GIRONA 7 - GRANADA 0

El abrazo de Dovbyk a Stuani que cierra el curso de un Girona de Netflix: "¿Creéis que hemos tocado techo? Yo tampoco"

El conjunto catalán se despide de la competición con la mayor goleada de su historia en LaLiga.

Abrazo entre Dovbyk y Stuani. /EFE
Abrazo entre Dovbyk y Stuani. EFE
Marc Mosull

Marc Mosull

El Girona ha despedido una temporada histórica, la mejor de sus casi 100 años de vida, en la cual el equipo que dirige Míchel ha convertido una ciudad "aburrida de collons" en un escaparate, en el lugar, convertido en templo futbolístico, donde se ha visto el mejor juego de toda España y gran parte de Europa. Y no ha pasado desapercibido para Netflix, que hoy ha anunciado que el 19 de julio estrenará un documental en colaboración con LaLiga en el cual el equipo gerundense es protagonista. De Girona al mundo, y a la Champions en un año de película. O de serie.

Lo más emocionante todavía está por llegar porque dentro de tres meses el balón estrellado de la Copa de Europa correrá por un césped del estadio de Montilivi que hoy también ha dicho adiós a sus gradas retráctiles, prohibidas en competiciones UEFA.

Ante el Girona ha capitulado el Barça de Xavi por dos veces, en la gran tarde de Portu en Montilivi y en el asalto a Monjuïc, una auténtica exhibición coral de los gerundenses. También el Atlético de Madrid del Cholo Simeone en una fría noche entre semana de enero en Cataluña que ya es uno de los capítulos más memorables de la historia gironina. De hecho, casi todos, menos el campeón, se han rendido a Míchel y sus pupilos que han alcanzado los 81 puntos: aparte de FC Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid ningún otro equipo lo ha logrado en la historia de LaLiga. Pero el legado y la huella que ha dejado el equipo en la provincia va mucho más allá de lo numérico.

Dovbyk supera a Sorloth

Ha caído también un Granada ya descendido en otro festival futbolístico gironí (7-0). El de anoche era un partido en el que únicamente estaba en juego el posible Pichichi de Artem Dovbyk, que en los dos primeros goles del Girona, obra de Eric García y Tsygankov, fue a buscar con prisa el balón para perder el mínimo tiempo posible. Cuando el colegiado señaló penalti sobre Portu, justo antes del descanso, el público de Montilivi comenzó a corear el nombre de un Dovbyk que se encargó de materializar la pena máxima para ponerse un gol por detrás de Sorloth.

En el 48', igualó al noruego, pero el árbitro anuló el tanto por fuera de juego. Y a falta de un cuarto de hora, lo consiguió: Dovbyk empató a 23 goles como máximo goleador de LaLiga tras una asistencia del sempiterno Stuani. Y en el último minuto de partido, otra vez de penalti, el ucraniano marcó su hat-trick y el tanto número 24 que lo convierte en Pichichi a la espera del partido del Villarreal, que juega mañana en el campo de Osasuna. Por cierto, la plantilla gerundense tiene comida de equipo a esa hora y verán juntos el encuentro del Submarino Amarillo, según ha explicado Míchel, con la ilusión de que Sorloth no moje.

El gesto de Dovbyk con Stuani

Lo primero que hizo Dovbyk tras el tanto, fue señalar y abrazarse a Stuani, que le dejó lanzar la pena máxima en un bonito gesto de los dos artilleros y que escenifica como el uruguayo, máximo goleador de la historia del club, le otorga el testigo del gol a Dovbyk, que ha conseguido el record de dianas en Primera de un futbolista gironí. Por cierto, el 7-0 representa otro hito gerundense porque es la victoria más abultada de la historia del Girona en Liga, superando el 6-0 a Las Palmas.

L'Empordà y la nostalgia de una temporada que se acaba

A pesar de los nulos alicientes en lo clasificatorio, hace días que el club agotó todo el papel, y es que nadie quería perderse el fenómeno Girona. Y para despedir el curso, que mejor que hacerlo con una fiesta, durante y después de los 90 minutos, y con 'L'Empordà' de Sopa de Cabra, un auténtico himno en tierras gironines, la canción interpretada por Gerard Quintana que suele poner el cierre a la mayoría de noches de la provincia, aquella que invita a un último baile y que está cargada de melancolía. Pues, ha sonado en directo sobre el césped de Montilivi para decir adiós a una temporada de ensueño que nadie quería ver acabar.

Se resignan los aficionados rojiblancos, con nostalgia de lo vivido, a que la temporada de sus vidas se acabe, y a más de uno se le escapó alguna lágrima de pena en el estadio. Y es que la sensación de estar viviendo historia embargaba a todos los presentes en Montilivi.

Girona, territorio Champions

Tras el recital de Sopa de Cabra, salieron los jugadores, uno a uno al césped al más puro estilo NBA, con las luces del estadio apagadas y espectáculo de fuego a su espalda. Los más coreados fueron Savinho, Dovbyk y, especialmente, Stuani y el entrenador Míchel Sánchez, que saltaron al verde al ritmo de 'Highway to Hell' de AC/DC, un temazo a la altura de la celebración.

Todos los jugadores lucían una camiseta conmemorativa con el lema 'Girona, territori Champions' que es una campaña del club que, en el marco de la clasificación para la Copa de Europa, quiere destacar y promocionar el alto nivel de excelencia que caracteriza a la provincia de Girona, más allá del fútbol, en términos de riqueza cultural, gastronómica y natural. Antes del

También la vestirán el próximo domingo en la rúa de celebración por las calles de Girona, el acto que cerrará una temporada para enmarcar, la mejor de toda la historia de un Girona que el año que viene escuchará el himno de la Champions League en Montilivi.

«Creéis que hemos tocado techo? Yo tampoco»

"Para mí son los mejores jugadores que puede tener un entrenador", se arrancó Míchel con los parlamentos antes de dar la declaración de la noche y la más celebrada en Montilivi: "¿Vosotros pensáis que este equipo ha tocado techo? Yo tampoco. ¡Europa, ya estamos aquí!".

También Stuani, con parte de su discurso en catalán, cogió el micro: "Girona late fuerte: ¡Vamos a la Champions! Lo que hemos vivido este año es increíble e histórico". También lo hizo Portu, otro de los líderes del equipo, que en un día de felicidad recordó lo duro que fue el último descenso del club. Y con una foto para inmortalizar el momento, fuegos artificiales y la vuelta de honor al estadio mientras retumbaba el himno, se terminó la temporada de sus vidas en Montilivi. Todavía queda la fiesta del domingo, en rojo en el calendario de todos los gironins.