Ale Albajara, el coetáneo de Gavi que 'encandiló' a Álvaro Benito: "Al Real Madrid le faltó paciencia... Me dijeron que iba a medir muy poco"
El mediapunta, flamante fichaje del Atlético Central de 3RFEF, pasó por ambas canteras y lo tiene claro: "Sigo pensando que puedo llegar".
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En diciembre de 2016, hace casi nueve años, Ale Albajara (El Puerto de Santa María, Cádiz, 2004) dejó su impronta en LaLiga Promises, uno de los torneos sub-12 más reputados del mundo. Lo hizo con la elástica del Real Madrid. Pese a no levantar el trofeo y caer en semifinales frente al Barça de Gavi ("nos enfrentamos muchas veces cuando él estaba en el Betis y yo en el Cádiz"), autor de dos goles y uno de los futbolistas más destacados de su hornada, su nombre copó titulares y no pasó inadvertido. En aquel entonces, vestía una equipación holgada, apenas superaba el 1.40 ("el Madrid estaba preocupado por mi altura") y lucía una media melena que contrasta con su degradado actual. "Tuve problemas en la rodilla por crecimiento durante dos años y eso me condicionó bastante", resume en una charla con Relevo.
Albajara, como todos le conocen, acaba de firmar por el Atlético Central de Tercera Federación y, pese a la montaña rusa que ha vivido, repleta de altibajos y con sólo 20 años, lo tiene claro: "Sigo pensando que puedo llegar". Todo empezó en el CD Los Frailes de El Puerto de Santa María, donde se inició en el mundo del fútbol y llamó la atención del Cádiz: "Empecé en el mismo club que Joaquín Sánchez [Los Frailes] y fui destacando poco a poco hasta que me firmó el Cádiz en benjamín de segundo año. Allí estuve tres temporadas a muy buen nivel". Precisamente su rendimiento en el equipo amarillo le permitió dar un salto mayor ("ya me estaba llamando la selección gaditana, la andaluza...") y aterrizó en Valdebebas en junio de 2016.
"Lo hice bien en el Cádiz y los grandes de España me empezaron a hacer un seguimiento. El Madrid me vio en un campeonato de España y decidieron firmarme", rememora. "La residencia es como un hotel de cinco estrellas, te trataban superbién... Se me hizo más ameno y fácil porque fui con dos compañeros que ya conocía por la selección andaluza", añade sobre su desembarco en La Fábrica. En las categorías inferiores blancas permaneció dos temporadas y, pese a su baja estatura, que contrastaba con la de sus rivales, protagonizó una de las mejores actuaciones individuales que se recuerdan en LaLiga Promises. "Yo siempre he dicho que al fútbol se juega por abajo, que lo importante es lo que hagas por abajo y, bueno, el físico hoy en día es muy importante, pero yo siempre he dicho que el talento con trabajo supera al físico", apunta.
"El Madrid me hizo la prueba de la muñeca y estimaron que mediría entre 1.60 y 1.62"
Precisamente su baja estatura se convirtió en la preocupación del club blanco y, también, en un 'lastre' para Albajara, que arrastró molestias en el tendón rotuliano de una de sus rodillas por crecederas: "Mi rodilla sufrió mucho durante dos temporadas por crecimiento. Yo me centraba en jugar, pero me costaban mucho los cambios de ritmo, la velocidad... El Madrid estaba muy preocupado por mi altura. Incluso me hicieron la prueba de la muñeca y me dijeron que iba a medir muy poco, poquísimo". En un primer momento, y después de realizarle la prueba de la muñeca, que consiste en realizar una radiografía de la muñeca izquierda que permite comparar la edad cronológica (edad de la persona que se somete a la prueba) y la edad ósea (edad de los huesos de esa persona), el cuadro merengue estimó que mediría "entre 1.60 y 1.62".
Cambio de directiva y regreso al Betis
Sin embargo, todo cambió para Albajara en su segundo año en Valdebabas, cuando pasó de explotar en una Promises en la que se codeó con nombres como Gavi, Sergio Esteban, Garnacho, Juan Larios o Sibacha a "jugar menos", todavía mermado por problemas de crecimiento en una de sus rodillas. "Tenía que jugar con una cinta en la rodilla porque me dolía", señala. El gaditano, mediapunta por naturaleza, se fijaba en Isco ("me encantaba y en el Madrid me pilló en una de sus mejores épocas")... hasta que un cambio en la directiva merengue redujo su participación y le relegó a un plano secundario: "Se fue la directiva que confió en mí y vino una nueva... En ese momento, además, estaba lesionado y no me vieron jugar mucho".
Después de dos temporadas con la casaca blanca, en 2018 volvió a su segunda casa, a las categorías inferiores del Betis, con el objetivo de volver a sentirse importante y recuperar sensaciones tras una etapa repleta de altibajos: "Me costó adaptarme cuando volví al Betis porque seguía arrastrando problemas en la rodilla, entonces ese primer año no fue sencillo. Además, me partí el codo... Pero los siguientes años fueron muy buenos, sobre todo a partir del segundo. Estuve muy contento allí los cinco años, porque es un club que trabaja muy bien la cantera y está creciendo muchísimo". En su último año en la cantera verdiblanca, ganó protagonismo, se erigió como uno de los líderes y conquistó el título de Liga en División de Honor Juvenil. "Al final yo sólo pienso en mejorar cada día y en hacerlo lo mejor posible", sintetiza mientras repasa su corta pero intensa trayectoria.
Después de una etapa de cinco años en el Betis, recaló en el Xerez, "un histórico", con ficha sub-23 en su primera experiencia lejos de "una gran cantera". Allí, aunque fue de más a menos y logró el ascenso a Segunda Federación, maduró y creció: "Empecé muy bien, con mucha ilusión. Al final, es un club histórico que tiene una gran afición, pero también es verdad que fue pasando la temporada y fui teniendo menos minutos... Fue un buen año porque ascendimos". Con el ascenso bajo el brazo, su periplo en el equipo gaditano llegó a su fin y, tras seis meses sin equipo, hace unas semanas se comprometió con el Atlético Central de Tercera Federación ("estoy muy contento aquí y con muchas ganas de aportar al equipo"), algo que compatibilizará con un "grado superior de deporte, porque después quiero hacer la carrera [ciencias de la actividad física y del deporte], aunque sigo pensando que puedo llegar".
Los consejos de Álvaro Benito
Aunque Álvaro Benito no llegó a entrenar a Albajara, sí se convirtió en uno de sus grandes apoyos en La Fábrica, cuando los problemas de crecimiento condicionaron su participación y le privaron de gozar de un protagonismo mayor. "No fue mi entrenador, pero sí tengo muy buena relación con él porque siempre que me veía [en Valdebebas] me daba muchos consejos, es una gran persona y sabe y entiende mucho de fútbol", apostilla. Al igual que el comentarista de Movistar Plus+ y cantante de Pignoise, el mirlo blanco también sufrió problemas en la rodilla. "Siempre que me veía por la ciudad deportiva me cogía y hablaba conmigo, me daba muchísimos consejos...", insiste. Pese a su adiós a las categorías inferiores del club blanco, que se remonta a verano de 2018, ha logrado conservar su relación con el ahora contertulio.
"Me dijo [haciendo alusión a los consejos que Álvaro Benito le dio] que me cuidara mucho, que lo mío no era preocupante porque era un tema de crecimiento, que ya se me quitaría y que estuviera tranquilo", añade. Además de mencionar a la voz de Pignoise, todavía inmerso en una gira que culminará precisamente en Madrid en las próximas semanas, Albajara se acuerda de manera especial de Juanjo Vallina: "Fue mi segundo entrenador en mi primer año y sigo manteniendo contacto con él... Me ayudó muchísimo y me sigue ayudando. Sabe mucho de fútbol y miró mucho por mí".
Pese a lo 'pesimista' y poco alentador de los primeros diagnósticos, Albajara coquetea con el 1.75 ("sí, mido más de lo que me dijeron, estaré por el 1.73 ó 1.74, gracias a Dios pegué el estirón") mientras es feliz disfrutando del fútbol, su "pasión" desde pequeño, en un equipo de Tercera Federación con el que aspira a repetir la hazaña que consiguió hace sólo unos meses con la elástica del Xerez: el ascenso. En caso de no llegar, es consciente de la importancia de estudiar, formarse y tener un plan B: "Sigo haciendo cosas, pero mantengo la misma ilusión de llegar arriba porque confío mucho en mí, en hacerlo lo mejor que sé".