que se estaba adaptando a la perfección en los esquemas de Pere Romeu y al estilo de juego del Barça. La grave lesión de Kika Nazareth es un claro ejemplo de este apoyo incondicional. La jugadora está pasando por una recuperación complicada, y el equipo ha demostrado estar más unido que nunca para acompañarla en su proceso. "Es una atleta de élite y siempre quiere jugar, además es joven. Somos muy buenas amigas y queremos estar ahí para ella. Es importante seguir en contacto y apoyarla, porque eso es lo que hacemos como equipo. Somos como una familia y queremos seguir ganando, incluyendo a quienes están lesionadas", afirma Jana.

Además de la conexión entre las compañeras del Barça, el testimonio de Aitana también refleja este espíritu de competitividad que existe dentro del Barça. "Con Caro me llevo muy bien, tanto dentro como fuera del campo. Es una gran jugadora y llevamos años jugando juntas en la banda derecha, lo que ha fortalecido nuestra conexión", explica Aitana. La conexión entre jugadoras no solo se forja en los entrenamientos y los partidos, sino también en la convivencia diaria, creando una sinergia que se ve reflejada en el rendimiento en el campo.

Otra 'competencia directa' es la de Claudia Pina y Salma Paralluelo, tras el alta médica de la de Moncada y Reixach: "La rivalidad es muy sana. Somos jugadoras con perfiles totalmente diferentes y me llevo genial con Salma. Ambas damos nuestro máximo y al final no depende de nosotras quién juega. Lo importante es aportar y dar lo mejor para el equipo, además de exigirse al máximo en los entrenamientos para mejorar día a día", decía la atacante.

Además, la experiencia dentro del vestuario es otro factor que contribuye al desarrollo de cada jugadora. Como señala Aitana, el equipo no solo ofrece un entorno para competir al más alto nivel, sino también para crecer como persona y como atleta. "Creo que cada jugadora puede ser ella misma en este equipo, todas nos aceptamos. Pero también somos atletas de élite, entrenamos duro cada día y tratamos de sacar lo mejor de cada una", concluía la reciente ganadora del Balón de Oro.