El crecimiento imparable de Álex Baena: ya es uno de los mejores generadores de La Liga
El joven centrocampista está siendo una de las revelaciones de LaLiga y ya manda en el Villarreal.

El césped de Villarreal suele ser terreno propicio para que los talentos que disfrutan con la pelota pegada al pie vuelen un poco más alto que en otros escenarios, como si ese verde tuviese algo especial que facilitase el patinaje del jugador. El último en llevarse las miradas de propios y ajenos es Álex Baena (2001), quien ya se doctoró el pasado curso en Segunda con el Girona de Michel. Unai Emery tuvo clara su vuelta, y con Setién se ha confirmado su peso en un equipo repleto de jugones.
Baena es ese nuevo perfil de centrocampista español que contiene dos mundos en sus botas. Amasa lo mejor de una tradición de centrocampistas con facilidad para perfilarse en espacios reducidos, de alejar el cuero de quien se lo quiere quitar y de encontrar espacios donde parece que no los hay, pero añade todo aquello que muchos no asocian al centrocampista nacional: un colmillo afilado y una determinación a prueba de bomba. El jugador del Villarreal, como los Sancet o Gabri Veiga, es un jugador que convive de forma cómoda en tres cuartos de campo, siendo un apoyo para la circulación, pero sin renunciar a su naturaleza agresiva.
De entre todos los jugadores en su posición en LaLiga (900 minutos mínimo), Baena es el que produce más asistencias y goles esperados por cada 90 minutos (0,38). De las 5 grandes ligas y si miramos todos los sub-23 de su perfil, solo Baumgartner y Ouattara le superan. Situamos a Baena en la élite en términos de generación de ocasiones siendo este su primer curso en el máximo nivel, como si el salto de segunda a primera fuese como subir un escalón más, sin fatiga ni nervios.

Si hay algo que destaca en Baena es su facilidad para producirse recepciones en zonas de las que muchos huyen por puro talento y lectura del juego. Escurridizo y eléctrico, con dominio de ambas piernas, es capaz de recibir dentro, abierto o abajo con ritmo, sin que se le noten flaquezas.


Lo relevante en su juego es qué produce una vez recibe. Jugando por delante de un cerebro como Dani Parejo y siendo el otro interior (Capoue) otro tipo de perfil, lo que se le exige al andaluz es ese filo de agresividad necesario para dotar al Villarreal de colmillo, algo que con las lesiones de Gerard Moreno, se necesita. Solo Moreno (2.5), dispara más veces que Baena (2,3) en el equipo de Setién, algo bastante ejemplificativo del potencial del joven jugador en ese aspecto. Su disparo de media y larga distancia es de los mejores de la competición, dominando distintots tipos de golpeo, transformando al jugador en un futbolista más peligroso.

Es un jugador de doble amenaza: pase o tiro. Flotarlo no es una opción, pues puede armar el golpeo desde distintos ángulos, y si el rival le sobremarca, tiene facilidad para poder dar el pase decisivo. Jugando en un equipo con regateadores (Chukwueze), corredores al espacio (Pino o Morales) y enormes jugadores a la hora de combinar y abrir espacios (Moreno y Parejo), Baena disfruta de un ecosistema que potencia sus virtudes y le permite crecer en la dirección que desea, enfocando su aprendizaje.


El futuro de Baena, tras su renovación hasta 2028, se presenta emocionante para el que se sienta todos los fines de semana a verle jugar. Su evolución estará marcada por dos frentes principalmente: el primero será su capacidad para elevar año tras año sus cifras, para sumar más zonas de remate desde segunda línea y no "solo" generándoselos en situaciones más complejas. Añadir más caminos hacia el gol mientras mantiene su disparo.
El segundo lo definirá su crecimiento en esos aspectos que ahora lo limitan. Baena es todavía un jugador poco ganador en situaciones defensivas, muy tendiente a la falta, siendo el tercer jugador de LaLiga que más infracciones comete (3,2). Su exceso de ímpetu no compensan una falta de lectura en situaciones defensivas, siendo a veces un blanco fácil cuando su equipo pierde el control y queda expuesto. Nada que no se pueda corregir o que le condene a un nivel que, por talento, no merece.