Que alguien nos explique por qué en el derbi no tendremos audios (a no ser que los filtren)
Los audios del VAR llegaron a nuestras vidas como cuando nuestros padres nos castigaban sin salir en verano y de repente nos dejaban ir un día a la piscina. Aquella tarde era maravillosa y servía para que estuviéramos unos días sin quejarnos lo más mínimo. Los árbitros se creyeron que publicar lo que decide el colegiado en la pantalla iba a ser suficiente para que nadie se quejara de sus actuaciones. Lo cierto es que los audios no sirven para prácticamente nada. A los hechos me remito: salvo acciones muy contadas como el famosísimo y mediático Real Madrid-Almería, las jugadas han pasado por las redes sociales sin pena ni gloria, sin que a nadie le interesen.
Es tan sencillo como tirar de lógica. Si el VAR llama al árbitro a la pantalla es para enseñarle una jugada clara y manifiesta, una de esas que, en la mayoría de casos, pone a todo el mundo de acuerdo. Que sí, que algo de curiosidad nos da escuchar a Martínez Munuera, a Gil Manzano, los motes cariñosos como "Gorki", los extraños palabros "high behind" o "loop"... A nadie le amarga un dulce. Más interesante sería si el colegiado que está en el campo se decidiera a explicarnos cómo es posible que no haya visto la jugada en directo o qué es lo que había interpretado.
¿Pero acaso resuelve algo? Lo siento, pero no. Relevo ya informó que los árbitros no estaban especialmente satisfechos con la difusión de los audios del VAR porque perdían intimidad. Ya no los pueden quitar, pero si lo hicieran tampoco pasaría nada. Hay que explicar, antes de todo, que solo se publican los audios cuando el colegiado ve la jugada en la pantalla y toma una decisión. No cuando desde el VAR le hablan de fuera de juego posicional o cuando lo que todos ven como un penalti clarísimo se resuelve sin pantalla y con la incertidumbre de por qué diantres no se ha utilizado el monitor.
Ahora que estamos en pleno derbi, seamos más precisos. Lo que los espectadores queremos saber es por qué Prieto Iglesias desde el VAR ha considerado que Saúl interfería en Lunin en el gol anulado a Savic. Y no por estar de acuerdo o no estarlo, sino porque realmente ahí está la interpretación de los colegiados que nos puede ayudar a entenderlos y nos aleja de esa nefasta vorágine en la que todos estamos inmersos y que ya explicó José Mourinho con maestría hace años: la de criticar el acierto del árbitro.
También nos interesa saber por qué Sánchez Martínez en el campo y Prieto Iglesias en el VAR creen que no hay penalti de Saúl sobre Lucas Vázquez. O de Savic sobre Bellingham. Porque todos entendemos, aunque los árbitros nos quieran hacer ver que es algo extraordinario, que si De Paul le hubiera metido un puñetazo en el estómago a Mendy o Camavinga le hubiera roto la camiseta de un agarrón a Griezmann, no hay excusa más allá de que el árbitro, como humano que es, no lo ha visto.
Por no hablar de la mano clarísima de Keita Balde en el Espanyol-Levante, que han condenado los visitantes, que no han visto los árbitros y que si hubiera pasado en el derbi abriría telediarios generalistas, el noticiero de la BBC, el primer panel de la Ruleta de la Suerte y lo cantaría Chiara en Operación Triunfo. ¿Por qué no lo pitaron? Eso es lo que queremos saber, no escuchar una conversación insustancial de por qué sí señalan algo que cualquiera señalaría, sin necesidad de titulación alguna.
Por eso queremos entender lo que no es evidente. Debatir. Estar de acuerdo o no. A favor o en contra. Ir a un bar, pedir una cerveza, reproducir el vídeo con unos amigos y que cada uno crea una cosa y busque entender lo que dice el árbitro. Eso sí facilita al aficionado entender el reglamento, las polémicas y democratiza el fútbol.
Gerard Romero ha publicado a lo largo de la semana audios de jugadas precisamente así, en las que todos dudamos. La filtración ya ha sido denunciada a la Guardia Civil, aunque por la parte de Jijantes es periodísticamente elogiable. Y nos ha servido también para descubrir que lo que está en la calle es aquella falta del Celta sobre Gazzaniga, entre otras muchas. Los árbitros nos dejaron un caramelo, pero el manjar lo siguen guardando en casa.